Redacción Farmacosalud.com
Cecília Borràs, presidenta fundadora de la entidad ‘Después del Suicidio-Asociación de Supervivientes (DSAS)’, decía hace algo más de un año a www.farmacosalud.com que la principal carencia de la sanidad española en relación a la prevención-abordaje del suicido “es el propio sentimiento de tabú que puede todavía existir en la sanidad. Se sigue percibiendo de forma equivocada como una decisión voluntaria y ‘libre’ de la persona que muere. En la muerte por suicidio no hay libertad, solo un sufrimiento que no deja ver otra salida, ni otra elección. La muerte por suicidio no deja de ser, en el fondo, una muerte cuya causa es inexplicable, y ello dificulta su abordaje. Con el contacto que he tenido con profesionales de la medicina, algunos me confiesan que es un tema sobre el que todavía cuesta hablar entre los propios compañeros de profesión”. El innovador proyecto Smart-CriseS, basado en la denominada Evaluación Momentánea Ecológica (EMA), podría ser una solución a la hora de abordar abiertamente, y desde la sanidad, este tan delicado como trágico asunto, el de quitarse la vida. De Smart-CriseS se ha hablado en el XX Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado la semana pasada en Barcelona.
Si bien la EMA es un área prometedora, su empleo en el campo de la prevención del suicidio aún dispone de pocos estudios. La evaluación momentánea ecológica o método de muestreo de experiencias consiste en la realización de medidas repetidas relacionadas con el estado de salud durante la vida cotidiana de los pacientes, en su vida real. “El potente desarrollo que experimenta esta metodología ahora mismo es debido a la generalización del uso de smartphones entre la población. Estos aparatos permiten auto-aplicar dichos métodos de una forma relativamente cómoda para los participantes. En relación al riesgo suicida, como en otras áreas de la psiquiatría, el uso de estos dispositivos ofrece nuevas oportunidades para el seguimiento, la interacción, prevención e intervención, algo que puede ser revolucionario”, asegura Jorge López Castromán, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Montpellier, en el Hospital Universitario de Nimes (Francia).
Monitorización explícita e implícita y elementos de intervención interrelacionados
En el marco del Congreso de Psiquiatría se ha presentado el desarrollo de un ecosistema EMA para la prevención de la conducta suicida que incluye distintos elementos de monitorización explícita e implícita y elementos de intervención interrelacionados. En este contexto, MeMind (www.memind.net) es una herramienta EMA multiplataforma con más de 35.000 pacientes dados de alta hasta la fecha que se configura como método de monitorización explícita.
El proyecto MeMind se viene desarrollando desde hace unos 7-8 años en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en Madrid -por parte del equipo de Enrique Baca García-. También tiene aplicación desde hace algún tiempo en Francia, donde trabaja actualmente el profesor: “Es un ecosistema multiplataforma, disponible tanto en el teléfono móvil como en el ordenador, que nos va a permitir conectar de forma inteligente las diferentes fuentes de información que puedan ser relevantes para la evolución del paciente: lo que ve el psiquiatra, lo que siente el enfermo, lo que detectan los sistemas de monitorización implícita e incluso lo que perciben los familiares”.
Mensajes ‘push’ en forma de preguntas
La monitorización explicita conecta con esta base de datos y entonces aparecen mensajes ‘push’ en forma de preguntas que se responden sobre una escala analógica en la pantalla del móvil. “Estas preguntas -especifica López Castromán-, diseñadas para predecir de forma dinámica la aparición de ideas de suicidio, se realizan varias veces a lo largo del día en los periodos de más riesgo. Sin embargo, para que no molesten a los participantes su número es limitado, mientras que el tiempo necesario para responder es de apenas unos segundos”.
MeMind está integrado con un sistema de monitorización implícita, eB2 (http://eb2.tech), que recoge información variada a través de los sensores del smartphone del paciente. EB2 viene de Evidence-Based Behavior y es un sistema que se integra perfectamente en la funcionalidad de MeMind. El método eB2 ha sido desarrollado por el equipo de teoría de la señal dirigido por Antonio Artés en la Universidad Carlos III. “Esta aplicación, una vez instalada, trabaja de forma oculta y apenas consume batería, pero recoge información pertinente para evaluar la situación de los participantes: la actividad o movimiento con los acelerómetros del teléfono, el número y duración de las llamadas o mensajes de las que se puede inferir la conectividad social, o la localización. Tengo que añadir aquí, por las cuestiones éticas que plantea este tipo de recogida de datos, que una gran parte del esfuerzo de desarrollo de eB2 se ha centrado en la manera de convertir estos datos en una fuente de información perfectamente anonimizada que nos ofrezca ‘patrones’ de conducta, pero que no nos pueda conducir a identificar al usuario”, detalla.
