Redacción Farmacosalud.com
Por supuesto, no diremos el nombre de la novela ni de la película inspirada en ella para no desvelar el final a quienes no hayan leído la narración ni hayan visto el film. Lo que sí podemos adelantar es que en aquella historia unos simples microorganismos consiguieron lo que humanos armados hasta los dientes no pudieron hacer: derrotar a unos extraterrestres hostiles que habían atacado a la humanidad. Por desgracia, en el mundo real esos seres microscópicos campan por sus anchas en su versión patógena, y como en la novela y en la película, son tan fuertes que incluso pueden hacer frente a seres muchos mayores y con más inteligencia que ellos, en este caso los seres humanos. Y en los hospitales, aunque parezca extraño por las grandísimas medidas de seguridad antiséptica que se toman, los patógenos también sobreviven. “Algunos de esos microorganismos tienen incluso la capacidad de formar esporas que en ocasiones son altamente resistentes frente a los productos antisépticos”, asegura el doctor Àlex Soriano, consultor de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona.
Los patógenos que se instalan en los centros hospitalarios provocan lo que se conoce como infecciones nosocomiales (intrahospitalarias). Algunos de los microorganismos nocivos que más preocupan al doctor Soriano son Pseudomonas aeruginosa, Aspergillus niger y determinados Escherichia coli, para los cuales actualmente “las alternativas de tratamiento son escasas”. A todo esto, el facultativo recuerda que es preferible que los niños no visiten a los enfermos en los hospitales por la vulnerabilidad de los menores ante posibles enfermedades. Simultáneamente, Soriano le da la vuelta a la tortilla al asunto y nos advierte de lo siguiente: “Muchas veces son los niños los que llevan virus, pueden ser un amasijo de virus. Por ejemplo, un menor con mocos que tiene un cuadro gripal… para él no es nada, pero si lo llevamos en esas condiciones a ver a un enfermo… A veces olvidamos que no sólo es que el niño no coja ninguna infección, también hay que tener en cuenta que si el menor tiene mocos o está constipado y va a visitar a un paciente que está deteriorado le puede pasar un virus que para el pequeño es banal, pero que puede resultar una complicación para el paciente”.
-¿Cómo es posible que los patógenos logren sobrevivir en ambientes hospitalarios o centros médicos, donde las tareas de limpieza y desinfección son más rigurosas que en cualquier otro sitio?
Los microorganismos desarrollan mecanismos que les permiten sobrevivir a determinados agentes antisépticos. Algunos de esos microorganismos tienen incluso la capacidad de formar esporas que en ocasiones son altamente resistentes frente a los productos antisépticos.
-Hay un robot que utiliza la radiación ultravioleta, generada mediante lámparas de gas xenón, para destruir microorganismos nocivos presentes en las habitaciones de pacientes. También existen pinturas antipatógenos para las paredes de los centros hospitalarios. ¿Qué pueden hacer los usuarios (enfermos y acompañantes) para mejorar esas y otras medidas de protección?
Los que no son pacientes y vienen de visita en principio deben seguir las medidas que se les indica cuando entran en la habitación del enfermo. En muchos casos no hay ninguna medida estricta, pero hay pacientes que requieren unas medias de aislamiento, por lo que ya desde Enfermería o por parte de los médicos de la Unidad donde estén ingresados se comunica a los visitantes que tomen medidas… son medidas que llamamos de contacto, o de aislamiento respiratorio: ponerse unos guantes, una bata o una mascarilla. Insisto: eso es para pacientes que están aislados en determinadas circunstancias. En definitiva, hay que aplicar el sentido común.
-Aproximadamente, entre el 7% y el 8% de todos los pacientes hospitalizados en España tienen infecciones nosocomiales (intrahospitalarias). ¿Es una cifra razonable?
