
Portada del libro de Yasmina Khadra.
Enmarcada, como la anterior, en su Argelia natal, en esta ocasión Yasmina Khadra sitúa el arranque de la acción en 1914, en ese laberinto argelino presente en muchas de sus novelas, y concretado aquí en la más descarnada época colonial, con una Francia omnipresente y una tensa estructura en la que colonizador y colonizado entrelazan irremediablemente sus vidas, sus intereses y sus frustraciones.
En un trasfondo histórico perfectamente reconocible, Yasmina Khadra elige como protagonista a Yacín Cherraga, un joven de 20 años, hijo mayor de una familia humilde y numerosa, con cuatro hermanas y dos hermanos, quien narra en primera persona las peripecias por las que transcurre su vida y la novela. Su mirada y su voz guían al lector a lo largo de su existencia miserable en un aduar sin nombre, en medio de las tierras de Gaíd Brahim, dueño y señor absoluto y tiránico de todo este entorno: desde los huertos, ríos y casas, hasta la propia vida de sus habitantes.
En el trasfondo de la novela, como hilo invisible, se desliza el mektub, ese destino escrito a fuego en cada biografía, que en la trama de Los virtuosos depende irremediablemente de las decisiones y actos de Gaíd Brahim, cuya mano omnipresente mueve el mundo de Yacín Cherraga y lo conduce por unos caminos en los que prima el interés del poderoso, machacando sin piedad al miserable.
Es él, Gaíd Brahim, quien cambia de un plumazo el destino del protagonista cuando lo arranca de su tranquila aldea y le ordena que vaya al frente, en lugar de su hijo enfermo, a luchar por Francia contra Alemania en la Primera Guerra Mundial. Una suplantación forzosa de identidad que conduce al joven aldeano a vivir la peor cara de la vida del otro, a luchar en defensa del colonizador francés, por unos ideales ajenos y desconocidos. Y todo con la promesa de una recompensa sustanciosa pero incierta que, en principio, debería recibir a su regreso del frente.
A lo largo de la novela se van desvelando pistas de la biografía de su autor, Yasmina Khadra, pseudónimo femenino tras el que se esconde su verdadera identidad: Mohammed Moulessehoul, nacido en 1955 en Kenadsa, una pequeña ciudad en el desierto occidental de Argelia, cerca de la frontera con Marruecos, lugar del que también es originaria la novelista Malika Mokeddem. Formado en la academia militar, Moulessehoul abandona el ejército argelino en 2000, tras alcanzar el grado de comandante, para dedicarse de lleno a la literatura, su verdadera pasión, que difícilmente encajaba en la disciplina militar.

El escritor argelino Yasmina Khadra (Kenadsa,1955)
Foto: Ana Portnoy - Alianza