Redacción Farmacosalud.com
Según las conclusiones de un informe de consenso internacional, es necesario mejorar el manejo de la infección por Clostridium difficile (CDI) en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII). En el mismo documento, presentado hace unos días en el marco del 26 Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), ha participado un grupo multidisciplinar e internacional de 426 médicos de distintas especialidades, como enfermedades infecciosas, microbiología y gastroenterología. El trabajo examina los problemas que afectan a los profesionales médicos implicados en el abordaje y tratamiento de la CDI y su objetivo es comprender sus percepciones y actitudes para una gestión mejor y más eficiente de la CDI en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII)[1].
La CDI constituye un factor de riesgo importante para los pacientes con EII, tanto en lo que respecta a la morbilidad como a la mortalidad, ya que aumenta la gravedad de la patología[1]. Además, a día de hoy la escasez de datos sobre estudios en pacientes con EII que padecen CDI hace que sea difícil saber cuál es la opción adecuada de tratamiento, han indicado fuentes de la compañía Astellas Pharma.
Los pacientes de EII que tienen CDI permanecen en el hospital hasta tres semanas más
La CDI se asocia con una elevada mortalidad[2] y una carga económica.[3] Provoca o contribuye a la muerte de dos de cada cinco personas a los tres meses del diagnóstico[2] y se estima que los pacientes con EII que adquieren la CDI permanecen en el hospital entre una y tres semanas más [4,5], con un coste adicional de hasta 14.000 euros por paciente.[6] En concreto, las investigaciones realizadas han demostrado que los pacientes con EII que además padecen CDI permanecen hospitalizados una media de 26 días, frente a los cinco días de los que sólo tienen EII.[7] En general, se estima que la CDI cuesta a la UE 3.000 millones de euros al año, y se prevé que esta cifra se duplique a lo largo de las próximas cuatro décadas.[3]
En función de los resultados del consenso se han presentado las recomendaciones para desarrollar y mejorar la gestión de la CDI en pacientes con EII [1]:
-La necesidad de una estrategia de tratamiento para la CDI en la EII en función de los factores de riesgo para resultados desfavorables, en lugar de una exclusivamente definida por la gravedad de la enfermedad.
-La necesidad de una aclaración en relación a las definiciones clínicas de la CDI recurrente y la necesidad de una definición aceptada uniformemente de la CDI recurrente en pacientes con EII.
-La utilidad de un enfoque común de la CDI en la EII que ayude a reducir las divergencias en las prácticas médicas entre las especialidades y, para conseguirlo, que los médicos se familiaricen con el papel y las responsabilidades de otros especialistas en la gestión de la CDI en la EII.
-Poder contar con pruebas de mayor calidad para informar de futuras directrices de CDI, como una aclaración en relación con el ajuste de la inmunosupresión en pacientes con Síndrome del Intestino Irritable.
-Disponer de más datos para definir el lugar que ocupa el trasplante de microbiota fecal en pacientes con CDI con EII.
-El reconocimiento de los factores de riesgo de la CDI fue muy bajo entre los médicos, lo que indica la necesidad de un modelo para evaluar la gravedad de los síntomas.
Presentado un consenso para mejorar el tratamiento de 'Helicobacter pylori'
A todo esto, un grupo multidisciplinar de expertos en la infección por Helicobacter pylori ha presentado la actualización de las recomendaciones para su tratamiento como conclusión de la IV Conferencia de Consenso Española sobre el Manejo de la Infección por esta bacteria. El nuevo consenso ha aumentado el nivel de exigencia sobre los tratamientos de erradicación de Helicobacter pylori, estableciendo un nuevo umbral mínimo de curación cercano al 90%. El Helicobacter pylori, causante de la gastritis, la úlcera péptica y el cáncer de estómago, es la infección más prevalente del planeta, afectando a la mitad de la población mundial, por lo que supone una carga significativa para el sistema sanitario.
El grupo de expertos liderado por los doctores Javier P. Gisbert, gastroenterólogo e investigador del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, Javier Molina-Infante, del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, y Adrian G. McNicholl, del CIBEREHD, ha desarrollado un proceso sistemático para la obtención de las recomendaciones consensuadas, basadas en la evidencia clínica actual, para el tratamiento de esta infección, que tiene una elevada resistencia a antibióticos y difícil erradicación.
El microorganismo Helicobacter pylori es la infección bacteriana que más personas padecen en el mundo, con más de 3.500 millones de infectados, y también en nuestro país, donde se estima que afecta a la mitad de los españoles. Esta bacteria, que suele adquirirse en la infancia, produce una infección crónica en el estómago donde, de forma progresiva, va lesionando las capas protectoras de la superficie gástrica. A través de este mecanismo puede causar multitud de enfermedades, desde la gastritis crónica asintomática, la dispepsia (molestias abdominales), úlceras de estómago y duodeno, hasta el cáncer gástrico (en casos excepcionales).
