Redacción Farmacosalud.com
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha creado el documento RESCAL (Recomendaciones de Seguridad y Calidad en Alergología), cuyo objetivo principal es proporcionar una serie de consejos que permitan desarrollar la práctica clínica alergológica en un contexto de calidad y seguridad. Según la doctora Mar Reaño, co-autora del manual y presidenta del Comité de Calidad y Seguridad Asistencial de SEAIC, el nuevo documento viene a cubrir un vacío logístico en el ámbito alergológico y, en paralelo, trata de responder al incremento galopante de personas alérgicas que se está registrando en España: “Por un lado, es un documento pionero en nuestra especialidad y es probable que también en otras. Novedoso no sólo en nuestro país sino también en países de nuestro entorno europeo. Por otro lado, es un hecho indiscutible que las enfermedades alérgicas están experimentando un aumento importante de prevalencia a nivel mundial. Entre el 25% y el 30% de la población sufre algún tipo de enfermedad alérgica. Además, esta cifra aumenta aproximadamente un 2% cada año”.
“Además, la patología alérgica no sólo está creciendo en número sino también en complejidad, lo que nos ha llevado, entre otras razones, a elaborar el documento RESCAL, ya que dicha complejidad lleva aparejado un aumento de actividades tanto diagnósticas como terapéuticas de alto riesgo para las cuales debemos contar con unos mínimos de seguridad y calidad”, subraya Reaño en declaraciones a www.farmacosalud.com. RESCAL es una herramienta de trabajo muy útil para todos los alergólogos españoles y, además, puede ser un instrumento muy eficaz de interlocución con las gerencias de los hospitales, compañías aseguradoras, etc., a la hora de establecer y organizar la actividad alergológica de los centros. Tanto es así, que varios organismos europeos de este ámbito médico ya “han mostrado gran interés” por el nuevo manual, revela la doctora.
El nuevo documento, con estratificación de riesgos
RESCAL contempla, en general, el amplio abanico de las afecciones alérgicas, cuya prevalencia está aumentando y, dado el aspecto evolutivo de las mismas, los expertos se están encontrando con un creciente incremento de patologías como el asma bronquial o la alergia a alimentos, desde el nacimiento y hasta la edad adulta. El nuevo manual establece niveles de estratificación de riesgos de los distintos procedimientos alergológicos y detalla los requerimientos tanto de personal, como estructurales y de tiempos necesarios para que dichos procedimientos se realicen con determinadas garantías. Así, RESCAL establece 3 niveles de complejidad: A, baja complejidad; B, mayor complejidad, y C alta complejidad. Los niveles B y C se refieren a la actividad que debería realizarse en el Hospital de Día de Alergia.
A modo de ejemplo, la alergóloga destaca el estudio de Alergia a alimentos: “Consideraríamos nivel B a una provocación con alimentos y aditivos, que sería de nivel C si se trata de pacientes con riesgo extremo (anafilaxia) o comorbilidades. Sucede lo mismo con los procedimientos de ITO (inmunoterapia oral con alimentos)”.
El concepto de ’Hospital de Día de Alergia’, concretado
RESCAL, además, define el concepto de ’Hospital de Día de Alergia’. La definición utilizada es la correspondiente al Real Decreto 1277/2003: ‘Unidad asistencial donde, bajo la supervisión o indicación de un médico especialista, se lleva a cabo el tratamiento o los cuidados de enfermos que deben ser sometidos a métodos diagnósticos o terapéuticos que requieran durante unas horas atención continuada médica o de enfermería, pero no el internamiento en el hospital’. Ante la falta de documentos respecto a los Hospitales de Día de Alergia (HDdA), el documento RESCAL se ha basado en la definición anterior. Su objetivo es servir de apoyo a los servicios y unidades de alergología para dotarlos de acuerdo con estas recomendaciones ajustadas al riesgo de cada procedimiento. Todos aquellos aspectos que revistieron controversia respecto a recursos físicos, humanos y estimación de duración de los procedimientos se han sometido a consenso mediante metodología Delphi.
“El documento RESCAL define el término HOSPITAL DE DÍA DE ALERGIA (HDdA) como el lugar donde se recomienda realizar la asistencia alergológica con finalidad diagnóstica o terapéutica con una duración estimada igual o superior a 2 horas, o de riesgo, que no pueda realizarse en una sala de pruebas o consulta externa al uso, pero que no justifica el ingreso en el hospital”, detalla Reaño. Muchos de los estudios que se realizan en el contexto de la especialidad de alergología cumplen con los criterios definidos para su realización en lo que se ha convenido denominar como HDdA:
1. Duración prolongada (más de 2 horas), por lo que el paciente debe disponer de unas instalaciones que le permitan permanecer bajo vigilancia durante ese tiempo sin precisar a su vez hospitalización.
2. Riesgo teórico de desarrollar una reacción adversa potencialmente fatal que debe ser vigilada y reconocida rápidamente, lo que implica una observación activa y, en caso necesario, una actitud terapéutica rápida que resuelva la reacción.
La diferencia que establece el documento en cuanto a los niveles B y C del Hospital de Día de Alergia viene dada por la proximidad a la UCI/REA/Urgencias y por la posibilidad de llegar a realizar aquellos procedimientos de riesgo extremo en la propia UCI/REA/Urgencias. El Hospital de Día de Alergia para atender patología de nivel B puede ser extrahospitalario siempre que cumpla el criterio de acceso a la UCI en menos de 15 minutos; para el nivel C será siempre hospitalario.
En cuanto al estado actual de la implementación de Hospitales de Día de Alergia en la sanidad española, la doctora Reaño remite a los datos más recientes de que se dispone, los reflejados en el estudio epidemiológico ‘Alergológica’: “Un 56% de los centros participantes disponen de HDdA, en los que atendieron una mediana de 424 pacientes, si bien la dispersión de los datos es muy amplia. Respecto a la relación con las unidades de críticos (lo que, según la clasificación definida en el documento RESCAL, es criterio para clasificar los procedimientos como apropiados en un nivel B o C), el 39% de los centros realizan procedimientos en la propia UCI del centro, mientras que en el 42% de los casos se realizan en salas próximas a la UCI”.
Amplio abanico de manifestaciones clínicas
Las enfermedades alérgicas presentan un amplio abanico de manifestaciones clínicas que van desde formas leves (como la rinitis o la rinoconjuntivitis) hasta reacciones graves que pueden comprometer la vida de los pacientes (anafilaxia). Cada una de ellas tiene unos procedimientos terapéuticos específicos y diferentes herramientas diagnósticas que entrañan un riesgo variable en función del tipo de reacción, la edad, las comorbilidades del paciente, los profesionales sanitarios que intervienen en dichos procesos, la infraestructura sanitaria donde se desarrolla la actividad y el procedimiento alergológico per se.
“Debemos entender que los recursos humanos, de tiempo, y técnicos que se requieren para el desempeño de la práctica alergológica en condiciones adecuadas de seguridad y calidad varían de unos procedimientos a otros”, explica la doctora Reaño mediante un comunicado de SEAIC.
“Hay muy pocos alergólogos en nuestro país en relación al número de pacientes”
El innovador documento identifica y clasifica las patologías alérgicas, así como los procedimientos incluidos en la cartera de servicios de la especialidad de Alergología. ¿Cómo se conjuga la identificación de dichos servicios con el incremento del número de personas alérgicas y las desigualdades -sostiene SEAIC- en la distribución de alergólogos en España, desequilibrio que dificulta la atención sanitaria en algunas comunidades autónomas? Para dar respuesta a la pregunta, la experta hace hincapié, de entrada, en “el concepto de la marcha atópica. Se refiere a la manifestación de las distintas patologías alérgicas a lo largo de la vida. Comienza con la afectación cutánea en forma de dermatitis atópica casi al nacimiento y desde ahí se van añadiendo el resto de patologías como son: alergia a alimentos, alergia respiratoria (rinoconjuntivitis y/o asma bronquial), etcétera”.
