Redacción Farmacosalud.com
Vale la pena seguir al pie de la letra -y nunca mejor dicho- las recomendaciones del Colegio de Podólogos de Andalucía: no hay que comprar calzado demasiado ajustado a los niños ni tampoco hay que ‘aprovechar’ los zapatos ya usados de otras personas porque ambas acciones pueden dañar los pies. De hecho, últimamente los podólogos observan que se está generalizando la tendencia de poner a los ‘peques’ de la casa calzado demasiado ajustado. Según Jorge Barnés, presidente del Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, este mal hábito obedece a dos razones: por un lado, “no hay un criterio unificado con el número real de las tallas en los zapatos (depende del fabricante), lo que “dificulta mucho la correcta elección”, y por otro lado subyacen condicionantes estéticos. En cuanto al aprovechamiento del calzado ya usado, Barnés comenta a www.farmacosalud.com que la crisis económica ha propiciado “que se hereden zapatos” entre familiares.
“Los efectos económicos -afirma el podólogo- de esta crisis que todavía estamos soportando han propiciado que se hereden zapatos de los hijos mayores a los menores, de primos mayores a sobrinos menores, etc.. Esto debe evitarse primero por higiene y, sobre todo, porque las deformidades y vicios que se hayan producido en el calzado variarán la posición del pie y la actitud biomecánica en el niño que hereda dicho calzado”.
“Una talla inadecuada por pequeña o por grande puede producir alteraciones”
Por otra parte, el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía advierte sobre el riesgo de comprar a los menores calzado demasiado ajustado, ya que el pie de un niño aumenta una media de 8 milímetros cada tres meses. Con motivo del inicio del curso escolar y las semanas de compra de nuevos complementos para los menores, esta organización colegial revela que tras la costumbre errónea hasta hace unos años de poner a los niños zapatos de talla superior para garantizar así su uso durante más de una temporada, últimamente los podólogos observan la tendencia generalizada de padres y madres de poner a sus hijos calzado demasiado ajustado. A través de un comunicado del Colegio de Podólogos de Andalucía, Barnés asegura que “ambas prácticas suponen riesgos tanto para el desarrollo y el crecimiento correctos del pie como para la libertad natural de movimiento que respete la biomecánica y la fisiología” y satisfaga “la motricidad de los menores”. El experto matiza que “un calzado de talla inadecuada puede modificar la forma de caminar y provocar daños como laceraciones o ampollas”. Y no sólo eso. A largo plazo, cuando la persona es adulta, las consecuencias pueden ser igualmente negativas, según advierte Barnés en declaraciones a www.farmacosalud.com: “Una talla inadecuada tanto por pequeña como por excesivamente grande puede producir alteraciones e incluso lesiones en los pies tanto de niños como de adultos”.
La elección del calzado es especialmente importante en niños hasta los ocho años, período de edad en el que se desarrolla el 80 por ciento de la evolución angular y torsional de los miembros inferiores. Los zapatos escolares, que además suelen usarse tras finalizar la jornada el centro, se convierten en el principal calzado en el caso de los menores, dado que se usan entre 9 y 12 horas diarias.
Consultores podólogos para formar al personal de zapatería infantil
En opinión de Barnés, “sería conveniente (y muchos establecimientos que son conscientes de la importancia de ofrecer el calzado adecuado ya lo están aplicando) tener consultores podólogos que formen al personal de zapatería infantil en el tipo de calzado más adecuado y, por supuesto, en la elección de la talla, en ocasiones con medidores específicos que determinan no la talla, sino cómo ajusta ese determinado zapato en el pie específico del niño. Es difícil, bajo control podológico, que en la actualidad se puedan producir lesiones irreversibles, ya que cada vez más el hábito de visitar al podólogo es general en la sociedad”.
“Respecto al calzado corto, decir que uno de los grandes problemas es que no hay un criterio unificado con el número real de las tallas en los zapatos. Vemos que, dependiendo de los fabricantes, una talla 26 puede adquirirse de un fabricante con esta talla y otro fabricante tallar un 25 largo, y otro presentar una horma 27 corta… y esto dificulta mucho la correcta elección. También influye mucho la edad del niño, ya que en según qué edades, sobre todo en la primera infancia, el proceso de crecimiento del pie varía con respecto a la segunda infancia, momento en el que el pie crece de forma más rápida tanto en longitud como en anchura. Y por supuesto depende de la genética familiar, que por supuesto marca el que, a igualdad de edad, cada niño calce una talla diferente, con lo que no se sigue un patrón tipo”, explica Barnés.
Según el presidente de los podólogos andaluces, “la elección por estética también es un factor determinante: al estar acostumbrados visualmente a una longitud determinada en el pie, la percepción de los padres respecto a un número o dos superior al que lleva el niño en la actualidad hace que vean un pie excesivamente largo y opten por un calzado nuevo más corto que su tallaje real”.
Recomendaciones para elegir bien el calzado de los menores
El Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía se hace eco también de las principales recomendaciones realizadas por el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos a la hora de elegir el calzado de los escolares:
-El mejor momento para probar el calzado es al final del día.
-No dar prioridad a la moda.
-Calzado específico para cada actividad deportiva
-Las zapatillas con ruedines son juguetes. Su uso debe estar limitado como máximo a una o dos horas a la semana.
Junto al Consejo, el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía recuerda que es necesario realizar revisiones periódicas y que la edad recomendable para visitar al podólogo por primera vez es entre los tres y los cuatro años edad, cuando se puede ver cómo se desarrolla el pie y los miembros inferiores.