Definición y consideraciones generales
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta básicamente a la piel, las uñas y al aparato locomotor. Es una enfermedad frecuente, su prevalencia oscila entre el 1-3% de la población y no tiene predilección por sexo. Su etiopatogenia es compleja y multifactorial[1]. Existe una predisposición genética y unos factores ambientales que actúan como desencadenantes. Es frecuente el desarrollo de la enfermedad entre varios miembros de la misma familia, aunque luego cada uno de ellos tenga una intensidad y localización variable.
Los principales factores que exacerban o desencadenan la psoriasis y que influyen en el curso y la gravedad son:
-Estrés emocional: es uno de los factores que más refieren los pacientes.
-Cambios estacionales o climáticos: suele empeorar con el frío y mejorar en climas calurosos, independientemente de la exposición solar (que también suele mejorar las lesiones)
-Infecciones: especialmente las estreptocócicas y por el virus de la inmunodeficiencia humana.
-Traumatismos: por el fenómeno isomórfico de Köbner (descrito en 1872). Es el desarrollo de la psoriasis en zonas que hayan sufrido traumatismos. Se observa más en psoriasis de inicio precoz y curso tórpido. Depende de la actividad de la enfermedad y su aparición es muy variable. No es patognomónico de la psoriasis, se puede ver en otras dermatosis o infecciones (liquen plano, xantomas, vitíligo, verrugas planas, etc…)
-Fármacos: especialmente el litio, beta-bloqueantes, interferón, antipalúdicos y algunos antiinflamatorios no esteroideos (AINE). También los corticoides sistémicos, especialmente cuando se suspenden.
-Enolismo y tabaco: este último sobre todo con las formas pustulosas palmoplantares.
-Cambios hormonales: existe mejoría durante el embarazo y la menopausia es una edad típica de debut.
El inicio de la enfermedad puede ser a cualquier edad, pero existen dos picos de máxima incidencia: alrededor de los 20 años y alrededor de los 50 años de edad. Un inicio más precoz suele asociarse a un peor pronóstico, con afectación más grave y extensa. Una vez iniciada suele cursar en brotes intermitentes de duración variable, aunque puede tener un curso más persistente. La evolución es impredecible. Los síntomas más comunes son el prurito, en grado variable entre pacientes, y el dolor cutáneo, aunque puede ser asintomática.
Falsos mitos sobre la psoriasis
La psoriasis es una enfermedad contagiosa. Esta afirmación, que es una absoluta falsedad, la utilizan algunas personas para evitar entrar en contacto con los pacientes afectos por la misma.
La psoriasis se cura en el Mar Muerto. Algunas personas pueden mejorar con balneoterapia, pero ésta no cura la psoriasis.
La psoriasis se cura con peces. Algunos peces se alimentan de escamas de la piel y puede tener un efecto blanqueador transitorio.
Si tengo psoriasis mis hijos también la padecerán. La psoriasis es una enfermedad genéticamente determinada pero de penetrancia variable. No todos los hijos la van a sufrir ni con la misma intensidad.
Con dieta se puede curar la psoriasis. Esto también es falso, si bien algunos alimentos pueden de algún modo ayudar: consumir vegetales y fruta en abundancia, en el almuerzo y en la cena. Una vez al día comer vegetales crudos. 2 o 3 piezas de fruta al día. Ingerir dos puñados de frutos secos al día, pero éstos no deben ser ni tostados ni salados. Consumir más pescado que carne. Pescado, 4 veces por semana. Dos de ellas, el pescado debe ser azul. Comer pan integral, pastas integrales. Consumir marisco, mejillones, aceite de oliva, aceite de colza, legumbres, nueces. También, por los probióticos que contienen, yogur o quefir y chucrut (Sauerkraut). Pipas de girasol (¡crudas!), que aportan gran cantidad de vitamina D, tantas veces en carencia en la psoriasis.
Si no tratas la psoriasis se te meterá en los huesos. Existe una variedad de psoriasis llamada artropática que afecta las articulaciones, especialmente las pequeñas en manos y pies. Su evolución ni tiene ninguna relación con el curso ni con el tratamiento de la enfermedad cutánea[2].
Tengo psoriasis y hongos en las uñas: A menudo la psoriasis afecta a las uñas dándoles un característico color amarillento. Si un paciente afecto de psoriasis padece al mismo tiempo de una enfermedad en las uñas, lo más probable es que se trate de psoriasis ungueal[3].
Referencias
1. Nestle FO et al. Psoriasis. N Engl J Med 2009; 361: 496-509
2.- Haroon M, Kirby B, Fitzgerald O. High prevalence of psoriatic arthritis in patients with severe psoriasis with suboptimal performance of screening questionnaires. Ann Rheum Dis. 2013; 72:736-40.
3. Jiaravuthisan MM, Dasseville D, Vender RB et al. Psoriasis of the nail: anatomy, pathology, clinical presentation, and a review of the literature on therapy. J Am Acad Dermatol 2007; 57: 1–27