Redacción Farmacosalud.com
En la actualidad 17 millones de españoles superan los 50 años y la esperanza de vida se estima en 82 años. Se prevé que en 2050 el 70% de la población española sea mayor de 65 años, lo que situaría a España como el tercer país más envejecido del mundo. Este envejecimiento de la población con el consiguiente incremento de patologías crónicas, y las expectativas y calidad de vida han propiciado el aumento en la demanda de servicios de Medicina Crítica o Intensiva (UCI). Recientes estudios demuestran que la presencia de especialistas en las unidades de cuidados críticos a tiempo completo reduce el riesgo de mortalidad en estos pacientes en más de un 10%. En este sentido, se ha identificado la Medicina Crítica como el principal factor en la calidad de los cuidados de la salud, y todas las recomendaciones promueven la formación de especialistas en Cuidados Intensivos y Medicina Crítica.
“Por ello es tan importante la existencia de proyectos como la Cátedra de Medicina Crítica y Metabolismo promovida por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Fundación Abbott, que tiene como principal objetivo impulsar la formación del futuro médico especialista desde las aulas. En la actualidad, la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid es la única que cuenta con una asignatura de medicina crítica”, comenta el profesor Abelardo García de Lorenzo y Mateos, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario La Paz-Carlos III (Madrid) y director de esta Cátedra.
Con motivo del décimo aniversario de esta cátedra se ha celebrado en el campus de Medicina de la UAM una jornada en la que se han abordado las claves actuales y retos de la Medicina Crítica. La importancia del músculo o la tolerancia en estos pacientes han sido algunos de los aspectos debatidos en la jornada, que ha contado con destacados especialistas de distintos hospitales de España, así como con D. Carlos García de la Vega, vicerrector de Personal Docente e Investigador de la UAM; D. Juan Antonio Vargas, decano de la Facultad de Medicina UAM; Dª. Ana Ojanguren, directora de la Fundación Abbott; D. José María Muñoz; director médico del Hospital Universitario La Paz-Carlos III Cantoblanco; D. Fidel Rodríguez Batalla, director de la Fundación de la UAM y el prof. Abelardo García de Lorenzo, director de la Cátedra de Medicina Crítica y Metabolismo.
Efectos de la pérdida de masa muscular en los pacientes críticos
Los pacientes críticos, tras haber sufrido un evento traumático o quirúrgico que afecta a funciones esenciales, pueden quedar afectados de forma prolongada y requerir medidas terapéuticas de sostenimiento vital, tales como la ventilación mecánica o la diálisis, durante largos periodos de tiempo. Esta situación requiere en muchas ocasiones tratamiento con sedo-analgesia y largos periodos de inmovilización. Asociado a la inmovilización, estos pacientes sufren problemas como desnutrición y una pérdida masiva de musculatura esquelética, lo que acarrea graves consecuencias en su recuperación y secuelas que deterioran su posterior calidad de vida.
Por eso, los especialistas señalan que evitar la pérdida de la masa muscular y procurar su mantenimiento y recuperación es una estrategia esencial en el paciente crítico. “El HMB representa una estrategia terapéutica probada en adultos sanos y enfermos que tiene un efecto regulador de la degradación proteica. Su utilización limita la pérdida muscular y es una medida eficaz en la recuperación funcional y metabólica”, explica el Dr. Gonzalo Rey Martínez, jefe de la Unidad de Nutrición del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital San Agustín (Avilés).
La importancia del tratamiento nutricional
El tratamiento nutricional debe considerarse una parte más dentro del conjunto de medidas terapéuticas dirigidas a los pacientes que se encuentran en situación crítica. “No prestar atención al soporte nutricional puede tener consecuencias negativas sobre la evolución de los pacientes: mayor número de complicaciones y mayor mortalidad”, explica el profesor Juan Carlos Montejo González, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital 12 de Octubre (Madrid). “En este sentido, dentro de las posibilidades del tratamiento nutricional, la Nutrición Enteral (infusión de nutrientes en el estómago o tubo digestivo) debe ser la forma preferida de tratamiento nutricional en los pacientes críticos, ya que además de ser más fisiológica que la Nutrición Parenteral (infusión intravenosa de nutrientes), puede conseguir también una disminución de complicaciones en los pacientes”, añade el prof. Montejo.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los especialistas es conseguir que los pacientes toleren adecuadamente la dieta. Diversas investigaciones han demostrado que la mitad de los pacientes críticos que reciben nutrición enteral presentan alguna complicación relacionada con ella. Dichas complicaciones (intolerancia gástrica, distensión abdominal, diarrea, estreñimiento) no suelen ser graves pero su importancia está en que pueden disminuir de manera importante la cantidad de nutrición que reciben los pacientes. “Por ello, resulta fundamental trabajar en diferentes maneras de aumentar la tolerancia a la dieta. Dentro de estas medidas se encuentran las dirigidas a un mejor manejo de las complicaciones gastrointestinales relacionadas con la nutrición enteral, lo cual se logra a través del uso de nutrición enteral con fórmulas basadas en proteínas 100% hidrolizadas, y el diseño y aplicación de protocolos específicos”, concluye el Prof. Montejo.