Redacción Farmacosalud.com
El profesor Alan J. Thompson, neurólogo especialista en esclerosis múltiple del Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía Queen Square, ha recibido el II Premio Fundación Esclerosis Múltiple de Madrid por su dedicación, a lo largo de su carrera, a la investigación de la esclerosis múltiple en su forma progresiva, variedad frente a la que a día de hoy no hay tratamiento específico.
En España, 47.000 personas conviven con la enfermedad. Un 85% padece EM en brotes, siendo en su mayor parte mujeres con una edad comprendida entre los 18 y 30 años. En esta forma podemos encontrar un síntoma que se manifiesta durante varias semanas y pasado ese tiempo, el paciente vuelve a la normalidad. “Actualmente existen 12 tratamientos registrados para la EM en brotes pero no hay ninguno para la forma progresiva, aunque se han producido avances que nos han permitido conocer mejor los mecanismos de progresión de la enfermedad”, indica Thompson.
Y es que la EM progresiva afecta a un 10-15% de las personas afectadas, mayormente mujeres, “de una manera clara e imperceptible, sin brotes”, comenta el Dr. Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neurología y Neuroinmunología en el Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) y director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CemCat). “Gracias al diagnóstico precoz es posible controlar la inflamación que activa el mecanismo progresivo, disminuyendo así la discapacidad”. En este sentido, Montalbán ha hecho recuento de los ensayos clínicos en curso para encontrar un tratamiento para la forma progresiva de la enfermedad. Ocrelizumab, que se encuentra en fase III y que ha obtenido “efectos positivos de magnitud moderada”. Otro ensayo de origen francés, con biotina* y sujeto a otros ensayos futuros, muestra una dimensión diferente: “los resultados miden el incremento de los pacientes que mejoran”. Un tercero, muy reciente y del que casi no se tienen datos, con siponimod, que es eficaz en las formas secundariamente progresivas. Y un cuarto ensayo, con estatinas, que también ha mostrado muy buenos resultados.
“En España y en otros países, a los pacientes con progresiva, además de la rehabilitación integral, se les aplican fármacos similares a los que están actualmente en ensayo. Se trata de un especie de anticuerpo y se denomina ‘de uso compasivo”, explica Montalbán. Tanto Thompson como Montalbán ha mostrado su “optimismo” ante la pronta aparición de tratamientos registrados para la forma progresiva. Existen evidencias de que algunos fármacos aplicados para otras patologías se están empleando como neuroprotectores muy efectivos.
Alemtuzumab, terapia para la esclerosis múltiple remitente recurrente
Sanofi y su unidad Sanofi Genzyme han publicado -una vez concluida la ampliación del estudio con Lemtrada® (alemtuzumab)- los nuevos datos positivos obtenidos de la investigación realizada durante seis años con este medicamento en pacientes con esclerosis múltiple remitente recurrente (EMRR). Los pacientes con EMRR tratados con alemtuzumab durante los dos años de los estudios pivotales de fase III CARE-MS mantuvieron la duración de los efectos, que se muestran a continuación, durante cuatro años más en el estudio de extensión. Más del 90 por ciento de los pacientes que había recibido tratamiento con alemtuzumab en los ensayos CARE-MS continuaron en el estudio de extensión. Tras los dos ciclos iniciales de tratamiento en los ensayos CARE-MS, que se administraron en el mes 0 y en el mes 12, el 64% de los pacientes tratados con alemtuzumab del CARE-MS I y el 55% de los pacientes tratados con alemtuzumab del CARE-MS II no recibieron tratamiento adicional con alemtuzumab durante los cinco años siguientes, hasta el mes 72.
• Las bajas tasas anuales de brote observadas en pacientes que habían recibido alemtuzumab durante los estudios de fase III CARE-MS I (0,16) y CARE-MS II (0,28) se mantuvieron constantes en el estudio de extensión (0,12 para los de CARE-MS I y 0,15 CARE-MS II en el sexto año).
•Al cabo de seis años, el 77% de los pacientes que había recibido alemtuzumab en el CARE-MS I y el 72% de los pacientes que había recibido alemtuzumab en el CARE-MS II no experimentaron un empeoramiento de la discapacidad confirmada durante seis meses, tal y como se midió mediante la Escala Ampliada del Estado de Discapacidad (Expanded Disability Status Scale, EDSS).
• Al cabo de seis años, el 34% de los pacientes que había presentado alguna discapacidad antes de recibir alemtuzumab en el CARE-MS I y el 43% de los pacientes que había presentado alguna discapacidad antes de recibir Almentuzumab en el CARE-MS II mejoraron su puntuación EDSS confirmada durante al menos seis meses en comparación con el tratamiento que estaban recibiendo antes del inicio del estudio.
• Al cabo de seis años, la atrofia cerebral se ralentizó en los pacientes que habían recibido alemtuzumab en el CARE-MS I y II, tal y como mostró la fracción del parénquima cerebral en la resonancia magnética (RM). En los años que van del tercero al sexto, la media anual de pérdida de volumen cerebral fue del -0,20 por ciento o inferior, más baja que la observada en los pacientes tratados con alemtuzumab durante los estudios pivotales de dos años de duración (CARE-MS I: -0,59 por ciento el primer año; -0,25 por ciento el segundo año; CARE-MS II: -0,48 por ciento el primer año; -0,22 por ciento el segundo año).
• En los años tercero, cuarto, quinto y sexto, la mayoría de los pacientes no presentó en la RM ningún signo de actividad de la enfermedad, definida como ausencia de nuevas lesiones en T1 realzadas con gadolinio y ausencia lesiones progresivas en T2 (entre el 66% y el 72% en CARE-MS I; entre el 68% y el 70% en CARE-MS II).
Al cabo de seis años, la incidencia anual de la mayoría de los acontecimientos adversos durante el estudio de extensión fue similar o menor a la de los estudios pivotales. La frecuencia más alta de acontecimientos adversos relacionados con el tiroides se observó el tercer año y fue disminuyendo a partir de entonces.
Potenciar la comunicación farmacéutico-paciente en favor de la adherencia terapéutica
Por otro lado, la relación farmacéutico-paciente ha sido el eje central sobre el que ha girado el taller de esclerosis múltiple “Entender para optimizar la relación con nuestros pacientes: ¿quiénes son y qué necesitan?, organizado por la compañía biotecnológica Biogen y el Comité Científico del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), que ha celebrado en Gijón su 61º edición anual. El papel del farmacéutico se ha ido consolidando a medida que han avanzado los tratamientos, adquiriendo más responsabilidades hasta convertirse en un soporte y fuente de información esencial para el paciente y sus familiares. “El vínculo y trabajo multidisciplinar entre farmacia hospitalaria y las asociaciones de pacientes refuerzan en gran medida el papel activo del paciente a la hora de afrontar la evolución de la enfermedad. De esta manera se dispone de toda la información relativa al proceso evolutivo de la esclerosis múltiple, así como de los recursos a su alcance y relacionados con la misma”, señala Carmen Valls, directora ejecutiva de la Fundación Privada Madrid contra la Esclerosis Múltiple (FEMM).
Por su parte, la Dra. Montserrat Pérez Encinas, especialista en Farmacia Hospitalaria y jefa de Área de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid, sostiene la importancia de afianzar la relación y comunicación farmacéutico hospitalario-enfermo, la cual debe ser cercana y fluida. En base a su experiencia, “el paciente tiene que ser capaz de comunicarse con los profesionales sanitarios de forma clara y abierta. El objetivo es que se sientan escuchados y que resuelvan todas sus dudas respecto al tratamiento, una de sus principales preocupaciones. Por eso el soporte psicológico ayuda a que el paciente comprenda, acepte y se comprometa a seguir la terapia”.
La disbiosis bacteriana de la microbiota puede tener relación con la EM
La contribución de la microbiota intestinal en el desarrollo y la adecuada regulación del sistema inmunológico parece confirmarse, a tenor de los últimos estudios en este campo. Sin embargo, esta relación está todavía sin explorar, un factor que suscita mucho interés en la comunidad científica. Por este motivo, expertos en medicina y microbiología han analizado el papel que ejercen los microorganismos “buenos” del intestino (microbiota intestinal) en el mantenimiento de funciones cerebrales y la prevención de trastornos inmunológicos y metabólicos, durante la Reunión Anual de la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS), que ha tenido lugar en Madrid.
“Por un lado, el cerebro, a través del sistema nervioso autónomo y la liberación de mediadores en la sangre y el tubo digestivo, es capaz de modificar la microbiota y, por el otro, la microbiota, principalmente mediante la liberación de sustancias y la modulación del sistema inmunológico, condiciona el cerebro y puede influir en la conducta y desencadenar o predisponer la evolución de algunas enfermedades neurológicas”, explica el doctor Alfredo Rodríguez-Antigüedad, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Basurto, en Bilbao. Los expertos también advierten sobre la alteración o disbiosis bacteriana de la microbiota intestinal por exposición a los antimicriobianos: la doctora Mikele Macho, médico residente del Servicio de Microbiología Clínica y Control de Infección del Hospital de Basurto, asegura que esta alteración podría estar relacionada con ciertas enfermedades crónicas que han aumentado en los últimos años, tales como obesidad, síndrome metabólico, atopia, alergia, asma, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad celíaca.
* La Vitamina B8-Biotina es importante para el metabolismo, tanto de carbohidratos como de lípidos, y se halla en muy diferentes tipos de alimentos. Fuente: ‘Vitamina B8 – Biotina’. Fundación Española del Corazón