Redacción Farmacosalud.com
En septiembre hay más gente que quiere dejar de fumar, según asegura el doctor Juan Antonio Riesco, neumólogo y coordinador del Año SEPAR 2015-2016 de la EPOC y el tabaco de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). ¿Ello puede tener algo que ver con la posibilidad de que en verano se fume más y haya quien se arrepienta de determinados 'excesos'?¿Puede tener algo que ver con el hecho de que durante las vacaciones haya personas que se inicien en el hábito tabáquico y a la vuelta a la 'rutina' quieran dar marcha atrás?
Dado que se ha comprobado que en verano las personas pueden aumentar de peso entre 2 y 3 quilos por un 'relajamiento' en la dieta, no resulta nada descabellado sospechar que los fumadores, por norma general, fumen más durante las vacaciones, también por motivos de ocio. De entrada, cabe decir que durante la época estival se comercializan más cajetillas, según se desprende de las ventas de labores de tabaco a expendedurías que recoge el Comisionado para el Mercado de Tabacos de España[1]: si bien durante la mayor parte del año 2015 no se alcanzó la cifra de 200.000.000 cajetillas vendidas al mes (lo más cerca que se estuvo de esa cifra fueron las 197.705.190 cajetillas del mes de octubre), entre junio y septiembre se superó siempre la barrera del 2 ‘inicial’ (210.523.299 en junio, 235.479.327 en julio, 212.024.389 en agosto y 204.643.986 en septiembre). Claro que este incremento de las ventas también podría obedecer a la presencia en España de un mayor número de personas por la llegada masiva de turistas en verano. Con todo, algunos expertos en tabaquismo[2] aducen que la relajación propia de la época vacacional propicia un aumento tanto del consumo de cigarrillos como del número de personas que prueban por primera vez el tabaco. En fin, que todo influye para que se produzca dicho incremento. De acuerdo con el miembro de SEPAR, “no todos los fumadores son ‘iguales’ en cuanto a su forma de fumar: unos fuman más en situaciones cotidianas y en el contexto del estrés laboral-familiar habitual, mientras que otros aumentan su consumo en situación de relajación y ambiente social”.
Atención a las exacerbaciones por EPOC: a más tabaco, mayor empeoramiento
Se fume más o no en verano, lo que está claro es que en septiembre hay más gente que quiere abandonar el hábito tabáquico. El propio doctor Riesco comentaba meses atrás [3] que el 1 de enero es una fecha en que se registra un incremento de propósitos para dejar el tabaco, tendencia que se repite en septiembre porque este mes también representa, igual que enero, “un cambio de ‘ciclo’ y supone el comienzo de una nueva etapa o nuevo curso, y esto hace que haya un incremento de personas que quieran intentar dejarlo”. Según Riesco, cuesta mucho describir un perfil determinado de personas que piden ayuda médica tras las vacaciones veraniegas para abandonar el tabaco porque, de hecho, ya “es difícil describir un perfil determinado para cada época del año. Lo que es cierto es que aún es escaso el porcentaje de fumadores que solicita ayuda para el abandono en cualquier momento del año. En cualquier caso, la población fumadora sana que no percibe riesgo ni impacto negativo del tabaco por cualquier causa seguirá sin planteárselo, siendo más frecuente que la población con alguna enfermedad, o sana pero que percibe riesgo o impacto negativo, sí lo haga”.
Otra cosa que puede ocurrir es que un fumador no aumente su consumo de cigarrillos en verano, pero sí lo haga tras las vacaciones, una vez haya vuelto -dependiendo de cada caso- a la normalidad laboral, estudiantil o del entorno social habitual. A criterio del experto de SEPAR, fumar más tras las vacaciones puede ser algo así como una especie de síntoma del síndrome postvacacional, si bien el incremento de consumo de cigarrillos “no sólo es atribuible al síndrome postvacacional, sino a la influencia de las dependencias conductuales y sociales que genera el tabaquismo en un determinado perfil de fumadores”.
