Redacción Farmacosalud.com
A juicio de la nueva presidenta de la Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER), la Dra. Felisa Sánchez-Mariscal Díaz, los avances más destacados de la medicina centrada en la columna vertebral son de tipo conceptual, “puesto que hemos aprendido que debemos centrarnos en la seguridad del paciente. En este sentido, se han ido desarrollando protocolos periquirúrgicos destinados a disminuir las complicaciones y mejorar los resultados. Y el segundo avance es otro concepto que enlaza con el primero: hemos aprendido a centrar nuestro tratamiento en las necesidades de los enfermos, enfocándonos en lo que los pacientes esperan de nosotros”.
En relación a las dolencias lumbares (lumbalgia) -comenta Sánchez-Mariscal-, “desde el GEER queremos difundir una educación sanitaria adecuada entre la población general y el personal sanitario y transmitir a las diferentes Administraciones públicas la relevancia de este síntoma, tanto por lo que supone desde un punto de vista económico (bajas laborales, etc.), como por lo que acarrea como molestia psicofísica para los afectados. Asimismo, tenemos que ser capaces de diagnosticar con la menor demora posible aquellos casos en los que es importante aplicar cuanto antes un tratamiento específico adecuado, sea o no quirúrgico”.
-Uno de sus objetivos pasa por promover un mayor conocimiento de las enfermedades de la columna entre la población general, ante la creciente prevalencia de estas patologías como consecuencia de los estilos de vida de la sociedad actual. ¿Hablamos sobre todo de dolencias lumbares?
Sí, en efecto. El motivo de visita más frecuente en nuestras consultas es el dolor lumbar (lumbalgia o ‘lumbago’). Este dolor es un síntoma, la mayor parte de las veces inespecífico, de manera que no se encuentra una enfermedad o una causa subyacente que lo explique. Y, cuando dicha causa se encuentra, en la mayoría de los casos no es una patología grave.

Dra. Felisa Sánchez-Mariscal Díaz
Fuente: GEER / Euromedia grupo
¿Pero, entonces, qué es lo que ocurre? Pues ocurre que el dolor lumbar suele ser recurrente y, además, por sí mismo genera un impacto funcional y emocional importante, tanto en personas jóvenes que están en edad laboral o productiva como en personas mayores. Estas últimas se ven limitadas por las molestias en la espalda y, a menudo, se sienten poco protegidas. Sabemos que aspectos como el sobrepeso, la falta de actividad física y la fragilidad asociada al envejecimiento son factores que aumentan la posibilidad de sufrir dolor lumbar persistente, una sintomatología que los pacientes perciben como un factor muy limitante en su día a día.
Desde el GEER queremos difundir una educación sanitaria adecuada entre la población general y el personal sanitario y transmitir a las diferentes Administraciones públicas la relevancia de este síntoma, tanto por lo que supone desde un punto de vista económico (bajas laborales, etc.), como por lo que acarrea como molestia psicofísica para los afectados. Asimismo, tenemos que ser capaces de diagnosticar con la menor demora posible aquellos casos en los que es importante aplicar cuanto antes un tratamiento específico adecuado, sea o no quirúrgico.
-¿Es inevitable pensar también, de forma mayoritaria, en las lesiones medulares causadas por accidentes cuando se habla de medicina de la columna vertebral?
La lesión medular es un tema relevante cuando se habla de las afecciones de la columna vertebral. En este caso no tanto por su prevalencia (como sí pasa con el dolor lumbar), sino por las consecuencias físicas y emocionales que sufren los pacientes. La lesión medular tiene, además, un componente socioeconómico que también hay que tener muy en cuenta. En España existen centros especializados y muy reconocidos, como el Hospital Nacional de Parapléjicos.
-Las lesiones medulares no traumáticas están creciendo, sobre todo entre el colectivo de la Tercera Edad, debido al incremento de tumores y afecciones degenerativas y vasculares que pueden causar daños en la médula espinal. ¿La osteoporosis es la principal causa de este clase de cuadros?
La osteoporosis no es una causa directa, por así decirlo. Lo que pasa es que en una población española cada vez más frágil por cuestiones de ancianidad, los individuos osteoporóticos tienen más probabilidades de padecer fracturas vertebrales, y algunas de esas fracturas pueden asociarse a lesión medular. Así pues, si bien la osteoporosis no es una causa directa de tales cuadros, sí que va aparejada a una sociedad cada vez más envejecida en la que esta afección ósea presenta una prevalencia destacada. Es por ello que hay que estar pendiente de síntomas como, por ejemplo, el dolor raquídeo agudo y severo en pacientes frágiles, ya que a veces es un dolor intenso que se hace persistente y que puede alertar sobre la posibilidad de desarrollar daño medular.

