Redacción Farmacosalud.com
En los últimos tiempos se ha puesto de moda una expresión de origen anglosajón, ‘spin-off’, término que alude a un proyecto nacido como extensión de otro anterior. En la TV, se aplica para identificar a una nueva serie cuyo protagonista proviene de una serie de ficción anterior, si bien la nueva producción no necesariamente debe ser una continuación de la producción de origen, sino que puede seguir un rumbo diferente. Pues bien, en el ámbito de la dermatología y tricología (ciencia que estudia el cabello) ha aparecido una nueva enfermedad, la alopecia frontal fibrosante, que ha adquirido entidad propia comportándose como una especie de ‘spin-off’ de la denominada alopecia frontal fibrosante postmenopáusica. Todo parece indicar que la alopecia frontal fibrosante no da la oportunidad de revertir la pérdida de cabello mediante la realización de un trasplante capilar, en tanto que la afectación cutánea de la zona afectada es muy severa y, en principio, ello impide que un pelo injertado pueda prosperar.
Cuando se describió la alopecia frontal fibrosante postmenopáusica se llegó a la conclusión de que la afección se manifestaba básicamente en mujeres justo después de entrar en la menopausia, alrededor de los 50-55 años de edad. Sin embargo, en los últimos años han aparecido casos que han incidido en pacientes en edad fértil, e incluso en personas de sexo masculino, lo que ha conllevado la supresión de la coletilla 'postmenopáusica' para definir estos casos. “Los afectados de alopecia frontal fibrosante más típicos serían mujeres de entre 45 y 55 años de edad; con todo, esta patología también puede afectar a personas más jóvenes y también a personas con edades más avanzadas. Yo no tengo a ningún paciente por debajo de los 30 años, el más joven estaría alrededor de los 36-37 años”, explica el doctor Ramon Grimalt, profesor de Dermatología en la Universidad Internacional de Catalunya y bloguero en www.grimalt.net.
¿Los cosméticos, posible causa de la enfermedad?
Por ahora, las causas de la nueva enfermedad son desconocidas. Se especula con la posibilidad de que los cosméticos puedan estar relacionados con la aparición de la patología, ya que la mayoría de pacientes que consultan por ella han usado durante años cosméticos tanto capilares como faciales. En este sentido, cabe destacar que años atrás el uso de estos productos no estaba tan generalizado, razón por la cual se ha lanzado la hipótesis de que su popularización y mayor uso pueda tener algo que ver con la aparición de la alopecia frontal fibrosante, según se constata en el blog de Grimalt.
Preguntado sobre si el ‘abuso’ de tales cosméticos es una posible causa de la alopecia frontal fibrosante, el dermatólogo se muestra muy prudente: “Hacer estudios de incidencia de enfermedades filtrando actitudes o hábitos que son muy comunes y habituales es un tanto complejo. Si yo le digo que los champús pueden contener alguna sustancia conservante que no es del todo saludable, o que los tintes capilares contienen algún tipo de sustancia química que no es del todo saludable, o que incluso esa sustancia está siendo estudiada por comisiones de un grupo de la Unión Europea que se llama el Grupo para la Seguridad de los Productos de Consumo, pues es muy difícil saber qué personas han podido hacer un uso excesivo de unos productos que están en todos los supermercados del mundo y que la mayor parte de las personas utilizan a diario. Resulta muy complicado diferenciar a esos consumidores de aquellos que los han usado un poco más o un poco menos. Si, por ejemplo, estuviéramos hablando únicamente de una crema antiarrugas que sólo ha utilizado un 3% de la población, el análisis sería mucho más simple”.
“Si decimos -prosigue el doctor- ‘nuestras abuelas tenían la menarquia (aparición de la primera menstruación) alrededor de los 15 años, en nuestras madres más o menos alrededor de los 14-13 y en nuestras hijas entre los 11-12’, a continuación podríamos preguntarnos: ¿por qué ese cambio? Pues porque probablemente hay factores hormonales en el ambiente a partir de la carne que comemos, carne que a veces puede haber sido tratada con hormonas de crecimiento para que el animal crezca un poco más rápido. Es muy difícil saber si todo ello puede influir en nuestros cambios hormonales, o cómo puede influir… son hipótesis. No tengo la respuesta clara a la pregunta. Cuando una hipótesis se basa en un hecho que es muy cotidiano, es muy difícil de responder. Si yo dijera: ‘a ver, ¿pero no hay mujeres que se ponen crema hidratante cada día en la cara y no tienen este tipo de alopecia?’ Por supuesto, la mayor parte de personas que usan crema hidratante en la cara a diario, o un champú o un tinte capilar o un acondicionador, por supuesto que no padecen esta enfermedad”.
