Redacción Farmacosalud.com
La mitad de los niños sufrirá algún tipo de alergia en los próximos años debido, sobre todo, a la contaminación, el cambio climático, la esterilización de ambientes y los hábitos de vida occidentalizados, según los pediatras alergólogos organizadores del 49º Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), evento celebrado en Santiago de Compostela (La Coruña).
Desde SEICAP se calcula que uno de cada cuatro niños sufre algún tipo de alergia, porcentaje que se duplicará en los próximos años. “Se ha demostrado que la contaminación del aire, unido al calentamiento global, aumenta la prevalencia de las alergias respiratorias y el asma en los niños. Los estudios indican que la exposición a niveles altos de contaminantes ambientales se asocia con un aumento de los ingresos hospitalarios por asma y otras afecciones respiratorias”, explica el Dr. José Ángel Porto, presidente del comité organizador del Congreso. Además, los niveles más altos de CO2 alargan las temporadas de polinización y alteran las proteínas alergénicas en los granos de polen, lo que los convierte en alérgenos más potentes”, añade.

Autor/a: Kobyakov
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Gases de efecto invernadero y partículas finas
Una investigación publicada el pasado año en ‘European Respiratory Review’ revela que el cambio climático intensifica la presencia y alergenicidad de aeroalérgenos como el polen, los ácaros del polvo y los hongos, lo que puede agravar las enfermedades respiratorias en niños. Los investigadores aseguran que, debido a la contaminación, se espera un incremento en la concentración de los gases de efecto invernadero y las partículas finas, lo que va asociado a efectos adversos en la salud respiratoria infantil.
La esterilización excesiva de ambientes, la contaminación (microplásticos, gases efecto invernadero…), el uso de antibióticos sobre todo en edades tempranas, unido a los hábitos de vida occidentalizados, la llamada hipótesis de la higiene, también influyen en el crecimiento de las alergias infantiles, según los expertos reunidos en Santiago de Compostela, debido a la reducción de la exposición a los microorganismos beneficiosos, y a una alteración de la microbiota, que son importantes para el desarrollo de un sistema inmunitario saludable.
El polen es el alérgeno aéreo más frecuente entre menores, según un estudio realizado en diferentes hospitales españoles. Sin embargo, en las ciudades con climas húmedos (como Barcelona, Lugo, Santiago, Sagunto y Valencia), los ácaros del polvo se convirtieron en el alérgeno predominante. Los niños más pequeños (de 6 a 10 años) mostraron tasas de sensibilización más altas a los alérgenos de los ácaros, en comparación con los mayores (11 a 15 años). Esto sugiere, según la coordinadora del estudio, la Dra. Ana Martínez-Cañavate, “que la exposición temprana podría influir en la forma en que el sistema inmunitario de los niños reacciona a estos alérgenos”.
También se comprobó que casi la mitad de los niños alérgicos (44%) mostró sensibilización al epitelio de animales, y dentro de este grupo, la más frecuente fue la sensibilización al de gatos (80%).

Drs. Ana Martínez-Cañavate y José Ángel Porto
Fuente: SEICAP / COM SALUD
Incremento de las alergias alimentarias
Para los autores, “los médicos deben tener en cuenta los factores geográficos al tratar las enfermedades alérgicas pediátricas, ya que una comprensión más profunda de estos patrones permitirá una prevención, un diagnóstico y un tratamiento más eficaces de los trastornos alérgicos y, en última instancia, mejorará la calidad de vida de los niños afectados y sus familias”.
En cuanto a las alergias alimentarias, también están aumentando entre los niños españoles, en especial en la primera infancia. En España, las alergias por productos alimenticios suelen ser provocadas por alérgenos comunes, como la leche, los frutos secos, los huevos y el pescado. Un estudio sobre las presentaciones de la anafilaxia en los servicios de urgencias pediátricas en España descubrió que los alimentos eran los desencadenantes en el 87,4% de los casos, siendo la leche y los frutos secos los culpables más frecuentes.