Redacción Farmacosalud.com
Un grupo de investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV), en Tarragona, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) [Reus, en Tarragona] y del Hospital Sant Joan de Reus han ideado mediante una impresora 3D una máscara que protege la piel sana de la radiación que se aplica en los tratamientos para el cáncer de piel. El material usado para elaborar el dispositivo protector es el PLA, el elemento más habitual en las impresoras 3D. “El PLA es un tipo de plástico que, por defecto, figura entre los componentes de la impresora de la que disponemos para trabajar”, explica el investigador Domènec Puig, profesor del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la URV. Tras el diseño de la máscara, el siguiente paso que hay que dar es encontrar la densidad idónea de plástico -las densidades podrían estar entre el 30 y 70%- con la que elaborar el modelo definitivo del nuevo dispositivo, algo con lo que los radiofísicos del Hospital Sant Joan ya están trabajando, especifica a través de www.farmacosalud.com la doctora e investigadora Meritxell Arenas.
Tan pronto como los radiofísicos concluyan su tarea, la nueva técnica estará lista para implantarse en el día a día del hospital. Con todo, será preciso realizar una inversión para adquirir los componentes y formar al personal en el uso de la innovadora herramienta.
La prueba, centrada en la zona nasal
El prototipo de máscara ideado resulta más cómodo para los pacientes y es más económico para los centros hospitalarios. Así, con la ayuda de un escáner y una impresora 3D los médicos podrán disponer de una pieza personalizada que permitirá proteger la piel sana que rodea al tumor que debe recibir radiación. El cáncer cutáneo se puede tratar de dos formas distintas: mediante cirugía o mediante radioterapia. Una de las técnicas del tratamiento radioterápico es la braquiterapia, que consiste en colocar material radiactivo en contacto directo con el tumor. Cuando se aplica este método, los médicos deben poner una especie de escudo para proteger de la radiación la piel sana que rodea al tejido canceroso.
El trabajo del profesor Puig y Andreu Sintas, del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la URV, y de las investigadoras Mónica Arguís y la ya citada doctora Arenas, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili y del Hospital Universitario Sant Joan de Reus, se ha centrado en la piel que rodea a un cáncer en la zona nasal. La investigación, que ha sido publicada en el ‘Journal of Contemporary Brachytherapy’, ha puesto el foco en esta zona de la cara porque es la más irregular, si bien los resultados son aplicables a cualquier otra parte del cuerpo.
Hoy en día, la elaboración de la protección es manual
En la actualidad, para administrar el tratamiento, se fabrica manualmente una máscara que, al mismo tiempo, permite proteger la piel que no debe recibir radiación. Previamente, se elabora un molde del rostro con alginato. Para ello, se coloca en la cara del paciente un plástico sobre el que se pone el alginato para que tome la forma de la zona. Pasadas 24 horas, este molde en negativo se seca y se utiliza para crear, mediante varias capas de cera, la máscara que llevará el enfermo durante la radiación. Para poder obtener el molde, el paciente debe tener el alginato sobre la cara durante un rato, procedimiento que resulta “ciertamente muy incómodo”, según apunta Arenas, quien explica que se trata de un “proceso largo y laborioso, que implica que el paciente tenga que ir más de una vez al hospital”, según indica la URV mediante un comunicado.
El procedimiento para elaborar la nueva máscara es muy distinto, ya que es mecánico: se escanea la cara del paciente para digitalizar la forma del rostro y, con la ayuda de un programa informático especializado, se diseña la máscara, que se envía a una impresora 3D, que la termina en siete horas. Esta técnica innovadora proporciona una solución más cómoda para el paciente, que únicamente debe permanecer quieto unos segundos, mientras el escáner manual pasa por delante de su cara, sin que sea necesaria una actuación directa en la piel, como si tuviera que hacerse una radiografía. Por otra parte, la producción del dispositivo protector es más rápida y económica, porque no precisa de material previo para hacer un molde. Además, la máscara obtenida mecánicamente permitirá aplicar la radioterapia con mayor precisión.
La cera que se utiliza actualmente es más costosa que el material 3D
De hecho, el estudio de viabilidad concluye que la nueva técnica permitiría reducir a la mitad el coste de realización de cada máscara, “ya que nos ahorramos una tomografía”, afirma Andreu Sintas, ingeniero eléctrico por la URV y técnico de laboratorio que ha liderado la investigación. “Su coste es asimismo más económico en general, porque la cera que se utiliza ahora es más costosa que el material que necesita la impresora 3D”, añade.
La investigación ha sido financiada por la Asociación Oncológica Dr. Amadeu Pelegrí, una entidad comprometida con la investigación oncológica que recauda dinero para apoyar y hacer avanzar proyectos de investigación sobre el cáncer.
Referencia bibliográfica: Arenas, M., Sabater, S., Sintas, A., Arguís, M., Hernández, V., Árquez, M., López, E., Rovirosa, À. y Puig, D. (2017). “Individualized 3D scanning and printing for non-melanoma skin cancer brachytherapy: a financial study for its integration into clinical workflow”. Journal of Contemporary Brachytherapy, 3, pp. 270-276. DOI: https://doi.org/10.5114/jcb.2017.68134