Redacción Farmacosalud.com
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada cuatro personas tendrá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Sin embargo, el Dr. Pablo Tobajas, coordinador de Hospitalización del Hospital de Inca (Inca, en Mallorca) señala que “las personas con enfermedades mentales no son especialmente bienvenidos en hospitales o en la comunidad en general”. En este sentido, un modelo de puertas abiertas de la Unidad de agudos “conseguiría favorecer y progresar en la normalización del ingreso hospitalario del paciente con enfermedad mental”, asegura este especialista.
“Muchas veces, se compara la Unidad de Psiquiatría en el hospital con una prisión, algo que suele vincularse con el acto de cierre de la puerta”, comenta el Dr. Tobajas. Para acabar con esta percepción, el Hospital de Inca ha instaurado un modelo de puertas abiertas en Psiquiatría, basado en un modelo asistencial con la Unidad de Hospitalización Breve, cuyo objetivo principal es evitar el estigma que sufren los pacientes psiquiátricos que requieren un ingreso hospitalario. “Es importante abrir líneas de trabajo asistenciales que puedan evitar algunos de los impactos psicológicos negativos en los pacientes, la desconfianza y la separación de la normalidad”, comenta Tobajas. Por ello, para evitar la estigmatización de estos pacientes y humanizar la asistencia sanitaria, la compañía Janssen ha promovido la I edición del Open Doors Experience, una reunión dirigida a los profesionales de la salud mental y a los facultativos de Psiquiatría.
La percepción social de la enfermedad mental, sesgada por el desconocimiento
Para los expertos, generar un buen clima que pueda catalizar una buena relación paciente-personal es fundamental. Según el Dr. Tobajas, coordinador de la I edición de Open Doors Experience, “la asistencia de los pacientes es fundamental y hay que avanzar para disminuir su malestar y la tensión que produce el quedar internado en un espacio cerrado”. La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconocimiento y la desinformación e influye en el aislamiento de las personas que la padecen. “La estigmatización es casi siempre inconsciente, basada en erróneas concepciones sociales, arraigadas en la percepción colectiva”.
Open Doors Experience ha servido para recordar la importancia del enfermero en la atención de los pacientes con trastorno mental, ya que “facilita un mayor control al identificar a los pacientes que requieren mayor nivel de supervisión”. Además, el experto insiste en que, a la hora de tomar acciones, “se deben establecer soluciones que disminuyan el impacto de carga de trabajo sobre enfermería sin que éstas eviten el contacto estrecho y pasar tiempo con los pacientes”.
Tratamientos de larga duración
“Centrar la atención sanitaria en el ámbito comunitario del paciente consigue conectar con la realidad con la que pretendemos que este se relacione de forma competente”, describe Tobajas. “El objetivo es preparar a la persona para que viva en su entorno natural y que participe de este entorno en la misma medida que el resto de los ciudadanos, con la utilización de recursos normalizados”, añade. En cuanto a los tratamientos disponibles, el doctor indica que “pueden iniciarse en la unidad de agudos y que permite al clínico un abordaje farmacológico, pensando en el largo plazo que minimice tanto el riesgo de recaídas, la necesidad de monitorización así como los efectos secundarios y que a ser posible corrija la sintomatología residual una vez que el paciente está estabilizado”.
Según este especialista, “con los tratamientos de larga duración como el palmitato de paliperidona, hemos comprobado una relación coste-beneficio tanto para el paciente como para la organización, porque disminuye el número de estancia media hospitalaria, las recaídas y por lo tanto el número de visitas a urgencias”. Para conseguir estos logros, “debemos tener un modelo más humano, donde lo cardinal es una reivindicación sincera y moderna de la atención en igualdad al paciente con discapacidad mental, es hacia donde deben evolucionar las Unidades de Agudos”, concluye.
Los consumidores de cocaína presentan alteraciones cerebrales
Por otra parte, un estudio publicado en la revista ‘Addiction Biology’, la de mayor impacto en el campo de las adicciones, ha demostrado la presencia de alteraciones en la funcionalidad y estructura cerebral de los consumidores de cocaína. El estudio ha sido liderado por el grupo de investigación en Neuropsicofarmacología Humana del Instituto de Investigación Biomédica Sant Pau (IIB Sant Pau) [Barcelona], en colaboración con la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría de Sant Pau, el grupo de Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) [l'Hospitalet de Llobregat, en Barcelona] y el Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) [Bellaterra, Cerdanyola del Vallès].
Los resultados del estudio indican que en los consumidores de cocaína se produce una alteración del equilibrio funcional y estructural que existe normalmente entre el estriado ventral y la corteza prefrontal. Esto conllevaría dificultades en la atribución de prioridades, la toma de decisiones y la inhibición de conductas inadecuadas. Estos déficits pueden explicar diversas manifestaciones de la adicción como son la búsqueda compulsiva de drogas y los problemas de autocontrol. Los investigadores postulan que el hecho de que se encuentre alterada no sólo la función cerebral, sino también su estructura, explicaría las grandes dificultades experimentadas por los drogodependientes para abandonar el consumo de drogas y el alto número de recaídas que presentan estos pacientes.
El riesgo genético de la esquizofrenia, sin relación con las estructuras subcorticales
Investigadores de la Universidad de Cantabria, del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL), del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), dependiente del Instituto de Salud Carlos III (Madrid), y del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), han participado en un estudio que no ha encontrado asociación entre las variantes comunes implicadas en la esquizofrenia y el volumen de las áreas subcorticales cerebrales. Estudios genéticos previos de estudios de asociación pangenómica (GWAS en sus siglas en inglés) sugieren que las alteraciones presentes en los genes de las personas que padecen la enfermedad se caracterizan por la existencia de un número de variaciones comunes que cuando se producen de manera conjunta se asocian a la aparición de la esquizofrenia. Por otra parte, investigaciones anteriores en neuroimagen han encontrado que ciertas estructuras cerebrales presentan anomalías en los pacientes que padecen esquizofrenia.
“En este trabajo, integramos resultados de variantes genéticas implicadas en la esquizofrenia y volúmenes de estructuras subcorticales cerebrales. No encontramos asociación entre el riesgo genético y el volumen de las áreas subcorticales”, explica el Dr. Patrick Sullivan (Universidad de Carolina del Norte e Instituto Karolinska), ha informado el centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).