Redacción Farmacosalud.com
En una especie de ‘más difícil todavía’ quirúrgico, un equipo del Hospital Universitario de Torrejón (Torrejón de Ardoz, en Madrid) liderado por el doctor David Fernández Caballero ha logrado operar con éxito a un paciente que padecía un aneurisma infeccioso en el cayado de la aorta con gran riesgo de ruptura -un cuadro que por sus características es poco frecuente- y que rechazaba recibir hemoderivados o sangre externos. En otras palabras, no aceptaba una transfusión sanguínea. Aparte de la pericia del equipo quirúrgico, una de las claves del buen resultado de la intervención ha sido el uso de un recuperador de sangre, un dispositivo que permite conservar la volemia (volumen sanguíneo total del enfermo) sin tener que recurrir a una transferencia de plasma procedente de otra persona.
El paciente presentaba un gran aneurisma infeccioso en el cayado de la aorta, junto al corazón y en una zona crítica, o sea, de donde salen todos los vasos que dan riego al cerebro y a las extremidades superiores. Se trata de un caso muy poco frecuente, ya que el aneurisma se formó en el contexto de un proceso infeccioso en el tórax y estaba en riesgo de ruptura, lo que hubiese reducido al máximo las posibilidades de supervivencia.
Así, uno de los problemas a los que se enfrentaba el equipo médico era la posibilidad de que la propia intervención provocara la temida quebradura, tal y como comenta a www.farmacosalud.com el doctor Fernández Caballero, jefe de Servicio de Cirugía Vascular del Hospital Universitario de Torrejón: “La operación en sí misma era muy delicada y requería de una delicadeza extrema. La propia manipulación en el primer tiempo, en el momento de hacer el by-pass, podía provocar la ruptura del aneurisma, sobre todo por la situación infecciosa en la que se encontraba. En la segunda parte de la intervención, cuando se implanta una endoprótesis para excluir el aneurisma, también existía riesgo de rotura por la posible fragilidad del cayado de la aorta en estas circunstancias”.
“Nuestro corazón mueve unos 4-6 litros de sangre por minuto”
A lo complicado del caso se unía, además, el deseo expreso del paciente de rechazar todo tipo de hemoderivados y sangre externos. La decisión de esta persona obedecía a motivos religiosos. Según Fernández Caballero, “en las cirugías mayores abiertas de los grandes vasos, cirugías de aneurismas aórticos o disecciones, es muy frecuente la necesidad de transfusiones. A los pacientes se les repara la arteria más grande del cuerpo que sale directamente del corazón. Teniendo en cuenta que nuestro corazón mueve unos 4-6 litros de sangre por minuto, de los que gran parte van directamente por la aorta, sólo nos queda imaginar lo que ocurriría si este conducto está enfermo, aneurismático o se rompe. También debemos saber que reemplazar todo el cayado de la aorta de forma programada supone un gasto importante de sangre, requiriéndose varias bolsas de hemoderivados en este proceso”.
Para ofrecer la mejor asistencia al paciente de acuerdo con sus voluntades expresas, la cirugía contó con la participación de un equipo multidisciplinar perfectamente coordinado. La Unidad de infecciosas del Servicio de Medicina Interna se encargó del suministro de antibióticos previo a la operación; el Servicio de Cirugía Cardiaca realizó con éxito el by-pass entre corazón y los grandes vasos que riegan el cerebro, y finalmente el Servicio de Cirugía Vascular implantó internamente la prótesis en todo el cayado aórtico que desconecta y anula de forma precisa el gran aneurisma infeccioso de la circulación, protegiéndolo así de una rotura y posible hemorragia. Además, durante todo el proceso participaron los Servicios de Anestesiología, Medicina Intensiva, Radiología Intervencionista y también un numeroso contingente de personal de Enfermería. “Hubo muchos pasos muy complicados durante todo el tratamiento del paciente: desde el primer momento del tratamiento médico y la toma de decisiones como equipo multidisciplinar (para ser lo más precisos con los tiempos quirúrgicos), hasta el final, cuando una vez implantada la endoprótesis necesitábamos un perfecto control final del caso en la aortografía”, relata el cirujano vascular.
El recuperador de sangre permite “un ahorro considerable de este bien tan preciado”
En paralelo, el Hospital Universitario de Torrejón está dotado de herramientas y equipos de última generación que fueron necesarios en toda la cirugía, como el recuperador de sangre usado para lograr un ahorro total de plasma del propio enfermo. Y es que una persona operada de aneurisma puede no perder sangre o no necesitar recibirla gracias al hecho de que se recuperan sus pérdidas. “Tenemos la suerte de contar con equipos muy avanzados como recuperadores de sangre que permiten conservar la volemia (volumen sanguíneo total de un paciente) del enfermo -detalla el experto-. El paciente se beneficia de conservar toda su sangre sin necesidad de transfundir bolsas, consiguiéndose un ahorro considerable de este bien tan preciado. En una cirugía mayor abierta en la que se necesitaría de muchas unidades, gracias al recuperador podemos reducir o anular la necesidad de transfusiones externas”.
Lógicamente, ‘autotrasplantarse’ sangre -o aprovechar la misma- siempre es mejor que recibirla de otra persona. “Este sistema de recuperador ya es utilizado actualmente en varios procesos de cirugía mayor de varias especialidades de nuestro Hospital en las que se prevé una pérdida sanguínea importante. Gracias a la generosidad de la población y las campañas de donación de sangre, podemos intervenir en muchas cirugías en las que necesitaríamos transfundir hemoderivados. La donación de sangre salva muchas vidas, pero también hay que tener en cuenta aquellos casos en los que el paciente rechaza la transfusión por diversos motivos como los religiosos, o cuando existe escasez de sangre en un momento dado. El recuperador nos permite solventar estas situaciones tan críticas. Al aprovechar la sangre del paciente, no sólo ahorramos las reservas sanguíneas que existen en la Comunidad, sino que también evitamos complicaciones que puedan venir asociadas a la transfusión externa de hemoderivados”, asevera.
A través de un comunicado difundido por el Hospital de Torrejón, el doctor Fernández Caballero señala que "estamos especialmente orgullosos de haber cumplido con las exigencias y expectativas que una situación tan límite en medicina se nos planteaba, así como de haberlo hecho respetando siempre los deseos personales de nuestro paciente. El trabajo multidisciplinar de todos los servicios implicados ha sido necesario para que esta cirugía se lleve con éxito. Seguiremos implicados en trabajar respetando siempre los deseos y voluntades de nuestros pacientes para que puedan continuar teniendo una alta calidad de vida".