Cada uno puede decir qué es lo que le parece más o menos razonable, ¿no? Lo que sería deseable es que la cifra fuera cero. Probablemente, la infección nosocomial esté relacionada con el hecho de la medicina moderna tiene un mayor número de dispositivos -se colocan muchos más catéteres, por ejemplo-, se realizan mucho más procedimientos y se llevan a cabo cirugías mucho más complejas… cirugías que todos entendemos que son muy positivas para la medicina y que no deben dejar de hacerse, pero que inherentemente comportan un riesgo de desarrollar una infección. Entonces, lo que nosotros tenemos que hacer es trabajar y luchar para que estas infecciones se minimicen al máximo posible. Y un 7-8% puede ser muy poco… o puede ser mucho. Todos sabemos que las consecuencias de estas infecciones son muy graves y por lo tanto lo que tenemos que hacer es luchar para que cada año se reduzcan, si es posible, un 1% por ciento, por decir una cifra. Y para ello hay que conocerlas, entender cuál es el mecanismo que las genera y tratar de poner los medios para que se produzcan en la menor medida posible.
-Recientemente se ha presentado un informe de consenso acerca de la infección por Clostridium difficile (ICD). Los pacientes hospitalarios con ICD tienen hasta tres veces más posibilidades de fallecer en un hospital (o al mes de la infección) que los que no padecen ICD. ¿Cómo puede influir el consenso a la hora de reducir esas variables?
Es muy importante establecer protocolos que ayuden a todos los médicos que manejan este tipo de patologías y complicaciones, que pueden ser potencialmente muy graves. Creo que es tremendamente útil que las personas que más saben establezcan un consenso o un protocolo que permita a cualquier médico saber qué es lo que hay que hacer o lo mejor que se puede hacer para que las consecuencias se minimicen al máximo. Disponer de información de gente experta en este tema creo que va a tener un impacto muy positivo.
-Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Enterococcus hirae, Aspergillus niger y Escherichia coli son los cinco microorganismos patógenos responsables de las principales infecciones intrahospitalarias. ¿Cuál le preocupa más y es más difícil de combatir?
Me preocupan todos. Hay algunos que tienen una virulencia particular por la alta mortalidad asociada, como Staphylococcus aureus; o Pseudomonas aeruginosa, también con una alta mortalidad. Pero, hoy en día, quizás los que más me preocupan son aquellos para los cuales el arsenal terapéutico, es decir, los antibióticos que tenemos, son más escasos. Y, sin duda, actualmente para Pseudomonas aeruginosa, Aspergillus niger y para determinados Escherichia coli las alternativas de tratamiento son escasas. En el caso de Pseudomonas aeruginosa, por ejemplo, es muy resistente en muchos casos y no tienes alternativas. En ocasiones se puede dar la circunstancia de que los antibióticos que te queden para tratarla sean muy poquitos y a veces muy tóxicos. Así que el problema ya no es tan individual de cuál es el peor microorganismo, sino cuál es aquel para el que hoy en día las alternativas de tratamiento son escasas. Y con Pseudomonas aeruginosa, por ejemplo, tenemos un problema grave.
-Se recomienda que los niños no visiten a los enfermos en los hospitales por la vulnerabilidad de los menores ante posibles enfermedades. ¿Realmente es mejor dejar a los niños en casa? ¿Si tuvieran que entrar de visita en un hospital, qué medidas podrían adoptarse para evitar males mayores?
Lógicamente, siempre pensamos en la protección del niño, ¿no? Por lo tanto, sería preferible evitarle el ambiente hospitalario. Esto, evidentemente, en algunas circunstancias no es posible: si un paciente lleva mucho tiempo ingresado y tiene un niño pequeño, lógicamente tendrá todo el sentido del mundo que se vean.
Pero hay una cosa importante que no debemos olvidar: y es que muchas veces son los niños los que llevan virus, pueden ser un amasijo de virus. Por ejemplo, un menor con mocos que tiene un cuadro gripal… para él no es nada, pero si lo llevamos en esas condiciones a ver a un enfermo… A veces olvidamos que no sólo es que el niño no coja ninguna infección, también hay que tener en cuenta que si el menor tiene mocos o está constipado y va a visitar a un paciente que está deteriorado le puede pasar un virus que para el pequeño es banal, pero que puede resultar una complicación para el paciente. O sea, de nuevo hay que tener sentido común para saber cuándo llevar a un niño de visita a un hospital. Yo creo que, en principio, es preferible evitarlo, y si no se puede evitar habrá que tomas las medidas que tenemos establecidas en los hospitales y en la Enfermería de la sala. Por parte de la familia, deberían procurar no llevar al menor si éste presenta un cuadro vírico, respiratorio o con fiebre.