Redacción Farmacosalud.com
Un estudio de la Universidad de Columbia de Nueva York, en colaboración con el Instituto Catalán de Oncología-Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (ICO-IDIBELL), ha identificado dos nuevos genes que conducen a formas más agresivas del cáncer de próstata. La mayoría de pacientes de esta enfermedad no sufren un tumor virulento, pero alrededor de un tercio sí que padecen la versión más destructiva del cáncer prostático. Así pues, el descubrimiento abre las puertas a pronosticar si un tumor evolucionará hacia formas más agresivas, lo que permitirá abrir una vía de individualización del tratamiento.
El estudio ha sido publicado en el último número de ‘Cancer Cell’, ha informado la Generalitat. Los dos genes identificados son el FOXM1 y el CENPF, que si se activan de manera anómala a la vez conducen a formas más agresivas y potencialmente letales del cáncer de próstata.
Una de las novedades de la investigación es que se han empleado algoritmos informáticos para generar redes de las interacciones entre las moléculas que se generan específicamente en el cáncer de próstata. Ya se han puesto en marcha estudios preclínicos para determinar qué tratamientos o combinaciones de fármacos son más eficaces para combatir la activación anómala de los genes FOXM1 y CENPF. Asimismo, en un futuro próximo, identificar la presencia o no de estos biomarcadores en un enfermo concreto permitirá ofrecer un tratamiento individualizado, más eficaz y con menos efectos secundarios.
El cáncer de próstata, el más frecuente en hombres
El tumor prostático -la mayoría de casos se diagnostican entre los 70 y los 80 años de edad- es el más frecuente en los hombres (supone el 20% de todos los tumores masculinos). En España se dan unos 25.000 casos nuevos al año. La supervivencia de los afectados por el cáncer de próstata es bastante elevada: según datos del Plan Director de Oncología, el 84% de los pacientes siguen vivos cinco años después del diagnóstico. Tanto es así, y dado que es un cáncer que suele aparecer en edades avanzadas, en muchas ocasiones la persona fallece con el tumor pero no a consecuencia de éste.