La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) define a una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación del intestino que incluye a dos entidades, la colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC). En la CU la inflamación intestinal es continua desde el recto y se extiende de forma proximal y concéntrica, pudiendo afectar a todo el colon. La EC puede afectar a cualquier parte del tracto gastrointestinal, con predominio en el intestino delgado y colon, siendo la inflamación discontinua [1,2].
La EII puede afectar a muchos aspectos de la vida. Es frecuente que muchos de los pacientes a partir del momento del diagnóstico se cuestionen y nos pregunten (a sus médicos o enfermeras habituales) qué hábitos deben cambiar a partir de ese momento.
Dieta: ¿se debe retirar algún alimento de la dieta?
La desnutrición constituye un problema importante para los pacientes con EII. Es frecuente que el estado nutricional de estos pacientes se encuentre alterado, incluso cuando la enfermedad está en remisión. Existen varios factores que pueden contribuir a la desnutrición, como la disminución de la ingesta oral, la malabsorción secundaria a la inflamación, y el aumento de pérdidas de nutrientes y de requerimientos dietéticos [3].
La desnutrición puede repercutir desfavorablemente en el curso clínico de los pacientes con EII alterando la capacidad de cicatrización y reparación de los tejidos, aumentando el riesgo quirúrgico, favoreciendo unos períodos de remisión más cortos, etc.
Aunque no existen datos que apoyen una dieta específica en pacientes con EII, muchos pacientes tienen la creencia de que determinados alimentos pueden inducir o empeorar los síntomas de la enfermedad, por lo que deciden restringir el consumo de algunos grupos de alimentos [4,5]. En la actualidad no existen argumentos para utilizar dietas ‘de exclusión’.
Cuando un paciente es diagnosticado de EII debemos recomendar una dieta lo más equilibrada y variada posible, evitando dietas restrictivas que podrían llevar a la desnutrición. Los alimentos más retirados acostumbran a ser los lácteos, la fibra y las grasas. Estos grupos de alimentos también son muy importantes desde el punto nutricional de cualquier dieta. La intolerancia a la lactosa parece ser que es igual de frecuente en estos pacientes que en la población general. Los lácteos no deben suprimirse a no ser que se constate intolerancia a la lactosa, en cuyo caso puede que el paciente tolere determinados productos lácteos (yogur, queso). La supresión de fibra dietética solo está indicada ante la existencia o sospecha de estenosis intestinal.
Recientemente, en el XIX Congreso Nacional de Gastroenterología se han presentado los resultados de un estudio realizado por el Grupo Español de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU) sobre prevalencia de desnutrición y características nutricionales en estos pacientes. Este estudio, que incluye un total de 1.272 pacientes con EII de 20 centros diferentes, ha sido coordinado por el Hospital Universitario de la Princesa de Madrid. En el trabajo se observa que la prevalencia de desnutrición en estos pacientes es elevada (28%). Más de la mitad de estas personas consideran que ciertos alimentos pueden desencadenar un brote de la EII y por ello la mayoría de los pacientes restringe la ingesta de ciertos alimentos con la intención de prevenir o evitar un brote de la enfermedad. Según estos resultados, la dieta no se debe considerar un factor de riesgo: ni aumenta las probabilidades de brotes ni parece ser que vaya peor la enfermedad. La única variable que se asoció con el riesgo de desnutrición fue la actividad clínica de la EII [6].
Es importante conocer el estado nutricional de los pacientes con EII e intentar corregir los déficits, ya que una posible desnutrición es un factor asociado a mayor riesgo de complicaciones en estos pacientes.
Tabaco: ¿factor de riesgo o factor protector?
Los estudios sobre la relación del tabaco y la CU muestran que los fumadores tienen un menor riesgo de padecer la enfermedad, pudiendo tener un posible efecto protector sobre el curso de la enfermedad y la frecuencia de los brotes. No es infrecuente que un porcentaje de pacientes con colitis ulcerosa debuten coincidiendo cuando dejan de fumar. Sin embargo, no hay que pensar en el tabaco como una terapia debido a sus efectos nocivos en la salud.
