Redacción Farmacosalud.com
Este pasado invierno el sarampión ha rebrotado notoriamente en países europeos como Rumanía e Italia, si bien en España el repunte ha sido tímido -por calificarlo de algún modo-. De todos modos, no porque esta patología haya presentado cifras bajas de incidencia dentro de las fronteras españolas hay que pensar que la posibilidad de contagiarse es muy remota. Debemos recordar que el sarampión, que puede llegar a ser mortal, es una afección altamente contagiosa y que el riesgo de transmisión al personal sanitario que atiende a las personas infectadas por el virus es hasta 13 veces mayor que en el resto de la población general. El mensaje, pues, está claro: ante todo, no bajar la guardia, sobre todo entre médicos y personal de Enfermería.
Los numerosos casos de sarampión declarados en Europa en los últimos meses se perfilan como una amenaza para los avances que se habían alcanzado en la eliminación de la enfermedad, según sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un documento publicado por Naciones Unidas. Con todo, por ahora España ha sufrido con mucha menos virulencia este repunte, tal y como viene a decir la doctora Belén Aguirrezabalaga, responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP): “Afortunadamente, vivimos en un medio con coberturas vacunales elevadas, con lo que disminuye la circulación del virus. Pero desde hace unos años venimos padeciendo brotes puntuales; el último este año en Cataluña, con 41 casos de enero a marzo. En comparación con otros países europeos como Rumanía (más de 3.000 casos) o Italia, son cifras bajas. Insisto, la clave es asegurar coberturas vacunales elevadas, que garantizan que el virus no pueda circular en nuestro medio”.
Casos importados: se propagan entre sujetos no vacunados o parcialmente vacunados
El sarampión, como todos los agentes infecciosos, no entienden de fronteras y los movimientos de personas entre países -inmigración, turismo, viajes de negocios, etc- pueden propagar la enfermedad con rapidez. En el repunte actual declarado en España, cabe destacar que el primer caso fue importado de otro país. “Hay que tener en cuenta el alto grado de contagiosidad de esta enfermedad; de esta manera, cuando entra un caso importado, se propaga entre población susceptible, que son las personas no vacunadas o parcialmente vacunadas. En aquellas zonas donde la cobertura vacunal sea más baja es donde el virus tiene posibilidades de propagarse”, advierte la doctora Aguirrezabalaga en declaraciones a www.farmacosalud.com. El sarampión se ve como una patología clásica de la población pediátrica, pero también puede afectar a los adultos. Se trata de una dolencia que puede comportar complicaciones hasta en un 30-40% de los casos, más frecuentes en el lactante menor de un año y en el adulto. Complicaciones muy graves como la encefalomielitis son más habituales en adultos y conllevan hasta un 30% de mortalidad.
De los 41 casos confirmados en Cataluña, el 20% no habían recibido ninguna dosis de vacuna. “La vacunación contra el sarampión ha reducido la mortalidad mundial por esta causa en un 79% entre 2000 y 2015, según datos de la OMS. La vacuna contra el sarampión es segura y eficaz; en nuestro país está incluida en el calendario vacunal con dos dosis (12 meses y 3-4 años). Por tanto, hay que insistir en proteger a nuestros niños de esta enfermedad y aumentar las coberturas vacunales para evitar brotes como los que está padeciendo Europa, y evitar muertes asociadas a esta enfermedad”, señala la experta.
El texto ‘Vacunación en trabajadores sanitarios’, vital para los perfiles de riesgo
Como decíamos, los profesionales de la salud constituyen uno de los colectivos más amenazados por el sarampión. Sin ir más lejos, en los últimos brotes el personal sanitario ha tenido un papel relevante en la transmisión de los mismos. Por ejemplo, en un brote del año 2014, también ocurrido en Cataluña, el 24% de los casos se declararon por contagio de los propios sanitarios. “El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa -recuerda la responsable del Grupo de Vacunas de SEPEAP-. El personal sanitario que atiende a personas enfermas de sarampión está expuesto a contagiarse. Se considera que el riesgo de contagio para el personal sanitario susceptible es hasta 13 veces mayor que para la población general, según datos del Ministerio de Sanidad. Es por esto que todo el personal sanitario debería asegurarse de si es inmune al sarampión, bien por haberlo padecido (en general nacidos antes de 1971) o bien por haber recibido las dos dosis correspondientes de vacunas”.
Así pues, para evitar que los profesionales de la salud transmitan el sarampión, en primer lugar cada uno de ellos debería saber si es inmune (por enfermedad o mediante vacunación), y vacunarse si no lo es. “En caso de estar expuesto y no ser inmune, hay que seguir las pautas de profilaxis postexposición que indica el Ministerio de Sanidad en su documento de ‘Vacunación en trabajadores sanitarios’ (publicado este año 2017 durante la semana europea de la inmunización), que incluye vacunarse y apartar al profesional de la atención sanitaria directa el tiempo estipulado”, remarca Aguirrezabalaga.
El sarampión está producido por virus del genero Morbillivirus. “Cada enfermo puede contagiar hasta 15-20 personas a su alrededor”, afirma Aguirrezabalaga, según recoge un comunicado de SEPEAP. La contagiosidad se inicia en un promedio de 5 días antes de la aparición del exantema y se mantiene 5 días después del mismo. El contagio se genera a través de la tos y estornudos del paciente. El tiempo medio de su incubación es de unos 10-12 días. Los primeros síntomas suelen aparecer 10 días después del contagio y la manifestación en la piel, 14 días después del mismo. El curso de la patología presenta unas fases clínicas muy bien definidas: incubación, fase prodrómica (fase catarral con la facies sarampionosa y las manchas de Koplik), fase exantemática (maculopapuloso de tipo centrífugo) y fase de declinación (descamación cutánea).
La vacuna contra el sarampión está incluida en la Triple Vírica (sarampión, parotiditis, rubeola).