Redacción Farmacosalud.com
Los nódulos tiroideos son un hallazgo clínico frecuente. “Más del 50% de la población adulta mundial tiene al menos uno”, confirma el Dr. Marcel Ernesto Sambo, endocrinólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Los expertos estiman que tienen una incidencia anual del 0,1%, por lo que si en España hay una población aproximada de 46 millones de personas, “anualmente, en nuestro país, se pueden desarrollar más de 46.000 nuevos nódulos tiroideos”, explica el experto, según han informado fuentes del 57 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). El 85% de los nódulos tiroideos son benignos, predominantemente sólidos y, en la mayoría de los casos, asintomáticos y se pueden manejar con observación ecográfica y seguimiento periódico. “Hoy por hoy, la mayoría suele diagnosticarse de manera incidental tras un estudio de imágenes realizado, generalmente, por otros motivos”, explica el Dr. Sambo.
Algunos de estos nódulos crecen de manera significativa y hasta una quinta parte puede llegar a generar algún síntoma compresivo -molestias para tragar o respirar, cambios en la voz, tos, molestias locales o sensación de bulto-, por lo que requieren tratamiento, siendo hasta ahora la cirugía la terapia de elección. La cirugía es un procedimiento seguro pero conlleva complicaciones hasta en 10% de los casos, precisa anestesia general y, en muchos casos, implica la hospitalización del paciente y además, genera hipotiroidismo.
Ablación térmica percutánea con anestesia local
Otros funcionan en exceso (hipertiroidismo) pudiendo producir síntomas como temblores, taquicardias, diarrea, insomnio, intranquilidad o irregularidades menstruales, aumentando el riesgo de sufrir arritmias y osteoporosis. “Para la mayoría de estos pacientes, el yodo radioactivo es el tratamiento recomendado”, subraya el Dr. Sambo. “Por su parte, los estudios de seguimiento a largo plazo, tras el tratamiento con yodo radioactivo, muestran normalización de la función tiroidea en más de 2/3 de los pacientes tras los primeros 3-12 meses”, afirma el especialista. No obstante, -continúa- “el riesgo de disfunción tiroidea permanente aumenta con los años”. Además, existen varias situaciones en las que no puede emplearse”.
El especialista afirma que “la ablación por radiofrecuencia (ARF), utilizando la técnica de ‘moving shot’, es hasta la fecha la más prometedora de las técnicas utilizadas para el tratamiento de los nódulos tiroideos de manera no invasiva, Se basa en la ablación térmica percutánea por agitación y fricción entre partículas, permite realizarse por punción con anestesia local y de manera ambulatoria”. La AFR se ha asociado con una media de reducción de volumen de los nódulos del 80-94% en 4-12 meses, con disminución de los síntomas previos en la totalidad de los casos. En este sentido, la AFR tiene una tasa de complicaciones inferior al 3%, permaneciendo con función tiroidea normal prácticamente la totalidad de los casos que ya la tenían y mejorando significativamente en la mayoría de aquellos que funcionaban de más. “En definitiva, la AFR se plantea como una posible alternativa eficiente, segura y coste eficaz a las terapias tradicionales”, concluye el especialista.