Redacción Farmacosalud.com
Las fiestas navideñas ya están a la vuelta de la esquina y hay quien aprovecha una fecha señalada como la de Reyes para regalar un tatuaje a un ser querido. Si bien el porcentaje de reacciones alérgicas a los grabados en la piel no es muy alto, el riesgo existe. Y lo peor de todo: no existe manera de saber si una persona es alérgica a las tintas empleadas antes de dejarse tatuar.
Así lo asegura el doctor Juan Francisco Silvestre Salvador, coordinador del Grupo Español para la Investigación de la Dermatitis de contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC) de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología): “En la actualidad, el procesamiento y composición de las tintas de tatuaje no está regulado por la ley y su etiquetado no es obligatorio. Con frecuencia, no existe información en los envases sobre los compuestos que incluye la tinta, así como la fecha de vencimiento, condiciones de uso, advertencias, o la garantía de esterilidad del contenido. En consecuencia, el diagnóstico de las posibles reacciones alérgicas a alguno de los componentes de las tintas de tatuaje se hace realmente difícil, ya que las pruebas epicutáneas (pruebas de alergia) se llevan a cabo frente a potenciales alérgenos que se han identificado en las tintas, sin la seguridad de que estén presentes, y sin tener conocimiento de otros componentes que pudieran estar implicados”.
Por lo tanto, los tatuajes están desaconsejados en aquellos pacientes que son alérgicos a tintes textiles, tintes capilares o a determinadas sales metálicas (cromo, cobalto, mercurio…) “Otro dato a tener en cuenta es que una persona se hace alérgica a aquellas sustancias a las que se expone con frecuencia y es difícil que se haga alérgica tras la primera exposición, pero el caso de los tatuajes es una excepción, pues la primera exposición es continua y de por vida”, explica Silvestre.
“La terapia láser no está exenta de efectos adversos”
La voluntad del doctor, lejos de ser alarmista, pretende ser de lo más realista. En especial, cuando aborda el tema de los tratamientos existentes para la alergia a estos grabados realizados en la piel humana. Hoy en día, “el tratamiento de las reacciones alérgicas a tatuaje es complejo y su resultado bastante desalentador. La primera línea de tratamiento es la utilización de corticoides potentes aplicados de forma tópica o bien intralesional. Sin embargo, los resultados suelen ser escasos y poco mantenidos en el tiempo”, señala. Si no hay respuesta se puede probar el tratamiento con láser para borrar el grabado. De ellos, el más utilizado es el láser Q-Switched. “Sin embargo, la terapia láser no está exenta de efectos adversos y por eso la recomendación es acudir a un dermatólogo experto. También se puede intentar la cirugía excisional, siempre que el tatuaje sea de pequeño tamaño y localizado en zonas en las que la cicatriz posterior no suponga una desfiguración importante”, subraya Silvestre.
Algunos pigmentos empleados para los tatuajes como los rojos, azules o verdes se elaboran con metales que pueden llevar a desarrollar diferentes alergias. De hecho, las tintas pueden contener pigmentos que pueden proceder de sales metálicas inorgánicas. Las que se encuentran con mayor frecuencia son las sales de titanio, las sales de bario y las de hierro. El dióxido de titanio y el sulfato de bario se utilizan para obtener el color blanco, mientras que los óxidos de hierro se usan para lograr el color rojo, marrón y negro. Otros metales que se encuentran como constituyentes del pigmento de estos colorantes son el mercurio, las sales de cadmio, el níquel, el cromo, el cobalto y el aluminio. Las sales de aluminio, de cobre y de cobalto se han identificado en tintas de color azul, y las sales de cromo en las tintas verdes, describe Silvestre.
“El color rojo, además de obtenerse de las sales de hierro, puede producirse utilizando otros metales como el mercurio y el cadmio. Esta tinta es la que produce mayor número de reacciones y de más gravedad. El cadmio es el componente fundamental de las tintas amarillas”, señala el dermatólogo. A lo que añade: “Actualmente las sales metálicas, muy utilizadas en el pasado, están siendo sustituidas por moléculas orgánicas, tales como los pigmentos azoicos y las quinacridonas. Los pigmentos azoicos podrían estar presentes hasta en el 60% de las tintas de colores. Debido a su similitud estructural con los compuestos para-amino pueden dar lugar a reacciones de sensibilización cruzada. Es por esto que los pacientes que sufren una alergia a los pigmentos azo de las tintas del tatuaje también podrían estar en riesgo de reaccionar frente a textiles o productos de uso diario que contengan compuestos para-amino, sobre todo los tintes capilares”.