Los tratamientos para detener esta calvicie, usados con “más o menos éxito”
La alopecia frontal fibrosante presenta un patrón muy distinto con respecto al resto de calvicies. Según Grimalt, “en un varón que se vuelve calvo se da un patrón en forma de M o W (depende del lado desde donde se mire), con las típicas entradas y la coronilla; es un patrón que define a la alopecia androgenética. En general, cuando las mujeres padecen calvicie nunca pierden el pelo en forma de M ni W, es decir, mantienen la línea de implantación frontal ‘respetada’. Por encima de las cejas, el pelo de esas mujeres está perfecto y, en cambio, presentan un aclaramiento de la parte superior del cuero cabelludo”. Con la alopecia frontal fibrosante “no hay ni M ni W ni aclaramiento de la parte superior, sólo un claro retroceso de la línea frontal, como si los productos aplicados en esta zona fueran los culpables de dicho retroceso. Las otras formas de calvicie no tienen nunca este patrón en forma de diadema, este patrón de ‘clown’, este patrón de bailaora que lleva el pelo recogido para atrás y que tiene una frente muy ancha, en plan exagerado”.
Los tratamientos para la alopecia frontal fibrosante no logran revertir el proceso de pérdida de cabello, pero si pueden llegar a detenerlo. Recientemente se ha publicado un artículo[1] centrado en 355 pacientes en el que se han recogido todos los casos vistos en España por los dermatólogos que, como Grimalt, forman parte del grupo de investigación dedicado a esta enfermedad. “Realmente, hay una enorme variedad de respuestas, pero en general la mayor parte de los pacientes responden mal al tratamiento”, reconoce el profesor de la Universidad Internacional de Catalunya.
A modo de tratamiento, se han usado “con más o menos éxito” los fármacos finasteride, minoxidil, dutasteride y acetato de ciproterona, así como medicamentos antipalúdicos y corticoides tópicos. La alopecia frontal fibrosante “es más una patología de la piel del cuero cabelludo que del pelo. Por lo tanto, se aplican tratamientos con la idea de mejorar la inflamación en el cuero cabelludo. Son tratamientos que pueden dar respuesta, cosa que no ocurre en otros tipos de alopecia, donde intentamos tratar directamente el pelo”, comenta Grimalt.
Pelucas y adoptar otros peinados, métodos para recuperar la anterior imagen
Por ahora, es difícil saber si los afectados de alopecia frontal fibrosante que quieran recuperar su anterior imagen son candidatos a un trasplante capilar, puesto que “aún no hay mucha experiencia” en la aplicación de injertos en estos casos de calvicie. De todos modos, las previsiones no son demasiado halagüeñas, sino más bien todo lo contrario, tal y como remarca el dermatólogo: “En un principio, la piel afectada es una piel que queda enferma. De hecho, la mayor parte de los pacientes notan incluso un cambio de color en la piel en la que antes había pelo. Queda como una fibrosis, de ahí el nombre de la enfermedad, alopecia frontal fibrosante… queda como un cuero, como una cicatriz, es un tipo de terreno inadecuado para que pueda implantarse pelo y éste pueda nacer de forma correcta. Por tanto, en esta alopecia el resultado de un trasplante puede ser poco esperanzador”.
De momento, y mientras no se descubra otra solución, los pacientes que quieran disimular la calvicie fibrosante deberán recurrir al uso de una peluca o bien aprovechar las posibles variantes del peinado. “Muchas mujeres tienen una habilidad especial para peinarse y, evidentemente, si el pelo ha retrocedido sólo 6-7 centímetros, peinándose con flequillo o usando un poco de laca o gomina se consigue esconder que se sufre la enfermedad, excepto cuando el médico realiza una exploración o si la mujer afectada decide peinarse de un modo distinto”, señala.
La alopecia frontal fibrosante no llega a manifestarse por todo el cuero cabelludo
Por último, cabe destacar otra de las grandes características diferenciales de la alopecia frontal fibrosante: no avanza por todo el cuero cabelludo aunque no se haga nada para detenerla. “En los casos peores, se convierte en una alopecia periférica que llega a afectar la zona frontal y la parte superior de los oídos, pudiendo llegar a afectar un poco la parte de la nuca, pero nunca afecta la parte superior del cuero cabelludo. Por tanto, resulta muy simple ‘tapar’ la calvicie peinándose o dejándose caer el pelo sobre las orejas y la nuca. La parte frontal es un poco más difícil de disimular”, determina el doctor Grimalt.
Referencias
1. Sergio Vañó-Galván, Ana M. Molina-Ruiz, Cristina Serrano-Falcón, Salvador Arias-Santiago, Ana R. Rodrigues-Barata, Gloria Garnacho-Saucedo, Antonio Martorell-Calatayud, Pablo Fernández-Crehuet, Ramón Grimalt, Beatriz Aranegui, Emiliano Grillo, Blanca Diaz-Ley, Rafael Salido, Sivia Pérez-Gala, Salvio Serrano, Jose Carlos Moreno, Pedro Jaén, Francisco M. Camacho. ‘Frontal fibrosing alopecia: A multicenter review of 355 patients’. Journal of the American Academy of Dermatology (JAAD). DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.jaad.2013.12.003