Redacción Farmacosalud.com
La intervención no deja cicatrices, reduce el post-operatorio y las molestias y además logra un avance de hasta 3 meses en la recuperación funcional. ¿Quién da más? El Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) es el primero del mundo en utilizar un procedimiento mínimamente invasivo para tratar la parálisis facial. Se trata de realizar sólo dos pequeñas incisiones, una detrás de la oreja y otra en el interior de la boca del paciente, para reparar el nervio facial y permitir la recuperación de la movilidad de la cara. Esta intervención, que realizan los profesionales de la recientemente creada, este mes de octubre, Unidad de Parálisis Facial Vall d’Hebron, que integra diversos servicios del Hospital, permite reducir el tiempo de intervención respecto a la que se realiza en otros centros. A la vez, el postoperatorio es más corto, lo que supone iniciar antes la rehabilitación de los músculos afectados.
“La nueva técnica permite realizar el tratamiento quirúrgico con incisiones mínimamente invasivas con la ayuda de endoscopia y magnificación del campo quirúrgico. Obviamente, la complejidad técnica aumenta, pero los resultados de alta precoz, menor edema e inflamación y recuperación precoz con cicatrices ‘invisibles’ avalan la eficacia. Este método permite iniciar la rehabilitación de manera precoz. Por término medio, vemos un avance global de 2-3 meses de recuperación funcional en el periodo posterior a la cirugía”, resalta a través de www.farmacosalud.com el doctor Joan Pere Barret, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados del centro hospitalario Vall d’Hebron. Con el innovador procedimiento, el proceso rehabilitador a base de fisioterapia y terapia cognitiva Perfetti es similar al seguido en los protocolos post-quirúrgicos convencionales, y, si bien “es cierto que” con la nueva técnica la fase de recuperación “empieza antes, su intensidad no varía”, especifica el experto. “Una rehabilitación específica integral de parálisis facial es fundamental para conseguir los mejores resultados”, asevera.
Los mejores resultados funcionales, con el trasplante y conexión de nervios
Los profesionales de Vall d’Hebron utilizan una combinación de endoscopia, microcirugía reparadora y cirugía plástica de autotrasplante de tejidos, musculatura y nervios para tratar a los afectados. Según explica el doctor Barret en unas declaraciones difundidas por dicho centro hospitalario, se trata de una técnica “muy compleja, de tercer nivel”, que implica realizar un trasplante de nervios o de nervios y músculo de la pierna del paciente a la cara. A diferencia del procedimiento habitual, que deja una gran cicatriz en el rostro, en este caso solo se realizan dos pequeños cortes que quedan escondidos a la vista. En la intervención participan dos cirujanos plásticos, dos residentes en cirugía plástica, 1 anestesiólogo, y residente en anestesiología y dos profesionales de enfermería. 24 personas lesionadas ya se han beneficiado de este abordaje de la parálisis facial en los últimos cuatro años.
La nueva técnica “puede emplearse en todo tipo de parálisis independientemente de su duración (1 año o muchos años), su causa, y la edad del paciente. Si la parálisis es permanente y de duración menor a un año, se realiza el trasplante y conexión de nervios exclusivamente. Si es de una duración mayor (a partir de 18-24 meses), se realiza el trasplante y conexión de músculos y nervios. Los mejores resultados de función se consiguen en el primer grupo, aunque en todos la calidad de vida aumenta, los resultados son excelentes y los pacientes lo valoran muy positivamente”, expone Barret.
Una patología con un impacto psicológico y emocional muy marcado
La parálisis facial es una patología que afecta a entre 15 y 45 personas por cada 100.000. De todas ellas, hasta un 30% no conseguirá una recuperación completa. Es una afectación invalidante que pone en peligro la viabilidad del ojo, altera el habla y dificulta la alimentación, además de tener un impacto psicológico y emocional muy importante. La provoca la lesión de uno de los nervios faciales, encargados de mover los músculos de la cara y de parte del oído, y que controlan las lágrimas y la saliva y el sentido del gusto en la lengua. La parálisis provoca deformidad en la mitad de la cara en la que se sitúa el nervio afectado, incapacidad para cerrar el ojo, ausencia de lágrima, caída de uno de los lados de la boca y dolor en el oído cuando se producen ruidos fuertes, entre otros problemas.
La causa más frecuente de esta lesión es la llamada parálisis de Bell o parálisis facial a frigore, sin causa conocida. Otra de las causas es la tumoral, por neurinoma del nervio auditivo, seguida por el cáncer de la glándula parótida. También hay dos tipos de parálisis congénita.
Aparte del tratamiento quirúrgico, el papel de la rehabilitación es fundamental. Tanto en pacientes que necesitan cirugía, como en los que no sea precisa, hay que volver a enseñarles a mover de forma adecuada la musculatura de la cara, para conseguir la máxima movilidad voluntaria y emocional, mediante técnicas de reeducación neuromuscular y/o infiltraciones de toxina botulínica.