Además, el grupo del profesor Castromán integrará en el ecosistema elementos de intervención: 1) módulo de retención de pacientes basado en mensajería push del Smartphone, 2) módulo de atención en crisis mediante chat con el teléfono de la esperanza y 3) módulo de intervención psicoterapéutica. “Tenemos mucho interés en dar el salto de la evaluación a la intervención, lo cual supone un desafío enorme. El primer paso es detectar el riesgo de suicidio y establecer un gradiente con los resultados de nuestro proyecto”, señala el experto.
Orientación hacia servicios de salud, llamada a Emergencias, terapias breves telemáticas…
“Implementaremos diversos elementos de respuesta. Idealmente, queremos adaptar estas intervenciones al perfil del paciente, pudiendo ir desde una orientación hacia los servicios de salud o una llamada a los servicios de emergencia, hasta la conexión con números de atención o la inclusión en terapias breves por vía telemática. El envío de mensajes ‘push’ se basa en lo que múltiples estudios han puesto de manifiesto a lo largo de los últimos años: mantener el contacto y recordar a los pacientes que han atravesado una crisis suicida que no están solos, reduce el riesgo de nuevos intentos de suicidio. Esta es también la idea en la que se basa el teléfono de la esperanza, que es una organización de voluntariado con una gran infraestructura y experiencia tanto en España como en Latinoamérica, y que desea dar el salto al terreno digital con los chats. Lucía Pérez Costillas colabora con ellos desde hace tiempo y ha preparado la interconexión para que esta comunicación se realice sobre MeMind”, expone el profesor Castromán.
En cuanto a la psicoterapia, se sabe que “tratamientos telemáticos breves basados en técnicas de terapia cognitivo-conductual han disminuido el riesgo suicida en soldados del ejército americano que habían llevado a cabo un intento de suicidio. Y ahora queremos justamente reproducir ese tipo de intervención”, agrega.
“Todos los elementos se basan en los conocimientos científicos actuales”
Según el profesor de Psiquiatría de la Universidad de Montpellier, aún es pronto para pronosticar resultados en materia de prevención de suicidios a partir de la implantación del procedimiento Smart-CriseS. Lo que sí tiene claro Castromán es que “todos los elementos que incorporamos se basan en los conocimientos científicos actuales. Y lo novedoso es concebir un sistema personalizado y al mismo tiempo multidimensional de prevención. Los que trabajan con pacientes en riesgo saben que las crisis suicidas son pasajeras. Si nuestro sistema de monitorización funciona, creo que podemos ser optimistas porque estaremos en disposición de dar respuesta al sufrimiento casi en tiempo real y prevenir de esta forma la evolución hacia la ideación suicida o el paso al acto”.
Si bien MeMind es la base tecnológica que sustenta toda la recogida de información, el proyecto EMA se denomina Smart-CriseS por la idea de utilizar los smartphones como herramientas inteligentes para la gestión de las crisis. “Como se ve, es un proyecto que integra múltiples aspectos, porque la información hay que explotarla, analizarla minuciosamente, detectar patrones de conducta y perfiles individuales de riesgo y después responder de forma adecuada. Nos queda mucho trabajo, pero no me cabe duda de que es un desafío muy estimulante, con el que esperamos ayudar a muchas personas”, comenta el especialista.
Referencia de la sesión en el Congreso de Psiquiatría
Lopez-Castroman J.(1), Barrigón Estévez M.L.(2), Lucia Pérez Costillas L. (3) ID: 00147 ‘Monitorización basada en Ecological Momentary Assessment para la personalización del tratamiento en pacientes con riesgo suicida’. 1) Nimes University Hospital e INSERM u1061, Francia 2) Hospital Universitario Fundacion Jimenez Diaz, Madrid 3) Hospital Regional Universitario de Málaga