Redacción Farmacosalud.com
“Los probióticos no sólo son eficaces durante el embarazo, sino que son fundamentales en la lactancia. Yo les suelo decir a las madres primerizas que como ya han adquirido este hábito tan saludable (toma de probióticos), que lo incorporen de por vida y así llegarán a la vejez con una microbiota excelente”, asevera Mari Lourdes de Torres Aured, presidenta del Comité Organizador del ‘IX Workshop Probióticos, Prebióticos y Salud: Evidencia Científica’ de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP), enfermera y responsable de la Unidad Funcional de Dietética y Nutrición en el Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
A pesar de los beneficios que para la salud de la población general aportan estos complementos nutricionales, y refiriéndose al caso concreto de los probióticos, De Torres Aured enfatiza que “no todos sirven para todo, por lo que es importante conocer y trabajar las distintas cepas y sus indicaciones”.
-¿Cómo influye el estilo de vida actual en nuestra salud dietética y nutricional?
Si el estilo de vida es saludable, influye muy positivamente. Entendiendo por estilo saludable, la unión de tres patas indisolubles como son la dieta variada y equilibrada, una hidratación correcta, y actividad física diaria. Este trípode que debe sujetar nuestro día a día, va unido a la ausencia de cualquier tipo de drogas, y a un descanso y sueño reparador.
-¿Qué dietas habría que potenciar para cuidar mejor nuestra microbiota intestinal?
Además de la dieta equilibrada y variada que tiene que ir unida a las recomendaciones anteriores, la microbiota lo pasa muy bien cuando recibe alimentos del grupo de las frutas y hortalizas -crudas y cocidas- junto con el de las leches fermentadas, especialmente el yogur (mejor no azucarado). Le sientan bien las carnes magras, los pescados azules y los blancos, y por supuesto las legumbres, todos ellos con técnicas culinarias simples.
Por el contrario, nuestra microbiota sufre más con las carnes rojas (que se deben ingerir más espaciadas). Lo pasa especialmente mal con el exceso de grasas saturadas, de azúcares simples y de sal. Los productos procesados con adición de grasas trans, directamente la rematan. Si lo digo así, coloquialmente, es porque nuestra microbiota somos nosotros. Es el segundo cerebro que nos rige y si a nuestros ‘dos cerebros’ no los tratamos bien, nuestra salud se resquebraja.
-¿El mundo de los probióticos y prebióticos está suficientemente estudiado en lo que respecta a las mujeres gestantes?
Durante la gestación -como en cualquier etapa del ciclo vital- es importante una dieta variada y equilibrada, teniendo en cuenta que es fundamental el refuerzo en calcio y vitamina D, junto con la ingesta de probióticos o prebióticos, para hacer de la microbiota materna un buen almacén de transmisión a la microbiota del recién nacido. Esto favorece una lactancia libre de contratiempos (mastitis) y transmite al lactante una microbiota sana y rica.
-¿Cómo influye el consumo de estos complementos nutricionales (probióticos y prebióticos) durante el embarazo, tanto en la madre como en el feto?
Es un compendio de las necesidades que describo en la cuestión anterior y por las mismas circunstancias. Quisiera añadir que los probióticos no sólo son eficaces durante el embarazo, sino que son fundamentales en la lactancia. Yo les suelo decir a las madres primerizas que como ya han adquirido este hábito tan saludable (toma de probióticos), que lo incorporen de por vida y así llegarán a la vejez con una microbiota excelente, evitando ciertas alteraciones que suelen producirse en esa época de la vida -episodios de estreñimiento con aparición de diarrea espontánea- y que tanto alteran el estado nutricional de los ancianos.
-¿Un bebé sano necesita tomar probióticos y prebióticos, o al menos es recomendable?
Si entendemos por ‘bebé’ el niño lactante, sabemos que en la leche materna están incorporados y en las fórmulas para RN (recién nacido) están añadiéndose tanto probióticos como prebióticos. En muchos casos, un mix en forma de simbiótico.
Cuando se comienza con la introducción de alimentos entramos en la alimentación mixta, pues siendo básica la leche, el intestino va madurando y acepta nuevos retos alimenticios, secuencia que está divinamente protocolizada por la AEP (Asociación Española de Pediatría) y que seguimos a rajatabla. El hecho de ir introduciendo verduras y frutas ya ejerce de factor prebiótico por ese tipo de fibra que no puede sintetizarse en el intestino delgado, y cuando ésta llega al grueso, las mismas bacterias colónicas la fermentan, aumentando y mejorando la ‘fauna’ intestinal, que es la microbiota. Insisto en que las leches de fórmula ya llevan adición de simbióticos.
-¿La eficacia de los probióticos y prebióticos es la misma en edades pediátricas que en edades adultas?
Cuando los asistenciales comenzamos a estudiar las investigaciones sobre microbiota, estábamos convencidos de que, a diferencia de los adultos, los niños no necesitaban mejorar la microbiota con probióticos y prebióticos, una vez que se había dejado atrás el periodo de introducción de alimentos que nombro ut supra. Pero posteriores investigaciones plasmaron que también necesitan ayuda para cuidar de su sistema inmune y su sistema digestivo, por lo que el consumo de probióticos resulta satisfactorio en el niño sano, ya que ralentiza la aparición de trastorno digestivos y, de aparecer, son menos marcados, sobre todo la temida diarrea aguda. De hecho, es muy recomendable que los niños incorporen la ingesta de yogur a su dieta variada, cuando ya han superado su etapa de lactantes.
No obstante, se ha observado en algunos niños sanos la aparición de distensión abdominal y/o acumulación de gas intestinal. Así que lo mejor es comentar la introducción de estos complementos con el pediatra de cabecera o la enfermera de pediatría del Centro de Salud.
-Enfermería y probióticos-prebióticos… ¿en qué momento se encuentra esa ’relación’?
En un momento dulce (sonríe)… Ahora que tanto se habla ¡¡por fin!! de la prescripción enfermera, nuestra relación con los probióticos-prebióticos siempre ha estado en alto porque las enfermeras, por nuestra formación académica, somos competentes sobre el control alimenticio de pacientes y usuarios, como sucede cada día con las enfermeras de Atención Primaria cuando hacen educación nutricional o indicación de alimentos dentro de una dieta equilibrada, variada y sostenible.
Igual sucede con las enfermeras de las unidades de nutrición y dietética. Nos gusta mucho formar a nuestras colegas que trabajan en otras secciones porque les estamos descubriendo cómo y por qué deben incluir este grupo de complementos nutricionales. Los comienzos han sido con el yogur básico, para cuya prescripción siempre hemos estado facultadas. Y luego hemos aprendido a conjugar el resto y así lo transmitimos, para que sepan actuar según qué tipo de circunstancias les plantee la situación de vida del paciente.
Para rematar la entrevista, que agradezco profundamente, quiero resaltar que cuando hablamos de probióticos, somos conscientes -y así lo transmitimos a estudiantes y colegas- que no todos sirven para todo, por lo que es importante conocer y trabajar las distintas cepas y sus indicaciones.