Dr. Jiménez Ruiz / Redacción Farmacosalud.com
Más allá de la ley que prohíbe fumar en espacios públicos cerrados, probablemente el avance más reseñable logrado en los últimos años en España en el ámbito de la lucha contra el hábito tabáquico sea el cambio que se ha constatado en cuanto a la sensibilización sobre el problema sanitario que el tabaquismo representa. “Hoy en día existe un reconocimiento unánime por parte de la población general española de que el tabaquismo activo y el pasivo son dos importantes causas de mortalidad”, lo que ha llevado al convencimiento de que son unos hábitos que “deben ser controlados”, afirma el doctor Carlos A. Jiménez-Ruiz, neumólogo, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y jefe de la Unidad Especializada en Tabaquismo de la Comunidad de Madrid.
Los avances en concienciación social se han producido en paralelo al fomento, por parte de la industria, de los cigarrillos electrónicos (con los que se ‘vapea’, no se fuma) y los novedosos dispositivos IQOS (calentar el tabaco pero sin quemarlo). “Los IQOS son unos dispositivos que no sirven para ayudar a dejar de fumar por cuanto que con ellos se consume tabaco y la cantidad de nicotina que se inhala es similar a la que se inhala con los cigarrillos normales. Con respecto a los cigarrillos electrónicos, todavía no tenemos datos científicos lo suficientemente robustos como para afirmar que son dispositivos eficaces para ayudar a dejar de fumar. Necesitamos tener resultados de estudios más potentes y con mejor metodología científica”, señala Jiménez-Ruiz.
Potenciación de los estudios genéticos
Uno de los novedosos recursos científicos que pueden contribuir a la lucha contra el tabaquismo es la genética. De hecho, una inversión de 439 euros en un estudio genético para dejar de fumar puede suponer olvidarse del tabaco para siempre porque este tipo de examen, aparte de tener que realizarse una sola vez en la vida, permite afinar en la efectividad de los tratamientos[1]. En otras palabras, son unos análisis pensados para saber qué tipo de tratamiento para dejar de fumar sería más eficaz para cada individuo en concreto. A juicio del presidente electo de SEPAR, está claro que deberían potenciarse este tipo de estudios: “Cada día se sabe más sobre este aspecto. El mejor conocimiento genético nos puede ayudar a elegir el tratamiento más correcto para un determinado fumador, o incluso, la dosis más adecuada de terapia sustitutiva con nicotina que debe recibir. El avance en la genética relacionada con el tabaquismo nos ayudará a tomar las decisiones más correctas. Haremos un tratamiento del tabaquismo más preciso, más personalizado”.
La financiación de los tratamientos
Lo que para el doctor Jiménez-Ruiz sería un gran paso adelante a la hora de mejorar los tratamientos contra el tabaquismo sería el hecho de que la Seguridad Social financiara estas terapias. “Tenemos un sistema sanitario público que es universal y que pretende ser sostenible. Para ello es fundamental que se financien los tratamientos que han demostrado ser eficaces y seguros, y que además tengan una buena relación coste/beneficio. Pues bien, el tabaquismo es una enfermedad crónica que afecta al 24% de la población general española y que causa 60.000 muertes al año en nuestro país. Los tratamientos del tabaquismo son eficaces, seguros y con excelente relación coste/beneficio”, comenta.
“Incluso -añade el facultativo en alusión a las terapias para dejar el tabaco- tienen mejor relación coste/beneficio que los tratamientos de otras enfermedades crónicas como la hipercolesterolemia o la hipertensión arterial. Estas enfermedades crónicas afectan a un menor número de personas que el tabaquismo y causan menos mortalidad que el tabaquismo. Sin embargo, fíjense en la enorme incongruencia del sistema sanitario público español… ¡se financian los tratamientos de esas enfermedades crónicas y no se financian los tratamientos del tabaquismo! ¿Qué les parece?”