Entre las recomendaciones consensuadas de tratamiento: se sustituye definitivamente el uso de la triple terapia estándar utilizada hasta el momento por las terapias cuádruples con o sin bismuto, que ofrecen tasas de curación iguales o superiores al 90% en nuestro medio. Por otro lado, se establece la duración mínima de los tratamientos en 10-14 días para maximizar la erradicación. Asimismo, se han identificado posibles mejoras de tratamientos habituales como la triple terapia con levofloxacino de segunda línea, que puede alcanzar también tasas superiores al 90% con la adición de bismuto, han precisado fuentes del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).
1 de cada 5 pacientes de síndrome del intestino irritable, con sensibilidad al gluten
Según los resultados del estudio Glutox, realizado por la Sociedad Italiana de Gastroenterólogos de Hospital (AIGO) y publicado recientemente en la revista científica ‘Nutrients’[8], uno de cada cinco pacientes diagnosticados con síndrome del intestino irritable (SII) padecería sensibilidad al gluten no celíaca. Así, se ha observado que cuando se interrumpía la ingesta de gluten, tres de cada cinco pacientes dejaban de padecer los síntomas y molestias previamente atribuidas al SII, además de otras alteraciones, tanto a nivel intestinal como extraintestinal. El estudio también ha mostrado que la sintomatología de uno de cada cinco pacientes respondía a una contaminación involuntaria con gluten.
En este sentido, el doctor Luca Elli, coordinador del estudio Glutox y miembro de Dr Schär Institute, explica que “el estudio Glutox, gracias a la investigación realizada en unidades hospitalarias de gastroenterología, comenzó con el objetivo de aportar dimensión epidemiológica a la sensibilidad al gluten no celíaca pero ha ido más allá al demostrar que uno de cada cinco pacientes con síntomas gastrointestinales funcionales, que no son atribuibles a enfermedades orgánicas, pueden tener sensibilidad al gluten no celíaca”. Por su parte, la Dra. Gemma Castillejo, gastroenteróloga pediátrica en el Hospital San Joan de Reus (Tarragona), considera que “estos resultados son importantes porque se trata del primer estudio clínico que utiliza los criterios diagnósticos del grupo de Salerno publicados en la revista Nutrients en 2015, han apuntado desde el Comité Científico de Dr. Schär. Este estudio aporta evidencia sobre la existencia de la intolerancia al gluten no celíaca, aunque también nos muestra que puede haber un número no desdeñable de pacientes que creen responder a la dieta sin gluten (lo que llamamos efecto placebo)”.
Casi un tercio de los españoles tiene intolerancia a la lactosa
Aproximadamente un tercio de los españoles presenta intolerancia a la lactosa, un trastorno digestivo que se caracteriza por un déficit de lactasa, según describe HM Hospitales. En el 70% de los casos, la causa es genética y esta condición se mantiene durante toda la vida. Sin embargo, también es posible que aparezca tras una agresión de la mucosa intestinal. “El tratamiento con antibióticos o quimioterapia puede estar detrás de una intolerancia de este tipo. En estos casos, la situación es temporal y reversible”, explican el Dr. J. Félix González Rodríguez, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario HM Madrid, y su colaboradora la Dra. Natalia López-Palacios, experta en este trastorno.
Cuando se habla de una causa genética, la más frecuente suele ocurrir tras el período de lactancia. En ese momento, señala el Dr. González Rodríguez, “comienza una pérdida progresiva de la producción de lactasa y, por tanto, una pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactosa”. En estos casos, es habitual que al cumplir los 20 años muchos adultos muestren ya algún grado de intolerancia. Cuando la causa es congénita, apunta la Dra. López-Palacios, “no existe curación porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los lácteos”. Menos frecuente es la intolerancia a la lactosa que se produce por causas secundarias relacionadas con una agresión de la mucosa intestinal. Puede aparecer tras un episodio agudo de diarrea, tras el tratamiento con antibióticos o con quimioterapia o tras cirugía del intestino delgado. También puede darse en pacientes celíacos o con enfermedad inflamatoria intestinal. “En estos casos, la intolerancia suele ser temporal y reversible. Los síntomas mejoran cuando se trata la causa o la enfermedad que ha condicionado su aparición”, subraya la especialista.
