Redacción Farmacosalud.com
Según el nuevo estudio ‘Bienvejecer’, casi la mitad de los españoles (48%) señalan la falta de tiempo como la principal barrera que les impide cuidarse más, o, dicho en otras palabras, como el gran obstáculo que les imposibilita mejorar su estilo de vida. ¿Una vez más, la falta de tiempo es la eterna excusa para no redireccionarse hacia unos hábitos más sanos (cambios en la dieta y práctica de actividad física)? “Más que una excusa, es un síntoma de nuestro estilo de vida. Que la falta de tiempo sea la barrera principal para casi la mitad de la población nos dice que las exigencias diarias son un obstáculo muy real, con jornadas intensas, responsabilidades familiares y poco margen para el autocuidado. Ahora bien, también sabemos que quienes logran incorporar rutinas saludables no lo hacen porque tengan más horas libres, sino porque reorganizan prioridades y se permiten reservar pequeñas ventanas de tiempo”, afirma la Dra. Isabel Abad, jefa de la Asesoría Médica en la Dirección General Médica de la compañía de seguros médicos ASISA.
“No hace falta una hora diaria: a veces 15-20 minutos bien aprovechados marcan una diferencia. La clave es entender que cuidarse no requiere tiempo ‘sobrante’, sino tiempo protegido”, sostiene Abad. La encuesta ‘Bienvejecer' ha sido elaborada por las consultoras Alpha Research y Burson para la compañía ASISA.

Fuente: Bienvejecer / ASISA / Burson
“Los alimentos frescos y saludables suelen tener un precio más elevado que los ultraprocesados”
La falta de motivación (38%) y las dificultades económicas (21%) son otros de los condicionantes que entorpecen la adopción de unos hábitos más saludables. Para la Dra. Abad, cuando se habla de obstáculos dinerarios, se está aludiendo en parte al precio creciente de los productos alimenticios ‘sanos’ (fruta, verdura, etc): “cuando un 21% de la población identifica las dificultades económicas como un freno, es inevitable pensar en el coste de la cesta de la compra. Los alimentos frescos y saludables suelen tener un precio más elevado que los ultraprocesados, y esa diferencia es una barrera muy tangible para muchas familias”.
“Pero no es el único factor: también influye el coste de actividades organizadas, equipamiento deportivo o determinados servicios de salud y bienestar. Aun así, es importante insistir en que cuidarse no tiene por qué ser caro. Hay opciones muy accesibles, como las actividades físicas al aire libre, los alimentos de temporada o las técnicas gratuitas de manejo del estrés, ya que son alternativas que permiten mantener hábitos saludables sin un gran desembolso. El reto está en, por un lado, facilitar que estas prácticas lleguen a todos, y por otro reducir la percepción de que cuidarse es sinónimo de gastar más”, apunta.
Un tercio cree que los cuidados para una vejez saludable deben comenzar antes de los 25 años
Otro de los puntos destacados del estudio es la evidencia palpable de que el concepto de envejecer está experimentando una profunda transformación en España. Lejos de ser una preocupación lejana, la idea de prepararse para un envejecimiento activo y saludable gana terreno, especialmente entre los más jóvenes. Así, casi un tercio de los españoles (32%) considera que el cuidado personal para una senectud saludable debe comenzar antes de los 25 años. A la Dra. Abad este dato no le ha sorprendido: “de hecho, es una noticia muy positiva que confirma una tendencia que vemos cada vez más. Demuestra que el mensaje sobre la importancia de la prevención está calando en la sociedad”.
“Desde la medicina preventiva sabemos que muchos de los factores que condicionan la manera en que vamos a envejecer -como la salud cardiovascular, la calidad muscular o la estabilidad metabólica- empiezan a definirse mucho antes de los 30 años. Que casi un tercio de los españoles considere que el cuidado debe empezar antes de los 25 años refleja una madurez y una conciencia muy necesarias para construir una vejez más saludable en el futuro”, añade la experta.
¿Cuál es el ‘retrato robot’ de la persona más concienciada?
Parece claro, pues, que la mirada anticipada que se perfila en el nuevo estudio redefine la senectud y la convierte en una construcción diaria basada en rutinas y decisiones conscientes. “Las generaciones jóvenes ya entienden la prevención como una inversión a largo plazo, no como una reacción cuando llegan los primeros signos de la edad”, manifiesta Abad.
Aunque esta mentalidad previsora es cada vez más transversal, el estudio permite dibujar un ‘retrato robot’ de la persona más concienciada: sería mujer, con estudios universitarios y residente en Canarias. El análisis de los datos muestra que el convencimiento sobre la vida saludable, aparte de ser especialmente notable entre la población femenina (36%), alcanza sus picos más altos en el colectivo con formación universitaria (40%) y, geográficamente hablando, en el archipiélago canario, donde un 44% de los encuestados apoyan empezar a cuidarse antes de los 25 años.
“Si el estrés se mantiene elevado, una parte del beneficio se pierde”
Si bien la conciencia nace joven, la acción se consolida en la mediana edad. La investigación revela que 9 de cada 10 personas ya han modificado sus rutinas con el objetivo explícito de ‘Bienvejecer’. Los cambios más comunes son la incorporación del ejercicio físico regular (54%) y una mejora significativa en la alimentación (52%). El motor que impulsa este cambio en los españoles es, principalmente, la concienciación personal, mencionada por un 63% de los participantes. Este factor interno se vuelve aún más potente en la franja de 40 a 50 años, en la que se llega al 65% de los individuos, lo que sugiere que esta etapa vital es un punto de inflexión para tomar las riendas de la propia salud.
De todos modos, para la jefa de la Asesoría Médica en la Dirección General Médica de ASISA, la práctica de ejercicio y la optimización de la dieta deben ir acompañadas de otro tipo de mejoras, en este caso las que inciden en la esfera psíquica del individuo. Es decir, que la actividad física y la alimentación “son dos pilares fundamentales, pero no suficientes si no se aborda el estrés. El estudio ‘Bienvejecer’ muestra que una mayoría de personas ya está haciendo esfuerzos para mejorar su rutina, especialmente en los aspectos de actividad física y alimentación. Sin embargo, si el estrés se mantiene elevado, una parte del beneficio se pierde”.
“El estrés crónico genera inflamación, empeora el sueño y desregula el metabolismo -recuerda Abad-. Por eso, ‘Bienvejecer’ requiere un enfoque integral: hábitos saludables, descanso adecuado, gestión emocional y, cuando es necesario, apoyo profesional. La prevención no puede quedarse sólo en comer mejor y moverse más, necesita equilibrio”.