Por todo ello, podría deducirse que en septiembre, tras la vuelta a la ‘rutina’, pueden producirse más exacerbaciones de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) derivadas de un posible incremento del consumo de tabaco durante las vacaciones estivales, en tanto que “la evidencia científica apoya un efecto estacional sobre determinado perfil de exacerbaciones y, por otro lado, el tabaquismo activo es un factor favorecedor de las mismas: a más tabaco, mayor empeoramiento clínico-funcional y más riesgo de exacerbaciones”, afirma.
“Si tiene más de 40 años, tiene tos y es o ha sido fumador, hágase una espirometría”
Las personas mayores de 40 años, con tos o expectoración, que son o han sido fumadores deberían someterse a una espirometría para descartar EPOC. Según la SEPAR, la espirometría es una de las pruebas diagnósticas más eficaces para reducir el elevado infradiagnóstico de la EPOC, que en España se sitúa alrededor del 73%, es decir, que tres de cada cuatro afectados no saben que padecen esta patología. Una de cada diez personas de entre 40 y 80 años sufre EPOC, una afección que causa 50 muertes diarias en España. La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica es una dolencia crónica, como su nombre indica, que no tiene tratamiento curativo aunque sí tratamientos que permiten reducir sus síntomas y frenar el deterioro de los pulmones si se detecta precozmente, lo que permite al paciente mantener un nivel de calidad de vida aceptable.
El problema más relevante de la EPOC es su elevado infradiagnóstico, que alcanza el 73% de los pacientes. “El binomio tos y fumar puede parecer algo normal, un peaje por el que deben pasar la mayoría de los fumadores, pero la tos es siempre una señal de aviso de que algo va mal”, explica el doctor Riesco. “Los síntomas respiratorios de la EPOC empiezan a manifestarse a partir de los 40 años; por eso, nuestra recomendación como neumólogos es que si tiene más de 40 años, es o ha sido fumador y tiene síntomas respiratorios como tos, expectoración o ahogo, solicite una espirometría para descartar EPOC”.
El 85% de pacientes con EPOC son o han sido fumadores
Como consecuencia del retraso diagnóstico, cuando se inicia el tratamiento la enfermedad ya está muy avanzada y la función pulmonar muy deteriorada. “Para ello es imprescindible que las personas que forman parte del grupo de riesgo soliciten una espirometría”, explica el neumólogo, que añade lo siguiente: “unos de los objetivos del Año SEPAR de la EPOC y el tabaco es, además de explicar la estrecha relación entre EPOC y tabaco, difundir el valor preventivo de la espirometría en las enfermedades respiratorias y en concreto en la EPOC”.
La relación entre EPOC y tabaco está científicamente contrastada. Hoy se sabe que el principal factor de riesgo de esta enfermedad es el tabaco. El 85% de pacientes con esta patología respiratoria son o han sido fumadores. La EPOC puede comenzar con tos y expectoración, pero serán la dificultad para respirar (llamada disnea) y la sensación de ahogo al andar o al aumentar la actividad física los primeros síntomas de la afección. La espirometría es una prueba que permite conocer el estado de los pulmones midiendo el aire que la persona es capaz de inspirar y espirar. La prueba consiste en respirar primero lentamente con normalidad y luego en coger y soltar todo el aire que pueda. “Es pues una prueba sencilla, que dura apenas 10 minutos; se realiza de forma ambulatoria y los resultados se obtienen al momento. A cambio, nos indica si la función pulmonar está alterada, lo que nos permite llegar a un diagnóstico y decidir un tratamiento útil”, precisa el doctor Riesco.
Referencias
1. Comisionado para el Mercado de Tabacos. Estadísticas año 2015: ‘Información sobre el Mercado de Tabacos: ventas de labores de tabaco a expendedurías’. Web del Comisionado para el Mercado de Tabacos.
2. ‘El consumo de tabaco entre los jóvenes se "dispara" en verano porque tienen más tiempo libre, según los oncólogos’. Europa Press online. 10/08/2010
3. ‘Hay un incremento de jóvenes que piden ayuda médica para dejar de fumar’. Entrevista con el Dr. Juan Antonio Riesco publicada en www.farmacosalud.com