Redacción Farmacosalud.com
¿Cuántas veces no habremos oído la frase ‘uf, el cáncer le ha llegado hasta los huesos…’? Es una expresión que, una vez pronunciada, suele asociarse indefectiblemente a patología terminal. Pues bien. A través de www.farmacosalud.com, el doctor Guillermo de Velasco, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se encarga de poner los puntos sobre las íes en este ámbito recordándonos que mientras hay vida hay esperanza, entre otras razones porque una metástasis ósea (MO) “se puede frenar”, según afirma. Otro de los mitos asociados a la presencia de metástasis en los huesos es la aparición indiscutible de un dolor cruento. Una vez más, De Velasco tiene otro punto que poner sobre otra ‘í’: “Las metástasis óseas tratadas pueden tener buena evolución y no producir dolor”. Más claro, el agua.
La incidencia de las MO ha ido incrementándose en los últimos años. Se calcula que un 75% de tumores de gran incidencia desarrollarán este tipo de complicaciones tumorales, muy frecuentes en los cánceres originados en pulmón, próstata o mama. “Aunque existen excepciones, prácticamente todos los tumores pueden desarrollar metástasis óseas. Sin embargo, en algunos tumores la presencia de metástasis óseas -como por ejemplo el cáncer de colon- es infrecuente”, señala el doctor.
“La calidad de vida de los pacientes con MO es extremadamente variable”
¿Por qué se suele asociar metástasis, y sobre todo la metástasis ósea, a patología terminal? “¿Puede ser porque se asocie a dolor en zonas del cuerpo que pueden estar alejadas del tumor primario?”, contesta con otra pregunta el oncólogo. Llegados a este punto, el secretario científico de SEOM aprovecha la oportunidad para afirmar que la MO “no siempre” implica dolor. “Algunas veces las metástasis óseas se diagnostican antes de haber producido síntomas. Además, las metástasis óseas tratadas pueden tener buena evolución y no producir dolor”, asevera.
“La calidad de vida de los pacientes con metástasis óseas -comenta De Velasco- es extremadamente variable y dependiente de la situación global del paciente y del tumor primario que origina las MO. Hay pacientes con metástasis óseas secundarias a cáncer de próstata o mama que pueden vivir años con una buena calidad de vida”. Con todo, hay enfermos con metástasis óseas que “pueden tener complicaciones muy graves secundarias a éstas como son las fracturas patológicas o la compresión medular”, puntualiza. A las fracturas patológicas y compresión de la médula espinal se las conoce como ERE (Eventos Relacionados con el Esqueleto). De acuerdo con De Velasco, “no existe un perfil” que defina a pacientes oncológicos con un ERE, si bien “es cierto que, dependiendo de la extensión de las metástasis óseas, la localización de la metástasis y la agresividad del tumor, pueden reconocerse pacientes que están en mayor riesgo de un ERE”.
Los pacientes de MO piden un acceso igualitario a los mejores tratamientos para prevenir los ERE, de tal manera que la terapia se prescriba según criterios estrictamente facultativos y no económicos, según se desprende de un comunicado difundido por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), entidad impulsora del documento ‘Recomendaciones a tener en cuenta en los pacientes con metástasis óseas’. A este respecto, Begoña Barragán, presidenta de GEPAC, reclama “que el diagnóstico de las metástasis óseas y su tratamiento siempre responda a criterios médicos y no, como ocurre en muchos casos en la actualidad, a criterios economicistas que nada tienen que ver con la correcta atención a las necesidades de los pacientes”.
Zometa y denosumab, útiles para plantar cara a las complicaciones en MO
Una vez diagnosticadas las metástasis óseas, existen fármacos antiresortivos óseos que pueden disminuir y retrasar la aparición de EREs. “Los fármacos que han demostrado este beneficio son los bifosfonatos como el ácido zoledrónico (zometa) e inhibidores de RANKL denosumab. Estos fármacos precisan de la toma de suplementos con vitamina D y calcio para evitar hipocalcemia. Estos fármacos reducen el dolor, reducen el riesgo de fracturas, la necesidad de requerir cirugía o radioterapia y disminuyen la hipercalcemia tumoral”, detalla De Velasco.
Por otro lado, la fisioterapia puede ser muy beneficiosa para los enfermos de cáncer y específicamente para los pacientes con diseminación metastásica en los huesos. Según el experto, “el tratamiento y/o ejercicios debe ser individualizado para cada paciente y deben descartarse contraindicaciones que impidan realizar ejercicios. También es importante valorar el riesgo de fracturas óseas previamente a la realización de tratamientos”.
¿Las metástasis óseas se pueden curar?
Por lo descrito hasta ahora, parece evidente que el panorama de las MO no es tan sombrío como pueda parecer. Ahora bien… ¿una metástasis ósea se puede llegar a curar? De Velasco responde lo siguiente: “Como concepto general, en cáncer todavía no somos capaces de curar los tumores con enfermedad metastásica, independientemente de donde sea la metástasis. En el caso concreto de las metástasis óseas y dependiendo del tumor primario, se pueden frenar y enlentecer”.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos que, “específicamente, están estudiando la prevención de la aparición de metástasis óseas. Son estudios con diferentes esquemas de ácido zoledrónico y con denosumab de forma preventiva en pacientes con cáncer de pulmón, próstata o mama”, precisa el especialista.
Las Recomendaciones sobre las MO, ampliamente consensuadas
El documento ‘Recomendaciones a tener en cuenta en los pacientes con metástasis óseas’ incluye varios puntos que se suman al anotado anteriormente, como por ejemplo la petición de que se proporcione un mayor apoyo a la investigación biomédica para esta patología y se mejore el diagnóstico precoz. Asimismo, los pacientes reclaman más y mejor información en todo a lo relativo a las MO, que se les haga partícipes de la toma de decisiones terapéuticas y se les haga receptores de una atención integral incluyendo rehabilitación física, asistencia social y psicológica tanto para los diagnosticados como para sus familiares. Abogan, además, por el fomento de una mayor implicación de las empresas a la hora de asegurar su situación laboral -de manera que se minimice el impacto económico de la enfermedad- y una mayor normalización de las MO con el fin de que la palabra metástasis deje de asociarse con la idea de enfermedad terminal.
“Es esencial comprender el impacto que tiene, sobre los pacientes, convivir con las metástasis óseas a nivel físico, social, emocional y económico. Este documento aborda la necesidad de ver los problemas de salud en su conjunto, situando al paciente en el centro y cubriendo todas las necesidades para mejorar su atención; lo relevante es su carácter comprensivo y holístico”, expone Natacha Bolaños, directora de Atención al Paciente y Relaciones Institucionales de GEPAC.
Este consenso es fruto de la participación de una decena de especialistas en este campo, como son el Dr. Miguel Martín, jefe del Servicio de Oncología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) y presidente de la SEOM; Begoña Barragán, presidenta de GEPAC; Alipio Gutiérrez, periodista y presidente de Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS); Concepción Reñones, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO); Dra. Araceli López-Guillén, inspectora médico de la Unidad Médica de la Dirección Provincial del INSS de Murcia; Natacha Bolaños, directora de Atención al Paciente y Relaciones Institucionales de GEPAC; Miguel Rojas, psicooncólogo en GEPAC; Maribel Rodríguez, trabajadora social en GEPAC, y dos pacientes con MO.