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-Usted, asimismo, quiere mejorar la equidad en el acceso al tratamiento y rehabilitación para las personas con lesión medular mediante protocolos comunes relativos a la descomprensión y estabilización precoz de la columna y la médula espinal.
No es un objetivo únicamente mío, sino también del GEER, dado que ya hace tiempo que se trabaja en esa dirección. Aunque el GEER es una organización en la que participan diferentes profesionales interesados en la patología de columna vertebral, fundamentalmente está compuesta por cirujanos, y hace ya unos cuantos años que tenemos claro que el tratamiento precoz mediante la descompresión y la estabilización tempranas es importante.
Sin embargo, en España realmente no hay un protocolo homogéneo. De hecho, el abordaje varía por comunidades autónomas (CCAA), e incluso varía por hospitales. De ahí la enorme relevancia de intentar trabajar con las autoridades sanitarias -porque aquí sí que son vitales las inversiones y los apoyos específicos de la Administración- para poder conseguir un tratamiento más homogéneo y multidisciplinar e instaurar equipos centralizados en las diferentes CCAA que puedan atender estas lesiones en agudo.
Recientemente en Cataluña se ha establecido un equipo que obra de este modo, es decir, centralizando las actuaciones en un gran hospital… en mi opinión, habría que intentar exportar este modelo al resto de CCAA.
-El origen del GEER hay que buscarlo en un grupo de cirujanos ortopédicos y rehabilitadores dedicados a las desviaciones de columna. ¿En qué situación nos encontramos en territorio español en relación a este ámbito, el de las deformidades de columna?
En España estamos bien… bastante bien: contamos con grandes profesionales en prácticamente todas las ciudades, pero especialmente en las grandes urbes, donde contamos con centros de referencia como los ubicados en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, etc. Y luego hay hospitales en nuestro país que participan en grupos de estudio a nivel internacional, tanto en lo que es la deformidad en el adulto como en lo que es la deformidad infantil, y tenemos representantes en las grandes sociedades científicas que se dedican a investigar esta clase de dolencias. En definitiva, que el nivel que muestra España a la hora de abordar las desviaciones de columna es un nivel elevado.
-¿Qué avances se han conocido recientemente o están cerca de conocerse en el campo de la medicina centrada en la columna vertebral?
Yo creo que los avances más destacados son conceptuales, puesto que hemos aprendido que debemos centrarnos en la seguridad del paciente. En este sentido, se han ido desarrollando protocolos periquirúrgicos destinados a disminuir las complicaciones y mejorar los resultados. Y el segundo avance es otro concepto que enlaza con el primero: hemos aprendido a centrar nuestro tratamiento en las necesidades de los enfermos, enfocándonos en lo que los pacientes esperan de nosotros. No se trata tanto de lo que podemos hacer -técnicamente podemos hacer muchas cosas-, sino de darnos cuenta de que tratamos a personas con unas necesidades determinadas, por lo que debemos ajustar nuestra cirugía a sus requerimientos.

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De cara al futuro, lo que nos viene es una renovación tecnológica a base de técnicas mínimamente invasivas, navegación o robótica quirúrgica. Todos ellos, recursos que nos permitirán realizar cirugías más precisas y seguras y que, más adelante, nos ayudarán a hallar nuevas y mejores soluciones terapéuticas. Pero los avances tecnológicos conllevan una curva de aprendizaje inevitable, que consume tiempo.
También vendrán diferentes biomateriales y novedosos implantes que, sin duda, nos ayudarán a optimizar los resultados de las cirugías más complejas. Además, el uso de la Inteligencia Artificial (IA) posibilitará practicar una medicina más personalizada, con algoritmos que supondrán un notable refuerzo para nuestras capacidades de diagnóstico y de planificación de los tratamientos.
No obstante, a largo plazo aún desconocemos hasta dónde podremos llegar con la aplicación de estas novedades técnicas, por lo que por ahora debemos emplear todas estas innovaciones con precaución, sobre todo en lo que se refiere a los biomateriales y dispositivos más revolucionarios. En resumen, el gran reto que tenemos por delante es ser capaces de integrar todo lo que la tecnología nos aporta -hoy en día el desarrollo tecnológico está siendo brutal en todos los aspectos de la vida- sin perder el juicio clínico y sin perder la relación con el paciente… quizás ese sea el reto más relevante para los años venideros.




