Redacción Farmacosalud.com
Un paciente al que le solucionen la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil en una sola operación lo tendrá muy claro: a eso se le llama ‘matar dos pájaros de un tiro’. Es una frase hecha que, interpretada literalmente, suena fatal en oídos ecológicos, pero que cogida en su significado simbólico sintetiza perfectamente el prodigio de una novedosa y revolucionaria intervención que devuelve la calidad de vida a muchos de los hombres afectados por ambas alteraciones.
Este tipo de cirugía ha sido uno de los temas más destacados del XVIII Congreso Europeo de Medicina Sexual, encuentro que ha reunido recientemente en Madrid a más de 1.500 especialistas y en el que también se han abordado diferentes avances médicos para la eyaculación precoz, el bajo deseo sexual en la mujer o aquellas alteraciones ginecológicas que pueden afectar sexualmente. “En el congreso también se han visto técnicas quirúrgicas novedosas, como la combinación de técnicas para problemas de incontinencia e impotencia en hombres operados de cáncer de próstata”, explican los doctores Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital Sanitas La Zarzuela de Madrid, y Juan Ignacio Martínez-Salamanca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid), ambos copresidentes de dicho encuentro científico.
Tras una prostatectomía, la incontinencia casi siempre se asocia a problemas eréctiles
La prostatectomía radical -tratamiento estándar para el cáncer de próstata[1]- puede acarrear destacados efectos secundarios, como no poder tener una erección o padecer incontinencia urinaria. Tras la prostatectomía, esas dos secuelas pueden aparecer a la vez o bien sólo una de ellas. “Lo típico es que predominen más los problemas de erección que los problemas de incontinencia. Lo que pasa es que aquel que tiene problemas de incontinencia (se le escapa la orina) casi siempre tiene problemas de erección también. En cambio, hay muchos hombres que están bien de continencia y sin embargo no tienen una buena respuesta sexual. Muchas veces ambas disfunciones aparecen conjuntamente y, ante esa situación, digamos que el orden de recuperación es: primero se recupera la continencia y luego la función eréctil. Si no se recupera la continencia, la función eréctil tampoco, eso es lo que suele ocurrir. Lo que sí es cierto es que son dos secuelas muy comunes de la cirugía del cáncer de próstata que alteran de una forma muy importante la calidad de vida de esos hombres y de sus parejas (si es que tienen pareja)”, comentan los dos doctores.
A lo que añaden: “La incontinencia, por ejemplo, comporta que socialmente se esté mucho más limitado por el hecho de tener que llevar compresas o pañales, o por el hecho de estar ‘mojado’”. Algunos expertos aseguran que, en ciertos casos, tener problemas de escape de orina -alteración que afecta a 1,5 millones españoles[2]- puede llegar a provocar ansiedad o depresión. De hecho, un 86% de la población afectada teme al rechazo social y limita deliberadamente por este motivo sus actividades públicas, según datos del estudio realizado por American Medical Systems (AMS)[3] sobre la salud pélvica y sexual de los españoles, han apuntado fuentes del XVIII Congreso Europeo de Medicina Sexual.
En términos porcentuales, tras una prostatectomía hay que corregir por cuestiones de incontinencia en torno a un 10% de los hombres operados, mientras que la cifra asciende al 50% cuando se habla de impotencia, disfunción esta última en la que también influye la edad del paciente. “La función eréctil se va deteriorando con la edad, independientemente de que uno se haya operado o no; es una patología más frecuente, incluso aunque uno no se haya operado. Los hombres que intervenimos de cáncer de próstata no son hombres de 40 años de edad, suelen ser hombres que están entre los 60-70 años”, precisan los especialistas.