En la EC los efectos del tabaco son totalmente contrarios, siendo el tabaco el mayor factor de riesgo conocido para el desarrollo de la enfermedad. Los pacientes fumadores tienen el doble de riesgo de aparición de una EC respecto a los no fumadores. El tabaco provoca un riesgo perjudicial tanto en el desarrollo de la enfermedad como en su pronóstico y en su evolución a patrones más complejos, como el patrón con fístulas y abscesos perianales y/o afectación más extensa del intestino delgado. En pacientes con EC que han requerido una resección intestinal, el mayor factor de riesgo para la recurrencia postquirúrgica en ellos es el tabaquismo. Aquellos pacientes que consiguen abandonar el hábito tabáquico presentan una mejoría en su curso clínico comparable al efecto de algún fármaco para su enfermedad, por lo que es importante recordar al paciente que dejar de fumar podría considerarse tan importante como tomar su medicación habitual [7,8].
Ejercicio físico: ¿es conveniente hacer deporte o es mejor el reposo por la enfermedad?
Practicar deporte tiene un efecto beneficioso no solamente a nivel físico, sino también emocional. Otros efectos beneficiosos en estos pacientes es que la actividad física ayuda a la mineralización de los huesos, es cardiotónica y además es útil para combatir el estrés y los síntomas de depresión, a veces frecuentes en estas personas. Se ha observado que la mejora del estado emocional mejora la calidad de vida en estos pacientes. En el estudio de Jones et al en pacientes con EII se observa que el ejercicio físico disminuye el riesgo de padecer un brote. Es recomendable hacer actividad física de forma adecuada, acompañada de una dieta equilibrada y con un descanso nocturno correcto [9,10].
En resumen, en los pacientes con EII es recomendable una vida sana en todos los sentidos.
BIBLIOGRAFÍA
1.- Manual práctico 6ª edición. Conductas en la actuación de la enfermedad inflamatoria intestinal. GETECCU.
2.- Dignass A, Van Assche G, Lindsay JO, Lemann M, Soderholm J, Colombel JF, et al. The second European evidence-based Consensus on the diagnosis and management of Crohn's disease: Current management. J Crohns Colitis 2010; 4: 28-62.
3.- Zallot C, Quilliot D, Chevaux JB, Peyrin-Biroulet C, Gueant-Rodriguez RM, Freling E, et al. Dietary beliefs and behavior among inflammatory bowel disease patients. Inflamm Bowel Dis 2013; 19: 66-72.
4.- Legaki E, Gazouli M. Influence of environmental factors in the development of inflammatory bowel disease. World J Gatrointest Pharmacol Ther 2016 Feb 6;7(1):112-25
5.- Owczarek D., Rodacki T, Domagała-Rodacka R, Cibor D, Mach T.. Diet and nutritional factors in inflammatory bowel disease. World J Gatrointest Pharmacol Ther 2016 Jan 21;22(3):895-905
6.- M Chaparro et al. Prevalencia de desnutrición y características nutricionales de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. Resúmenes XIX Reunión AEG. Gastroenterologia y Hepatologia Vol 39, num 2. Feb 2016.
7.- Las 10 claves para mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. Asociación de Cataluña de pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, ACCU.org.
8.- Nunes T, Etchevers MJ, García-Sánchez V, Ginard D, Martí E, Barreiro-de Acosta M, Gomollón F, Arroyo M, Bastida G, Gonzalez B, Monfort D, García-Planella E, Figueroa C, Panés J, Sans M. Impact of Smoking Cessation on the Clinical Course of Crohn's Disease Under Current Therapeutic Algorithms: A Multicenter Prospective Study. Am J Gastroenterol. 2016 Feb 9.
9.- Jones PD, Kappelman MD, Martin CF, Chen W, Sandler RS, Long MD. Exercise decreases risk of future active disease in patients with inflammatory bowel disease in remission. Inflamm Bowel Dis 2015 May;21(5):1063-71
10.- Klare P, Nigg J, Nold J, Haller B, Krug AB, Mair S, Thoeringer CK, Christle JW, Schmid RM, Halle M, Huber W. The impact of a ten-week physical exercise program on health-related quality of life in patients with inflammatory bowel disease: a prospective randomized controlled trial. Digestion 2015;91(3):239-47