Reunión científica para investigar nuevos tratamientos de endoscopia digestiva
Especialistas internacionales en endoscopia digestiva se han reunido en el X Curso Internacional de Endoscopia Digestiva Terapéutica, organizado por la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), para poner en común avances contra diferentes enfermedades, como por ejemplo novedosos procedimientos para tratar el esófago de Barrett con displasia. Así, entre las intervenciones más destacadas del curso figura la del Dr. Sharma, del Hospital de la Universidad de Kansas City (EEUU), uno de los principales expertos internacionales en el tratamiento por endoscopia del esófago de Barrett. Esta enfermedad se caracteriza por un cambio anormal en las células de la mucosa del esófago como consecuencia del reflujo gastroesofágico. Se considera una lesión precancerosa, sobre todo cuando aparece sobre él la displasia, por lo que su diagnóstico precoz es fundamental.
Se estima que la incidencia anual de esófago de Barrett de segmento corto (el más frecuente) afecta a entre un 1,6 y un 6,8% de la población adulta occidental. Según distintos estudios epidemiológicos, la tasa de cáncer de esófago entre personas con síndrome de Barrett se sitúa entre el 0,1y el 2%, un índice 30 veces mayor que el de la población general. El médico norteamericano es especialista en un procedimiento endoscópico que consiste en aplicar radiofrecuencia en la zona del esófago alterada. Tras este procedimiento, el epitelio afectado vuelve a regenerarse en tejido sano, consiguiendo que la lesión desaparezca y que por lo tanto el riesgo de malignizarse disminuya drásticamente.
Hasta un 30% de pacientes de reflujo gastroesofágico son resistentes a la medicación
Entre el 10 y el 30% de los pacientes que sufren reflujo gastroesofágico son resistentes a la medicación, han apuntado desde la compañía Norgine. La protección de la mucosa esofágica es clave para estos pacientes, según el doctor Enrique Rey, jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid. “El tratamiento habitual con antisecretores mejora los síntomas y reduce el reflujo, pero en algunos casos no lo suficiente. En esos casos, una posibilidad es ayudar al organismo a proteger la superficie del esófago”, explica. Para esos pacientes existe un nuevo tratamiento protector de la mucosa esofágica. “Es un producto sanitario de libre dispensación formulado con ácido hialurónico y sulfato de condroitina que ejerce una labor de protección y reparación de la mucosa del esófago. Forma una película protectora para evitar el contacto del esófago con elementos agresivos como los ácidos gástricos”, añade este especialista.
Este tratamiento está indicado en el alivio rápido de los síntomas relacionados con la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE). A juicio del doctor Manuel Rodríguez-Téllez, especialista en Digestivo del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, puede combinarse con los fármacos inhibidores de bomba de protones (IBP) en ERGE, tanto en adultos como en niños, y en quienes hay temor a altas dosis con IBP. En más del 30% de personas, la terapia con IBP no logra resolver totalmente los síntomas. En un estudio clínico, el nuevo tratamiento demostró que es eficaz en el alivio de la sintomatología asociada a reflujo en pacientes con ERGE no erosiva que habían tenido una mala respuesta terapéutica a los IBP. La administración es en sobres bebibles, que se toman después de cada comida o antes de acostarse, pero deben ajustarse a las necesidades individuales de cada paciente. En más de la mitad de los casos se logró una desaparición completa de los síntomas.
Referencias
1. Stallmach A, et al. EEI y CDI: Las opiniones contrastadas de distintos profesionales médicos. Abstracto presente en ECCMID 2016.
2. Bauer MP, Notermans DW, van Benthem BH, et al. Infección por Clostridium difficile en Europa: una encuesta realizada en hospitales. Lancet. 2011;377:63-73.
3. Jones AM, Kuijper EJ, Wilcox MH. Clostridium difficile: una perspectiva europea. J Infect. 2013; 66(2):115-28.
4. Wilcox MH, et al. Carga económica de la infección por Clostridium difficile adquirida en el medio hospitalario. J Hosp Infect. 1996;34:23-30.10.
5. Dubberke ER, et al. Análisis de la bibliografía actual de la carga económica de la infección por Clostridium difficile. Infect Control Hosp Epidemiol. 2009;30:57-66.
6. Magalini S, et al. Una evaluación económica de la gestión de la infección por Clostridium difficile en el entorno hospitalario italiano. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2012;16:2136-41.
7. Jen, MH, et al. Carga sanitaria aumentada relacionada con la diarrea por Clostridium difficile en pacientes con enfermedad intestinal inflamatoria. Farmacología y terapéutica alimentaria. 33.12 (2011): 1322-1331.
8. Evidence for the Presence of Non-Celiac Gluten Sensitivity in Patients with Functional Gastrointestinal Symptoms: Results from a Multicenter Randomized Double-Blind Placebo-Controlled Gluten Challenge http://www.mdpi.com/2072-6643/8/2/84