Redacción Farmacosalud.com
Cada vez se está más cerca de erradicar de La Tierra la conocida como enfermedad de Pian, una infección que se ceba especialmente en comunidades pobres que viven en zonas remotas del planeta. Según el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), se ha demostrado que el tratamiento oral con el antibiótico azitromicina es efectivo a la hora de curar a los pacientes de esta patología. De hecho, en 2012, Oriol Mitjà, investigador español del ISGlobal, publicó desde la isla remota de Lihir (Papúa Nueva Guinea) unos resultados que sorprendieron a la comunidad científica: había descubierto un tratamiento que con una única dosis resultaba efectivo contra la enfermedad del pian.
La azitromicina cuesta medio euro por adulto y 20 céntimos para los niños. Este hecho es muy remarcable porque, con una sola dosis, se ha demostrado que el fármaco elimina la enfermedad de Pian.
Viejo dicho africano: ‘el pian empieza donde acaban los caminos’
El documental ‘On acaben els camins’ (Donde acaban los caminos) recoge la experiencia de Mitjà. Se trata de una película dirigida por Noemí Cuní y producida por el Grup Broadcaster que ha sido presentada en CaixaForum Barcelona, ha informado la Obra Social la Caixa a través de un comunicado. El documental, que ha sido coproducido por TV3 y Televisión Española, bajo el impulso de la Obra Social la Caixa, debe su título a un viejo dicho africano según el cual ‘el pian empieza donde acaban los caminos’. “Nos pareció el título más apropiado, porque da una idea de lo que supone hacer frente a esta enfermedad olvidada, que afecta especialmente a personas que viven en lugares recónditos, y también de los retos de producción que supuso un rodaje de nueve semanas, seis de ellas en la isla de Lihir”, explica Noemí Cuní.
‘On acaben els camins’ acompaña a Mitjà en un proceso que, cuatro años después de su hallazgo médico, lo ha llevado a pilotar una campaña de erradicación mundial de la enfermedad iniciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El pian afecta a 100.000 niños cada año -en 13 países pobres- y pertenece a un grupo de siete enfermedades de la piel olvidadas con consecuencias parecidas a las de la lepra. Los niños afectados se ven obligados a jugar solos y no pueden ir al colegio. El tratamiento con antibiótico solo cuesta medio euro por persona, y los países que ya lo han utilizado han logrado eliminar la enfermedad y el sufrimiento que provoca”, afirma Mitjà. La investigación liderada por este científico ha situado al pian en condiciones de convertirse en la segunda enfermedad humana con posibilidades de ser erradicada del planeta, después de la viruela.
El pian se transmite por contacto directo (de persona a persona), aunque no sexual
De acuerdo con la OMS, el pian forma parte de un grupo de infecciones bacterianas crónicas causadas por treponemas, entre las que se incluyen la llamada sífilis endémica (bejel) y el mal de pinto, que se conocen comúnmente como treponematosis endémicas. El pian es la más común de esas infecciones. El microorganismo causante del pian -Treponema pallidum pertenue- está genéticamente muy próximo a las bacterias causantes de las treponematosis endémicas no venéreas menos frecuentes, el bejel y la pinta, y de la T. pallidum, subespecie pallidum, causante de la sífilis. La enfermedad afecta principalmente a las comunidades pobres de las regiones boscosas cálidas, húmedas y tropicales de África, Asia, América Latina y el Pacífico. La mayoría de estas poblaciones tiene acceso limitado a la atención sanitaria[1].
El pian se transmite por contacto directo (de persona a persona), aunque no sexual, con el exudado de las lesiones de una persona infectada a una persona no infectada a través de escoriaciones menores. La mayor parte de las lesiones se producen en las extremidades. La bacteria coloniza abundantemente la lesión inicial del pian. El período de incubación dura entre 9 y 90 días (con una media de 21 días). Aproximadamente el 75% de las personas afectadas son niños menores de 15 años (la máxima incidencia se registra en niños de 6 a 10 años). Niños y niñas resultan igualmente afectados. El hacinamiento, la falta de higiene y las condiciones socioeconómicas facilitan la propagación del pian. Si no se trata, la enfermedad puede causar desfiguración y discapacidad permanentes[1].
Referencias
1. OMS. Centro de prensa
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