Redacción Farmacosalud.com
Si el mundo de la pareja ya es complicado -se han rodado miles de películas, se han escrito millones de páginas y se han mantenido trillones de conversaciones sobre ello-, el sexo no le va a la zaga. Y el tema de los embarazos -ya sean naturales o asistidos- tampoco es carne de simplificación, sino todo lo contrario. Consciente de todo ello, la doctora Marisa López-Teijón ha escrito el libro ‘¡Quiero quedarme embarazada ya!’ (Amat Editorial, 2016) con la intención de convertirlo en una guía imprescindible sobre fertilidad y reproducción. Uno de los consejos que figura en sus páginas -y que va dirigido a las parejas que buscan descendencia- insta a “mantener los hábitos sexuales con la pareja, ya que si (el hecho de mantener relaciones carnales) se convierte en una ‘tarea’ para conseguir el embarazo, esto puede provocar un bloqueo en el deseo sexual del hombre y causar problemas en la relación”, asegura la experta.
Cabe destacar, entre otras cosas, que “sólo la mitad de las parejas estériles buscan ayuda y que únicamente el 22% llegan a recibir tratamiento médico”, revela López-Teijón, que es ginecóloga especialista en reproducción asistida, directora del Instituto Marquès (Barcelona) y miembro de la junta directiva de la sección de Infertilidad de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia). La infertilidad es, pues, fuente de notables preocupaciones, pero también puede dar lugar a anécdotas que ayuden a relajar el ambiente. Por ejemplo, la doctora explica en su libro que, en el marco de una fecundación in vitro, un futbolista famoso y su pareja consiguieron tres embriones sanos y tres alterados y que, al salir de la consulta, dijeron a la secretaria de López-Teijón que si la música que se pone "en las incubadoras hubiera sido el himno del Barça, seguro que todos hubieran salido perfectos”… ¡Goooooooooooool!… ¿in vitro?
-‘¡Quiero quedarme embarazada ya!’ Suena a queja…
Suena a deseo y en todo caso a impaciencia. A veces las mujeres, cuando deciden que ha llegado el momento de ser madres, creen que esto ocurrirá a la primera y se desesperan cuando pasan unos meses y no lo han conseguido. En general falta más información sobre la fertilidad. Las mujeres deben saber que, biológicamente, la edad más adecuada para tener hijos es de los 20 a los 30 y que actualmente se tienen entre los 30 y los 40. Pienso que ya no hay vuelta atrás en la independencia cultural, económica y emocional de la mujer, y que es ella quien debe decidir cuándo ser madre. Pero es importante tener claro que a partir de los 35 años las probabilidades de quedarse embarazada van disminuyendo hasta un 5% cuando llegamos a los 40.
-El libro es una guía imprescindible sobre fertilidad y reproducción. ¿Qué tipo de consejos da usted a través de sus páginas?
Doy consejos muy prácticos, como por ejemplo consultar al ginecólogo cuál es la reserva ovárica de la mujer en ese momento. También recomiendo mantener los hábitos sexuales con la pareja, ya que si se convierte en una ‘tarea’ para conseguir el embarazo, esto puede provocar un bloqueo en el deseo sexual del hombre y causar problemas en la relación de pareja.
Si después de un año de haber intentado un embarazo no se ha conseguido, hay que acudir al médico para pedir ayuda y descartar o confirmar que haya problemas de esterilidad. Dependiendo de los antecedentes, quizá haya que acudir antes. Debemos saber que sólo la mitad de las parejas estériles buscan ayuda y que únicamente el 22% llegan a recibir tratamiento médico.
También hablo de la opción de vitrificar los óvulos para poder retrasar la maternidad. En esta opción, lo ideal es proceder antes de los 35 años.
-En el manual aparecen tres mujeres que quieren quedarse encintas y que se enfrentan a numerosas incógnitas, dudas, tabúes, prejuicios y falsos mitos. ¿Puede poner algún ejemplo de cada una de esas situaciones?
Uno es el ejemplo de una pareja muy joven. Él es un futbolista famoso y por tanto un gran deportista. Los dos se sorprenden cuando el diagnóstico revela que el problema lo tiene él: sus espermatozoides no tienen suficiente calidad. Esto ocurre muchas veces en hombres jóvenes y sanos. La calidad del semen depende de varios factores, y entre ellos hay la contaminación ambiental de la zona donde ha crecido el varón. También puede haber causas congénitas. En general, la calidad del semen ha empeorado mucho en los últimos años.
Hay falsos mitos, como por ejemplo que las mujeres cada mes ovulamos por un ovario, y eso no es verdad. O que, si has tomado píldoras anticonceptivas, hay que esperar unos meses para quedarte embarazada. Tampoco es cierto: se puede buscar el embarazo en el momento en que las dejas.
-Las mujeres de su libro se sienten desorientadas, enfadadas, tristes y, a menudo, solas. ¿Eso es lo habitual en el resto de población femenina que quiere ser madre?
Efectivamente, las mujeres que tienen problemas de fertilidad pueden sentirse solas, tristes y desorientadas cuando reciben el diagnóstico. Por eso es muy importante que escojan un buen centro, con un buen equipo de expertos que les asesore y les acompañe durante todo el tratamiento. No sólo desde el punto de vista médico, sino también emocional. En Institut Marquès, el centro que yo dirijo, lo tenemos muy claro.
También es importante implicar a la pareja, ser positiva, mantenerse ocupada y recordar que el 95% de las mujeres que reciben tratamiento de fertilidad consiguen ser madres.
-Por cierto, ¿se sienten solas incluso si tienen pareja?
Sí, eso puede pasar. Por eso yo siempre les recomiendo que se tomen el tratamiento como una forma realmente romántica de tener un hijo, cuidando la relación de pareja y compartiendo los sentimientos y emociones (negativas y positivas) que se puedan generar en cada momento.
-¿A todo esto, cómo quedan retratados los hombres en este libro de mujeres?
Siempre digo que el papel del hombre es sumamente importante en los procesos de reproducción asistida. En nuestro centro (Institut Marquès) hemos desarrollado algunos servicios específicos para el varón, como por ejemplo las nuevas salas de obtención de muestras con un sistema que ayuda a la excitación en el momento de depositar la muestra para el tratamiento.
En el libro también explico que la independencia emocional de las mujeres a la hora de plantearse la maternidad también está llegando a los hombres, que actualmente también pueden plantearse ser padres en solitario.
-¿‘¡Quiero quedarme embarazada ya!’ recoge anécdotas divertidas? ¿Si fuera así, nos podría explicar algunas?
Bueno, algunas tienen que ver con el día a día de nuestras consultas, donde por supuesto también vivimos momentos muy bonitos y emotivos. En el libro explico, por ejemplo, el caso de una pareja (la del futbolista que he comentado antes) que en la fecundación in vitro (FIV) consigue tres embriones sanos y tres alterados. Al salir de la consulta, le dicen a mi secretaria que si la música que ponemos en las incubadoras hubiera sido el himno del Barça, seguro que todos hubieran salido perfectos.
Algo que nos sucede a menudo es que los pacientes tienen miedo de no haber llenado suficientemente el recipiente de la muestra de semen, cuando en realidad la calidad no depende del volumen.
Y como anécdota entrañable, os puedo contar la de un paciente que desde la mina donde trabaja en Australia, cada día ascendía a la superficie para poder ver a sus embriones a través del Embriomóvil (una aplicación de Institut Marquès que permite ver a los embriones en la incubadora desde cualquier sitio).