Redacción Farmacosalud.com
El PET-TAC ha confirmado su gran utilidad como herramienta diagnóstica ante la sospecha de una recidiva del cáncer de ovario o de carcinomatosis -progresión de la enfermedad hacia el peritoneo-, según sostiene la doctora María Del Puig Cózar Santiago, médico adjunto del Servicio de Medicina Nuclear-ERESA del Hospital General Universitario de Valencia, según un comunicado difundido por la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO) y Fundación Grupo ERESA.
“Se sigue investigando la utilidad del PET en los distintos estadios del cáncer de ovario, pero a día de hoy, lo que está totalmente confirmado y certificado es la gran utilidad que tiene en pacientes que ya han sido diagnosticadas, estadificadas y tratadas y de repente aparece una sospecha de recidiva por una elevación de marcadores tumorales u otro tipo de sintomatología. Es en ese momento cuando las recomendaciones internacionales y nacionales coinciden en señalar al PET-TAC como la técnica diagnóstica indicada, siendo superior al TAC”, señala la doctora Cózar.
El PET-TAC, potencialmente útil en la valoración de la respuesta al tratamiento
Igualmente, en la carcinomatosis -progresión de la enfermedad en el peritoneo y una de las complicaciones más frecuentes de este tipo de cáncer- “también tiene un gran valor”, apunta. Sin embargo, explica la doctora Cózar, “no hay estudios concluyentes sobre la utilidad del PET-TAC en el momento del diagnóstico, pues hay otro tipo de técnicas que son útiles y su coste e invasividad es menor”. En cuanto a la utilidad del PET-TAC en la valoración de la respuesta al tratamiento, “las guías internacionales la proponen como potencialmente útil, pero todavía hay necesidad de ensayos que confirmen la potencial utilidad de esta técnica”, indica la experta.
ASACO y la Fundación ERESA han firmado un convenio de colaboración que incluye un servicio de segunda opinión www.segundaopinion.expert para las pacientes por los especialistas del Grupo ERESA.
En el 70% de los casos, el tumor ovárico reaparece
El cáncer de ovario tiene la tasa de supervivencia más baja de todos los cánceres ginecológicos y está caracterizado por un diagnóstico en etapa tardía, ya que a menudo los síntomas son mal diagnosticados, confundiéndose con síntomas de otras enfermedades menos graves, especialmente molestias gastrointestinales.
Esta enfermedad se cobra la vida de 140.000 mujeres de todo el mundo al año. Aunque inicialmente el 50% de las pacientes responden favorablemente a la cirugía y quimioterapia iniciales, en el 70% de los casos el cáncer reaparece. Estas recaídas hacen que sólo un 30% de las pacientes tengan una supervivencia superior a 5 años tras el diagnóstico, han apuntado desde la compañía PharmaMar.