Redacción Farmacosalud.com
No todo es lo que parece, según se ha puesto de manifiesto en el XLV Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.). Dicho y hecho: “Podemos tener enfermedad renal crónica con un parámetro de función renal normal”, afirma el doctor Rafael Santamaría, coordinador de la Unidad de Investigación y Docencia de la S.E.N. y nefrólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba.
Padecer insuficiencia renal crónica significa que existe algún tipo de alteración en el riñón que compromete las funciones de este órgano. Normalmente, la función renal se puede determinar con una simple analítica de sangre. En concreto, analizando un parámetro llamado creatinina, que permite calcular el filtrado glomerular. “Eso nos indica cómo el riñón está ejerciendo su principal función, que es la depuración de la sangre. En las fases más precoces de la enfermedad renal crónica los primeros signos son la aparición de albúmina en la orina. El riñón es como si fuera un colador por donde normalmente no pasa la albúmina o pasa en cantidades mínimas”, indica el doctor.
“Cuando hay un daño -prosigue Santamaría- a nivel de ese colador, empiezan a escaparse esas proteínas, la albúmina. También puede escaparse un poquito de sangre y aparece lo que llamamos microhematurias, o presencia de sangre en la orina, que a lo mejor no puede verse a simple vista. Es decir, ¿podemos tener una enfermedad renal crónica con un parámetro de función renal normal? Sí, porque podemos tener microalbuminuria o albuminuria presente en la orina, o presencia de microhematuria”.
Por otra parte, el nefrólogo explica que la relación entre el riñón y la enfermedad cardiovascular es doble, según detalla en el vídeo que acompaña a este artículo.
“Igual que se nos arruga la piel, los riñones pierden función con los años”
La edad no perdona y el riñón no escapa a esta máxima, dado que la función renal se va deteriorando con el tiempo. “Es un proceso de envejecimiento del riñón. Igual que se nos arruga la piel, pues los riñones empiezan a perder función conforme van pasando los años”, comenta el experto. El deterioro es más marcado en caso de sufrir algún otro tipo de enfermedad, como por ejemplo la hipertensión, diabetes, dislipemia, o bien si se han tomado muchos antiinflamatorios. Santamaría advierte que “estos pacientes tienen un deterioro de la función renal mucho más rápido”, por lo que en estos casos “hay que ser extremadamente cautos e intentar tratar todas aquellas entidades como la hipertensión, diabetes o dislipemia que favorecen la progresión y el deterioro de la función renal”.
El coordinador de la Unidad de Investigación y Docencia de la S.E.N., que ha atendido a www.farmacosalud.com con motivo de la celebración del Congreso de esta sociedad médica, recuerda que beber agua es muy importante, sobre todo en las edades extremas de la vida, es decir, en bebés/niños y en ancianos: “Son situaciones en las que el reflejo de la sed no funciona de manera adecuada y, si no se les insiste en beber agua, es cierto que pueden llegar a una situación de deshidratación. Pero más importante que beber agua, es que la población esté muy concienciada de que los factores realmente implicados en el deterioro de la función renal son situaciones como la hipertensión, la diabetes, el colesterol, el sedentarismo…”
“Sabemos con bastante certeza que todas esas circunstancias colaboran en el deterioro de la función del riñón”, señala. De ahí que sea “muy importante su control, porque también sabemos que controlando la hipertensión, la diabetes y la dislipemia podemos enlentecer el daño renal que se puede producir en estos pacientes”, concluye el facultativo.