Redacción farmacosalud.com
Es curioso constatar que existe todavía en la actualidad cierta confusión sobre la existencia o no en el varón de lo que frecuentemente se denomina ‘andropausia’, en comparación con la menopausia en la mujer. Alrededor de los 50 años cesa la menstruación, lo que comporta la pérdida de la función folicular (disponibilidad de óvulos) y la declinación de la secreción de estrógenos. El comparativo masculino sería el cese de la producción de espermatozoides y la disminución de la testosterona.
La realidad es que los hombres no dejan de tener capacidad reproductiva a lo largo de toda su vida, a pesar de que en la edad avanzada puede disminuir sensiblemente la concentración de los espermatozoides y la calidad de los mismos, fundamentalmente cuando existen enfermedades importantes que hayan podido afectar a los testículos o a los mecanismos que los regulan. Demostración de ello la tenemos en personajes famosos como Charles Chaplin, Pablo Picasso, Marlon Brando y Anthony Quinn, que tuvieron hijos a edad avanzada. Un caso español notable fue el de Julio Iglesias, padre del cantante, que concibió un hijo a los 90 años.
Si nos referimos al aspecto hormonal, han habido estudios que han concluido que existe una disminución de la testosterona en las últimas décadas de la vida, fundamentalmente a partir de los 60 años, afectando a un 30-40% de hombres. Existen una serie de enfermedades y factores que pueden condicionar el descenso de la testosterona, también denominado hipogonadismo. Entre ellas cabe citar la diabetes mellitus, enfermedades renales, el síndrome metabólico, la hipertensión arterial, el alcohol y la obesidad. Igualmente, determinados fármacos que alteran la función del testículo y de la hipófisis (centro regulador hormonal) como algunos antihipertensivos, corticoesteroides y hormonas pueden favorecer el descenso de la testosterona.
Cuando se descartaron estas patologías y tratamientos, en un estudio europeo realizado en aproximadamente 3.400 hombres entre 40 y 79 años de edad se constató que únicamente el 4% presentaban valores bajos de testosterona (inferiores a 8 nmol/L) y sólo el 2% tenían testosterona baja y síntomas de hipogonadismo. Estas cifras están más de acuerdo con los hallazgos realizados en la práctica clínica diaria.
A la entidad que define el descenso de testosterona en la edad avanzada se le ha denominado de diferentes maneras, siendo ‘Hipogonadismo de inicio tardío’ o ‘Síndrome del déficit de testosterona’ los más aceptados en la actualidad. En ningún caso, por todo lo referido, sería correcto el término ‘andropausia’.
De acuerdo al consenso de varias sociedades médicas, se define el Síndrome del Déficit de Testosterona SDT como un «síndrome clínico y bioquímico, asociado a la edad avanzada del hombre, caracterizado por síntomas típicos y disminución de los valores de T sérica, lo que puede afectar a múltiples órganos y sistemas y deteriorar la calidad de vida».
A pesar de que la testosterona se relaciona fundamentalmente con el deseo sexual y con la erección, esta hormona en el hombre es fundamental por su actuación sobre distintos órganos y sistemas (testículo, cerebro, músculo, hueso, etc.), de lo que se deduce que su déficit puede producir síntomas muy variados. Entre ellos cabe citar los siguientes: disminución del vigor y la energía física, así como de la potencia muscular, la densidad mineral ósea, el deseo sexual, la calidad de la erección y el volumen de eyaculado, ginecomastia (desarrollo de las mamas), aumento de la masa grasa, irritabilidad, escasa energía mental, insomnio, depresión, sofocaciones.
El diagnóstico de este síndrome se realiza a partir del análisis de testosterona en sangre y de los síntomas clínicos.
El tratamiento consiste en aportar testosterona en forma de gel o parches dérmicos que se aplican cada día o a días alternos o bien mediante una inyección intramuscular cada 3 meses. Con ello se consigue restablecer los valores de testosterona en sangre, mejorar los síntomas clínicos y prevenir enfermedades como la osteopenia (disminución del calcio).
A título de resumen diremos que la mal llamada andropausia no existe, dado que en el hombre no cesa de manera constante y generalizada la producción de espermatozoides y de testosterona. Un bajo porcentaje de hombres puede presentar en la edad avanzada niveles bajos de testosterona, relacionados con determinadas enfermedades o fármacos o bien con el envejecimiento. El diagnóstico se realiza mediante un análisis de la testosterona en sangre y el tratamiento con testosterona en forma de gel, parches o inyecciones es altamente eficaz.
Autor del artículo: Dr. Josep Mª Pomerol, presidente de la Fundación de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva