Redacción Farmacosalud.com
El Hospital Universitario Vall d’Hebron ha sido el primero de España en poner en marcha una unidad multidisciplinaria para el diagnóstico y tratamiento de la placenta accreta (UPA), una patología que afecta 1 de cada 533 mujeres embarazadas. Esta afección es la principal causa de histerectomía en el parto y tiene una mortalidad del 7%. La mitad de las mujeres afectadas necesitan ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos. La nueva unidad, liderada por el Dr. Manel Casellas, del Servicio de Obstetricia Vall d’Hebron, se puso en marcha a finales del año 2014 y ya ha tratado una docena de casos. La complejidad de esta patología hace aconsejable la creación de equipos multidisciplinarios para su diagnóstico y, particularmente, su tratamiento, solo posibles en centros de tercer nivel como es el caso de Vall d’Hebron.
La placenta accreta es una patología emergente en los últimos 20 años. Se produce cuando la inserción de la placenta en el útero, por causas que todavía no están claras, sobrepasa la decidua basal e invade en diferentes grados de profundidad y extensión el miometrio, la pared muscular del útero. Como consecuencia de este hecho, el tercer estadio del parto, la expulsión de la placenta, no se puede realizar de forma fisiológica y el intento de extracción manual provoca un sangrado muy importante, frecuentemente masivo, que puede poner en peligro la vida de la paciente. El factor de riesgo más importante es la asociación entre cesárea en un parto anterior y placenta previa en la gestación actual. El riesgo crece con el número de cesáreas previas. La cirugía uterina previa (miomectomía, legrados, radiación pelviana) o el antecedente de fecundación in vitro (FIV), son otros factores de riesgo invocados.
No es infrecuente que la afección pase inadvertida hasta el parto
La nueva Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta ha tratado 12 casos desde su creación, a finales del año 2014. Cada año, en el Hospital Maternoinfantil Vall d’Hebron se detectan entre 4 y 5 (24 desde el año 2008). La detección se puede producir en las primeras semanas del embarazo, pero no es infrecuente que pase inadvertida hasta el parto. El proceso diagnóstico pasa en primer lugar por la sospecha clínica (asociación entre placenta previa y cesárea anterior). La ecografía y la resonancia magnética son los dos procedimientos básicos para lograr el diagnóstico.
La UPA es fruto de la integración asistencial e investigadora de diversos servicios del Hospital. A parte de Obstetricia, que aporta los cirujanos expertos en medicina perinatal y ecografistas, constituyen la unidad profesionales de la Unidad de Ginecología Oncológica y Patología del Tracto Genital Inferior, de Anestesiología y Reanimación, Radiología Intervencionista, Urología y Neonatología, así como especialistas en resonancia magnética fetoplacentaria. En el postoperatorio participan la Unidad de Cuidados Obstétricos Intensivos (UCOI) y la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General (dependiendo de la severidad del caso) y, a veces, puede ser necesaria la participación de cirujanos generales y/o cirujanos vasculares. También participan las comadronas, el personal de enfermería y los celadores, piezas básicas en el funcionamiento óptimo de la unidad.
El 90% de los casos han sido detectados de forma precoz
La UPA está integrada dentro de las principales redes de investigación tanto en placenta accreta europeas como norteamericanas. La asistencia programada y multidisciplinaria en estos casos hace necesaria la colaboración entre los profesionales que forman parte de la UPA en el momento del parto, que habitualmente se adelanta a la semana 34 o 35 del embarazo. Se trata de una intervención de alta complejidad, previa a la cual en la sala de Radiología Intervencionista y bajo control radioscópico se insieren unos catéteres con un balón inflable en la punta que podrán ser inflados después en el quirófano para ocluir las arterias ilíacas internas durante la intervención y evitar así una hemorragia masiva. Habitualmente se realiza una cesárea, seguida de forma inmediata por una histerectomía (extracción total del útero), excepto en aquellos casos en los cuales la paciente quiera preservar su fertilidad.
Hasta ahora, los resultados obtenidos desde la creación de la unidad han sido extremadamente positivos. El 90% de los casos han sido detectados de forma precoz. Antes sólo la mitad se detectaban antes del parto. El 80% de los partos han sido programados y se pasado de realizar transfusiones en 3 de cada 4 intervenciones a hacerlo sólo en 1 de cada 3. Todo ello también ha permitido reducir el número de reintervenciones (del 33% al 8% de los casos) y de complicaciones postoperatorias. Estos resultados abren las puertas a diseñar nuevos abordajes terapéuticos y a realizar estudios para profundizar en el conocimiento de esta patología.
El uso inconsistente del preservativo causa muchos embarazos no planificados
Por otro lado, la mitad de los embarazos en España no son planificados, según los datos más actualizados que existen y que corresponden a la Encuesta de Anticoncepción de la Sociedad Española de Contracepción elaborada en 2016[1]. La causa principal que estaría detrás de esta cifra es el uso inconsistente del preservativo. El condón es el método anticonceptivo más utilizado en España (28,4%) en todas las franjas de edad, pero especialmente entre los jóvenes de 20 a 24 años (38,3%), lo cual puede ser justificado por su alta efectividad, comodidad y ausencia de efectos secundarios. El segundo método más empleado es la píldora anticonceptiva (21,7%). Pero a pesar del uso tan extendido del preservativo, no siempre se utiliza correctamente. De hecho, un 31% se lo pone cuando la relación sexual ya se ha iniciado y un 42% no lo utiliza en todas las ocasiones[1].
La doctora Mª Jesús Alonso Llamazares, médico de familia y coordinadora del Centro de Orientación Sexual para Jóvenes de Málaga, explica que los principales errores en el uso del preservativo son “no comprobar que estén homologados y en buenas condiciones, no ser cuidadosos al manipularlos: abrirlos sin cuidado, desenrollarlos antes de usarlos, o hacerlo con uñas largas o piercings que los puedan romper. En su colocación y retirada lo fallos más comunes son dejar aire en el depósito del semen y esperar demasiado tiempo tras la eyaculación y que se quede retenido en la vagina, y no ponerlo desde el primer momento de la erección”. También son habituales los errores en la conservación de los preservativos al guardarlos en sitios que no son adecuados para ello, como la guantera del coche, la moto, la cartera en el bolsillo trasero del pantalón, a menudo lugares expuestos al calor que pueden alterar sus condiciones de fabricación.
Referencias
1. Encuesta anticoncepción Sociedad Española de Contracepción 2016. http://sec.es/descargas/OBS_EncuestaAncticoncepcion2016.pdf