Con una sola incisión, implante de esfínter urinario artificial y prótesis de pene
Cuando la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil se padecen de forma simultánea, se pueden tratar mediante implantes dobles en un solo acto quirúrgico o en varios. Con una sola incisión escrotal se implantan tanto un esfínter urinario artificial (para la incontinencia) como una prótesis de pene (para la disfunción eréctil). En muchos casos, se puede solucionar todo en una sola intervención en el quirófano, tal y como aseguran los doctores Moncada y Martínez-Salamanca: “En la mayoría de los pacientes que aceptan someterse a ese tipo de cirugía los dos problemas se solucionan en una sola intervención. La operación, en la que se practica una herida de 3 centímetros en el escroto y se colocan los implantes, no viene a durar más de hora y media. Por lo tanto, es una alternativa muy eficaz y que viene a resolver un problema que afecta de una forma muy profunda a la calidad de vida de los hombres y de sus parejas. Este es uno de los avances más importantes… el desarrollo de este tipo de técnica quirúrgica permite corregir ambos problemas en una sola intervención y de forma satisfactoria”.
Más de dos millones y medio de hombres padecen disfunción eréctil en España, pero sólo unos 300.000 se someten a tratamiento[4]. Hay varias razones que explican que haya tan bajo porcentaje de pacientes que decidan recurrir a un centro médico para intentar superar tal alteración: en primer lugar, la edad avanzada o muy avanzada puede condicionar que muchos hombres tengan problemas de erección por una cuestión meramente fisiológica, o que ya no tengan un gran deseo sexual; tampoco ayuda el hecho de no tener una pareja con quien mantener relaciones sexuales, como les ocurre a algunos hombres.
El miedo a los tratamientos frena la búsqueda de soluciones para la disfunción eréctil
En segundo lugar, hay muchos pacientes que no acuden al médico porque “no saben que hay soluciones y alternativas, piensan que tener problemas de erección es una cosa natural de la edad. A otros les dan miedo los tratamientos o soluciones, piensan que no van a estar bien o que van a sufrir efectos secundarios, o que si se tienen que operar van a estar con molestias o con dolores. Hay muchas parejas que no quieren que el afectado vaya al médico. También hay cuestiones de vergüenza o de falta de confianza a la hora de ir a una consulta”, apuntan los urólogos.
Con todo, los datos son bastante elocuentes como para plantearse, y muy en serio, la posibilidad de intentar corregir los problemas de impotencia: el 92% de los hombres que se han sometido a un implante de pene reconocen que esta solución permanente para la disfunción eréctil ha mejorado enormemente su calidad de vida. Según Moncada y Martínez-Salamanca, el candidato ideal para recibir este implante es todo aquel paciente “que tenga una sexualidad activa y que, sin embargo, no obtenga una respuesta adecuada con los medicamentos que se utilizan habitualmente para estos casos -los inhibidores de la PDE5 como Viagra, Levitra, Cialis, etc-, o bien padezca muchos efectos secundarios derivados de la medicación. Son los candidatos perfectos para una cirugía que les devolverá la capacidad de llevar una vida sexual absolutamente normal, en tanto que estamos ante una alternativa enormemente eficaz y muy segura”.
“La depresión conduce a un bajo deseo sexual”
Por cierto, se calcula que entre el 60 y el 80% de las personas con depresión en España padecen algún tipo de disfunción sexual a causa del tratamiento farmacológico para la patología depresiva, si bien sólo el 14-40% de los que llegan a padecer trastornos de índole sexual achacables a los antidepresivos se lo comunican a su psiquiatra. Moncada y Martínez-Salamanca creen que, a menudo, “la depresión ya conduce a un bajo deseo sexual. O sea, a los afectados ya no les ‘apetece’, no están de humor… Pero todo ello no es sólo por la medicación; la medicación puede comportar que, una vez que esas personas se animan a tener una actividad sexual, no ‘funcionen’ sexualmente, no tengan una buena erección o bien tengan un retardo de la eyaculación, como pasa muy a menudo con los fármacos conocidos como inhibidores de la recaptación de serotonina, los antidepresivos que se utilizan habitualmente. Como en muchos casos los pacientes con depresión muestran apatía o falta de interés sexual, simplemente ni tan siquiera lo mencionan a su médico porque, en realidad, no tienen ganas de querer resolver la disfunción sexual asociada al trastorno psicológico”.
Referencias
1. El cáncer de próstata supone el 21% de los tumores que se diagnostican en España, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer
2. Datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia
3. Estudio de AMS elaborado entre una muestra de hombres españoles mayores de 45 años
4. Estudio realizado por la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA)