Redacción Farmacosalud.com
“Yo llevaba una vida erróneamente llamada ‘feliz’. Me autoengañaba diciendo que no tenía un problema con la comida y que yo era una persona de constitución fuerte. Mentira todo… realmente mi problema era que mitigaba mis problemas de salud mental -en concreto, unos cuadros de ansiedad- con atracones constantes de comida. Eso me llevo a sufrir unos niveles severos de obesidad que empezaron a ser incapacitantes, hasta el punto de tener que despertar a mi padre por las mañanas para que me atara los cordones de los zapatos. Fue en ese mismo momento cuando tomé la decisión de comenzar a poner un serio remedio a mi obesidad. Cuando tomé esta sabia, aunque difícil decisión, pesaba 183 kilogramos de peso, ahora mismo estoy en 90”, explica Federico Luis Moya, presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPOobesidad).

Federico Luis Moya, en la actualidad
Fuente: F. Luis Moya / ANPOobesidad
Si bien Federico no se sintió marginado por tener un peso prominente, quiere dejar muy claro que “las personas que viven con obesidad casi siempre sufren este problema, además de una elevada estigmatización, rechazo… les culpabilizan por su condición, error que comete la sociedad en general y que viene derivado de una falta de formación e información sobre la enfermedad crónica de la obesidad”.
Tras tomar conciencia del problema a los 29 años de edad, llegó la cirugía bariátrica
El actual presidente de ANPOobesidad tomó conciencia de su afección con 29 años de edad. De modo que, tras un periodo de consultas médicas y pruebas, fue sometido a una cirugía bariátrica (más conocida como una reducción de estómago), tras la cual perdió 100 kilos en un año. “Pero es muy importante decir que mi caso es excepcional y que cada proceso de pérdida de peso es diferente en cada persona”, matiza.
“Al cabo de 10 años de aquella intervención bariátrica (cada año que pasa celebro un nuevo cumpleaños, puesto que aquel 6 de noviembre de 2014 mi cirujano me devolvió a la vida), debo decir que me mantengo muy bien en el peso acordado con mi endocrino, siguiendo las recomendaciones y pautas de los profesionales de la salud. Según el obsoleto IMC (índice de masa corporal), mi peso saludable estaría en 83 kilogramos, pero, para cuidar también de mi salud mental, dado que esos 83 no satisfacían mi imagen que se proyectaba en el espejo, estoy ahora mismo en 90 kilogramos. Este peso hace que recuerde que debo cuidarme constantemente, y, al mismo tiempo, me refresca la memoria sobre lo que me pasaría en caso de descuidarme y volver a abusar de la ingesta descontrolada de comida”, argumenta.

Material quirúrgico
Autor/a de la imagen: E. Arandes / www.farmacosalud.com
Fuente: Gentileza del Hospital Sagrat Cor de Barcelona (IMAGEN DE ARCHIVO)
“Habría que impulsar un Plan Nacional de Abordaje de la Obesidad”
Federico cree que la desestigmatización de la obesidad -una patología metabólica y crónica- pasa por aumentar “la información y formación en todos los ámbitos de la vida sobre esta afección y también sobre sus consecuencias, como son las más de 200 comorbilidades que van asociadas a ella, entre las que se encuentran accidentes cardiovasculares, problemas de riñón, hígado graso y hasta 13 tipos de cáncer”.
En vista del próximo 4 de marzo, Día Mundial de la Obesidad, Federico pone de manifiesto la necesidad de que se reconozca a esta condición metabólica “como una ENFERMEDAD CRÓNICA Y MULTIFACTORIAL. Es la única manera de empezar a trabajar con el fin de que todos los actores implicados en la película de la obesidad comiencen seriamente a crear estrategias eficaces destinadas a mejorar la calidad de vida de los afectados. Además, habría que impulsar un Plan Nacional de Abordaje de la Obesidad”.
En marcha una Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad Infantil
A todo esto, el Hospital Universitario Vall d'Hebron (Barcelona) ha puesto en marcha una Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad Infantil que, con su abordaje innovador, pretende dar la vuelta al incremento de la prevalencia de obesidad objetivado en menores durante los últimos 20 años. En las últimas dos décadas, el exceso severo de peso en edades pediátricas ha aumentado un 8% hasta convertirse en la tercera enfermedad crónica que más sufren los niños, por detrás del asma y el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), según alerta la Asociación Española de Pediatría.
La nueva unidad, que trabaja de forma simultánea con un equipo multidisciplinar formado por un pediatra endocrino, una psicóloga y una nutricionista, ofrece visitas por las tardes para facilitar la conciliación con la escuela y la adherencia a los tratamientos. En la primera consulta, se identifican los problemas de salud, causas y consecuencias de la obesidad, se analiza también el contexto familiar y social de los pacientes y sus hábitos nutricionales, y se realiza una evaluación psicológica.

Sesión grupal impartida en la nueva Unidad
Fuente: Hospital Vall d’Hebron
Si bien entre un 8% y un 10% de los casos de exceso severo de peso tienen causas genéticas, y un porcentaje similar es fruto de efectos secundarios derivados de otras patologías o tratamientos médicos, el grueso de los cuadros de obesidad y sobrepeso se vincula a una alimentación poco saludable, basada en alimentos ricos en grasas y azúcares. “Este cóctel, habitual en sociedades modernas, se ha convertido en el principal factor de riesgo de obesidad en niños y adultos”, afirma la Dra. Cristina Aguilar, pediatra endocrinóloga. En la mayoría de los casos, el sobrepeso podría revertirse modificando los estilos de vida, pero las herramientas e información no llegan igual a todas las familias implicadas.
El nuevo servicio ofrece programas de terapia grupal -intervención grupal intensiva- con los pacientes y las familias, en los que la psicóloga y la nutricionista abordan la salud emocional y realizan pedagogía con el fin de promover la adhesión a hábitos saludables.