La alergia puede manifestarse años después del tatuado
Según el experto, “los tatuajes pueden desencadenar una gran variedad de problemas cutáneos, que van desde molestias leves hasta reacciones crónicas graves de muy difícil tratamiento, entre las que se incluyen las reacciones alérgicas. El diagnóstico de éstas no es sencillo, dado que las lesiones cutáneas que encontramos no son específicas. Sin embargo, existen datos clínicos que orientan hacia esta entidad. Es un proceso que suele producirse de forma tardía, puede tener lugar desde semanas hasta años tras el tatuado. Pero una vez instaurado, se trata de una reacción de carácter permanente”.
“La presentación clínica más habitual -precisa el doctor- es la de un eczema agudo-subagudo con lesiones rojas, hinchadas y costrosas muy pruriginosas. Suelen afectar de forma uniforme a todas las áreas en las que se ha inyectado la tinta de ese color. La aparición de manifestaciones cutáneas idénticas en áreas del mismo color en otros tatuajes distintos al afectado apoya la naturaleza alérgica de la erupción cutánea”. Aunque los síntomas de una alergia a un grabado en la piel no pueden confundirse con una reacción alérgica cutánea que no tenga nada que ver con un tatuaje, “hay que saber que existen enfermedades cutáneas que tiene predisposición por instaurarse en aquellas zonas que reciben un traumatismo, como puede ser una cicatriz quirúrgica o un área tatuada. Estas enfermedades son la psoriasis, el liquen plano y la sarcoidosis”, afirma Silvestre.
Por otro lado, una infección cutánea (bacteriana, fúngica o vírica) provocada por la utilización de una tinta de tatuaje contaminada o por la realización del tatuaje “bajo condiciones higiénicas no adecuadas puede presentarse con una clínica muy similar a la de una alergia. Por este motivo, la realización de una biopsia cutánea está indicada en cualquier reacción cutánea asociada a tatuaje”, explica el coordinador de GEIDAC de la AEDV.
Las dermatitis de contacto alérgicas afectan al 1-2% de la población
A todo esto, la Academia Española de Dermatología y Venereología advierte que las dermatitis de contacto alérgicas afectan al 1-2% de la población. Este problema puede afectar a cualquier persona, sin distinción de sexo o edad. Además, una quinta parte de las consultas realizadas en dermatología son por eczemas y el 20% de tipo alérgico. Los alérgenos más frecuentes en la población general son los metales, las fragancias, los conservantes de los productos de higiene o cosméticos y los tintes capilares.
En el caso de las mujeres, una de cada cinco ha desarrollado alergia al níquel por el uso de pendientes desde la infancia. De esta manera, el sulfato de níquel se ha convertido en el alérgeno más frecuente en España. Desde 2004 está en vigor una regulación europea que limita la liberación de níquel de los objetos que tienen contacto con la piel a 0,05 microgramos/cm2/semana. Este metal está presente en diversos artículos de bisutería, como por ejemplo los pendientes, además de productos como jabones, detergentes, etc. Por otro lado, la metilisotiazolinona, un conservante incluido en la elaboración de cosméticos y detergentes, también está produciendo una epidemia de alergias. La reacción a este producto podría provocar un eccema, y afecta aproximadamente al 6-8% de los pacientes europeos a los que se les realizan pruebas epicutáneas.
Atención a la alergia a las fragancias
La alergia a fragancias, la segunda más frecuente en España, causa eczemas crónicos de difícil manejo que alteran la calidad de vida del paciente. Muchos productos de higiene, de uso doméstico o cosméticos contienen perfumes y es muy complicado evitar el contacto. Los nuevos productos para teñir el pelo que están apareciendo en el mercado no incluyen parafenilendiamina, lo que reduce la reacción a los tintes, frecuentes sobre todo entre la población, han apuntado desde la AEDV.