La relación entre ínsula cerebral y tabaco, en estudio
La Terapia Sustitutiva con Nicotina (TSN) consiste en sustituir la nicotina del cigarrillo por la que aportan chicles, parches, pastillas e inhaladores nasales con el objetivo de minimizar el síndrome de abstinencia y reducir paulatinamente la dosis hasta el final del proceso de deshabituación. Por otro lado, están los medicamentos no nicotínicos: bupropión y vareniclina. Según Jiménez-Ruiz, existen formas de mejorar la eficacia de estas terapias, ya sea mediante la individualización del tratamiento, mediante la combinación de diversos fármacos en un mismo fumador, o bien a través de “la prolongación del tratamiento en aquellos casos en que sea necesario”, e incluso con “la utilización de dosis más altas de las habituales para cada uno de los tratamientos”.
Por otro lado, se están llevando a cabo ensayos clínicos que, si bien se encuentran todavía en fases tempranas de investigación, hacen prever que “terminarán por descubrir nuevas formas de tratamiento del tabaquismo que serán más eficaces”, refiere el especialista. Los últimos estudios están revelando el importante papel que la ínsula cerebral juega en el consumo de tabaco, por lo que la posible llegada de fármacos o dispositivos que actúen sobre ella podrían ayudar al abandono del hábito de fumar.
Mejorar la terapia grupal y la formación de los profesionales
Probablemente, las estrategias grupales y conductuales -popularmente conocidas como terapias de grupo- para ayudar a dejar el tabaco sean las técnicas terapéuticas del tabaquismo que menos han avanzado. Sin ir más lejos, aún se siguen utilizando técnicas de hace más de medio siglo que, “aunque son eficaces, todavía no han logrado incrementar sus niveles de eficacia”, de manera que “este es un aspecto sobre el que es muy necesario investigar y tratar de mejorar”, admite el doctor.
Hay un factor que, desde un punto de vista puramente introspectivo de la clase médica, contribuiría a dotar de más garantías a los procedimientos para abandonar el consumo de cigarrillos: la mejora de la formación de los profesionales de la salud. En opinión del doctor Jiménez-Ruiz, “todos los profesionales sanitarios deberían ser informados y formados en todos los aspectos relacionados con el diagnóstico y el tratamiento del tabaquismo. Esta es una de las asignaturas pendientes de la formación tanto de pregrado como de postgrado de los profesionales sanitaros españoles. Con más y mejor formación en diagnóstico y tratamiento del tabaquismo se reducirían drásticamente las altas tasas de tabaquismo existentes en el momento actual en la población general española”.
Tres requisitos necesarios para dejar de fumar
Por lo tanto, parece evidente que el fumador no debe cargar en solitario con todo el peso de la deshabituación. Y es que existe la creencia generalizada de que la firme voluntad de dejar de fumar es la mejor ‘herramienta’ terapéutica que existe para conseguirlo, algo con lo que el neumólogo no está en absoluto de acuerdo, dado que la fuerza de voluntad por sí sola "no sirve para dejar de fumar”. Para abandonar el hábito tabáquico, según indica Jiménez-Ruiz, son necesarias tres cosas:
a) tener la firme determinación de realizar un serio intento de abandono del tabaco
b) recibir el apoyo psicológico adecuado para combatir la dependencia psíquica que el cigarrillo produce
c) recibir el tratamiento farmacológico adecuado para combatir la dependencia física que la nicotina produce.
En cuanto a las sesiones de hipnosis, biorresonancia (frecuencias electromagnéticas) y terapias alternativas, Jiménez-Ruiz argumenta que, “hasta el momento actual, los datos científicos de los que disponemos demuestran que estas técnicas no son eficaces para ayudar a dejar de fumar”.
Referencias
1. www.farmacosalud.com. “Un estudio genético para dejar de fumar cuesta 439 euros… ¿Y qué ahorro supone?”. Noticia con declaraciones del Dr. Sabater-Tobella. Abril de 2016. http://farmacosalud.com/un-estudio-genetico-para-dejar-de-fumar-cuesta-439-euros-y-que-ahorro-supone/