“La alergia no es, por tanto, una patología órgano-específica, sino que afecta a distintos órganos y sistemas de forma simultánea -prosigue Reaño-. No parece lógico entonces fraccionar la patología alérgica según la afectación de órganos aislados y derivar al paciente a distintos especialistas (oftalmólogos, ‘otorrinos’, dermatólogos, neumólogos…), que obviamente harán únicamente una valoración parcial. Esto supone un enorme consumo de recursos, puesto que la mayoría de las veces cuando el paciente es visto por primera vez por un alergólogo, ese paciente ya ha sufrido un periplo previo, a veces durante años, por distintos especialistas, sin que se haya abordado la enfermedad de forma conjunta. A veces la explicación que se esgrime es que en Alergia hay listas de espera y no se puede atender pronto a los afectados. Pero si relacionamos la prevalencia de la enfermedad con el número de especialistas encontramos la verdadera razón: hay muy pocos alergólogos en nuestro país en relación al número de pacientes”.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde 1980 un alergólogo por cada 50.000 habitantes. España, con más de 46 millones de habitantes, necesitaría como mínimo 920 especialistas para garantizar una correcta atención, pero en la actualidad “cuenta con menos de 800 alergólogos. Esta situación es similar en toda España y provoca largas listas de espera. Por ejemplo, la Comunidad Autónoma de Baleares lleva 15 años sin alergólogos en su sistema sanitario público. Parece pues, obvia la necesidad de contratar un mayor número de alergólogos y crear nuevos servicios para poder atender a estos pacientes y a los que vendrán en un futuro próximo”, argumenta la presidenta del Comité de Calidad y Seguridad Asistencial de SEAIC.
En Baleares tendrán un alergólogo, pero sólo con funciones consultivas
“El estudio Mapa Alergológico, realizado por la SEAIC en 2014, puso de manifiesto el déficit de alergólogos en la mayor parte de las comunidades autónomas para cubrir adecuadamente las necesidades asistenciales de acuerdo con las recomendaciones de la OMS de un alergólogo por cada 50.000 habitantes”, recalca el doctor Pedro Ojeda, coordinador de dicho estudio. En el caso concreto de las Islas Baleares, y después de varios años de reclamaciones, recientemente el Parlamento balear aprobó la creación de un Servicio de Alergia en el sistema sanitario público -pero que, según SEAIC, hasta la fecha es inexistente-, con una dotación presupuestaria de 500.000 euros anuales. “Lamentablemente, las noticias más recientes apuntan a que sólo se contratará un alergólogo con funciones únicamente consultivas para otros especialistas no alergólogos, que seguirían atendiendo a los pacientes alérgicos de esta comunidad autónoma. Esta situación les sigue dejando claramente desfavorecidos con respecto al resto de personas alérgicas españolas”, señala Ojeda.
Tal y como aseguran los expertos, el elevado número de pacientes y el déficit de especialistas también llevan implícito el hecho de que no todos los alérgicos podrán ser atendidos de forma habitual por alergólogos, sino que serán médicos de Atención Primaria, neumólogos, pediatras y otros especialistas los que deberán realizar una gran parte de esta atención. “El alergólogo es el único especialista reconocido por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con formación total en el diagnóstico y tratamiento de la patología alérgica. La atención por parte de facultativos no especialistas como mínimo incrementa los costes de la consulta sanitaria y podría disminuir la calidad de la asistencia”, insiste el doctor Joaquín Sastre, presidente de SEAIC.
Se acerca la primavera: un análisis de sangre permite vacunas más eficaces
En otro orden de cosas, cabe destacar que el diagnóstico por componentes a través de un análisis de sangre permite elegir la composición de vacunas más eficaces para los niños con alergia al polen, a diferencia de las habituales pruebas cutáneas que, en ocasiones, dan lugar a falsos positivos. Así lo concluye un estudio reciente realizado por pediatras alergólogos españoles de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) publicado en la revista ‘Pediatric Allergy Immunology’. Los autores han comprobado que, mediante una muestra sanguínea, se pueden determinar los componentes exactos a los que el menor muestra respuesta alérgica, lo que redunda en la indicación de un tipo de vacuna que contenga un solo polen, o por el contrario otra que contenga una combinación de dos pólenes, o incluso que no esté indicada la vacunación.
Ante la llegada de la primavera, SEICAP recuerda que el único tratamiento curativo dirigido frente a la alergia al polen es la inmunoterapia específica con alérgenos, que son administrados por vía subcutánea o sublingual. “Sin embargo, en la mayoría de los casos la composición de esas vacunas se determina a partir de pruebas en el antebrazo (prick) que, a menudo, dan falsos positivos, en los que el niño muestra pápula frente a un polen determinado pero no está realmente sensibilizado a ése en concreto. Con el diagnóstico molecular conseguimos que la inmunoterapia sea específica e individualizada y tenga sentido”, asevera el doctor Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la SEICAP. Hay que tener en cuenta que no hay que ver un grano de polen como una entidad única, sino como un continente de diferentes proteínas alergénicas. Por otro lado, “aunque los pacientes muestren síntomas similares, cada uno puede tener un perfil de sensibilización distinto”, señala.