Redacción Farmacosalud.com
“La estética sexual femenina, o ginecología estética y funcional, es una tendencia en constante crecimiento. Cada vez más, la mujer quiere saber si sus genitales externos son normales y por ello acude a su ginecólogo”, afirma el Dr. Rafael Sánchez Borrego, ginecólogo y director médico de la Clínica Diatros de Barcelona. “Puede que la mujer quiera modificarlos por una cuestión estética”, -añade-, “pero también hay pacientes que presentan alteraciones funcionales (dolor, molestias) debido a la forma o al tamaño de sus genitales externos, con lo cual esto ya entraría más dentro de la esfera de la ginecología funcional”.
La 11ª edición del Curso Diatros, celebrada recientemente en Barcelona bajo el lema ‘Cuidando de la salud de las mujeres: iniciativas y retos’, ha sido el escenario del primer workshop de España en el que, en el marco de un encuentro científico relacionado con la salud femenina, se ha debatido sobre la conocida como gineco-estética o sex-estética femenina.
La demanda de procedimientos de ginecología estética, en constante ascenso
De acuerdo con los datos conocidos en este workshop, en los últimos años se ha producido un incremento del 10% anual en la demanda de procedimientos de ginecología estética y funcional. Sin ir más lejos, entre los años 2013 y 2015 en los Estados Unidos se registró un aumento del 70% en la realización de labioplastias, intervención encuadrada en el terreno de la cirugía íntima femenina. “La labioplastia es uno de los Top 20 de la lista de procedimientos estéticos que se realizan en los Estados Unidos”, detalla el Dr. Pablo González, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Militar Central de Colombia y ponente del workshop.
Existen varias razones que pueden empujar a someterse a un procedimiento de gineco-estética, ya que, tal y como recuerda a modo de ejemplo el Dr. Sánchez Borrego, “un tratamiento quirúrgico o un procedimiento agresivo como la radioterapia pueden afectar la funcionalidad y la estética” de las partes íntimas de la mujer. “Hay una línea muy fina entre la estética y la funcionalidad, que es la línea que precisamente debemos respetar para dar la adecuada indicación y adecuado procedimiento”, afirma González.
Según el director médico de la Clínica Diatros, en el ámbito de la gineco-estética o sex-estética femenina existen opiniones a favor y en contra: “Yo siempre digo que es el mismo debate que apareció en un inicio cuando las mujeres querían modificar su pecho, tanto reduciéndolo como aumentándolo; algunos profesionales lo banalizaban pero, a día de hoy, la sociedad por completo tiene asumido que una mujer pueda modificar el tamaño de sus pechos, no sólo por un problema derivado de un tratamiento radical aplicado por una enfermedad, sino también por pura estética”.
Las primeras demandantes de gineco-estética o sex-estética femenina -por cuestiones de imagen- eran mujeres que se dedicaban al mundo del espectáculo erótico y también X. Con todo, Sánchez Borrego destaca que en la actualidad este tipo de intervenciones ya se van generalizando: “Si una joven se pone un piercing en los genitales, lo primero que hace es enseñárselo a sus amigas. A día de hoy este genitalismo está más globalizado; ya no es marginal, por decirlo de algún modo”. A este respecto, en los Estados Unidos se ha acuñado la expresión ‘la preocupación del pudendo’, según la cual cada vez más las revistas pornográficas, internet y otros canales de difusión han tendido a “mostrar mucho más los genitales”, cosa que anteriormente no ocurría porque en las imágenes “había vello púbico y demás”, por lo que “los medios pueden influenciar en la percepción de la apariencia genital”, argumenta González.
Para este facultativo, “un porcentaje no despreciable” de mujeres se sentirán en algún momento de su vida “incómodas con algún aspecto de su vulva, ya sea cosmético o funcional”, y valorarán la posibilidad de someterse a un procedimiento ginecológico de corrección.
Dos perfiles mayoritarios de candidatas a este tipo de procedimientos
Hay dos perfiles mayoritarios que piden intervenciones en sus genitales externos: por un lado, están las jóvenes, una vez han pasado ya la adolescencia. Colocarse piercings o tatuajes en esa zona íntima ya no resulta extraño e incluso las chicas comparan sus genitales, con lo cual “esas mujeres pueden pensar en modificarlos o arreglarlos conforme a su forma de entender lo que puede ser más estético para ellas”, aduce Sánchez Borrego. “También es verdad que unos labios mayores de un mayor tamaño pueden perjudicar a muchas chicas que, tras la adolescencia, practican deportes, van en bicicleta o montan a caballo, e incluso pueden ser una molestia cuando llevan mucho tiempo sentadas”, señala.
El otro perfil de solicitantes de intervenciones en los genitales externos remite a mujeres que han entrado ya en la época de la menopausia. Quieren mejorar esa zona de su cuerpo no únicamente por estética, sino por funcionalismo, dado que refieren mucha sequedad vaginal. Con ciertos tratamientos -por ejemplo el láser- se puede favorecer que vuelva a haber una mayor secreción vaginal, lo que, lógicamente, abre las puertas a que haya una mejor función sexual.