Redacción Farmacosalud.com
El nuevo presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Jesús Norberto Fernández, cree que la Inteligencia Artificial (IA) es “un gran avance que impactará positivamente en nuestras vidas, las de todos, incluidas por supuesto la de las personas mayores, especialmente aquellas en las que confluye, además, una situación de discapacidad”. Ahora bien, Fernández enfatiza que es responsabilidad de todos “evitar que la IA perpetúe sesgos y estereotipos, profundice en la brecha digital y generacional o pueda acabar por ser, como así sucede con algunas tecnologías que utilizan algoritmos, edadista y excluyente”. Cabe recordar que, por edadismo, se entiende la discriminación por edad que sufren los ciudadanos de edad avanzada.
Por otro lado, el nuevo presidente de la PMP elogia las coberturas que, en general, ofrece el sistema sanitario público español, dado que los pacientes no tienen que añadir, “al sufrimiento de estar enfermo, la angustia de carecer de dinero para hacer frente a los gastos” derivados de la asistencia recibida. No obstante, este sistema de salud “es muy mejorable”, tal y como lo atestiguan “las demoras frecuentemente inaceptables de sus listas de espera, las áreas que no están bien cubiertas como es la atención bucodental, o la deficiente atención sanitaria de muchas residencias de mayores”.

Jesús Norberto Fernández
Fuente: PMP / Ilunion
-Usted ha asumido el compromiso de trabajar por la defensa y garantía de los derechos de los casi 10 millones de personas mayores que viven en España. ¿A grandes rasgos, todo este contingente de ciudadanos está, sanitariamente hablando, correctamente atendido?
Globalmente y con una visión de conjunto, la respuesta es sí, sin duda alguna. De hecho, el último barómetro sanitario muestra que las personas mayores de 65 y especialmente las mayores de 75 años, son quienes mejor valoran la sanidad pública.
Nuestra generación ha construido en España un sistema sanitario público del que podemos sentirnos muy orgullosos, a pesar de que tiene problemas e insuficiencias. Son muy pocos los países del mundo que ofrecen a todos sus ciudadanos la seguridad de acceso a una atención sanitaria como la que tenemos en España. Es impagable disponer las 24 horas del día de atención de urgencias en nuestros hospitales, con todos los medios de la medicina moderna a nuestro alcance; es impagable la seguridad de que, al sufrimiento de estar enfermo, no hay que añadir la angustia de carecer de dinero para hacer frente a los gastos de la asistencia recibida.
Dicho esto, nuestro sistema de salud es muy mejorable, por ejemplo en lo relativo a las demoras frecuentemente inaceptables de sus listas de espera, en las áreas que no están bien cubiertas como es la atención bucodental, o la deficiente atención sanitaria de muchas residencias de mayores, además de las carencias en atención domiciliaria, en la conexión con los servicios sociales, la salud mental, los servicios de urgencias en Atención Primaria, los servicios de rehabilitación, etc.
Es evidente, por todo ello, que nuestro sistema sanitario precisa de más recursos, pero también de reformas, algunas de las cuales llevan demorándose décadas. Para poder lograr esas mejoras, es imprescindible que el Sistema Nacional de Salud (SNS) tenga mucha más prioridad en la agenda política de la que tiene en la actualidad. A tal objetivo contribuiremos desde la PMP, porque es nuestro compromiso con las personas mayores luchar para incrementar todo lo mucho y bueno que tiene el Sistema Nacional de Salud español.
-Retomando su mención sobre la atención bucodental… su predecesor en el cargo, Lázaro González, nos decía en una entrevista que se lucharía por la inclusión de la salud bucodental en la cartera de servicios sanitarios. ¿En qué momento estamos en este asunto en concreto?
La salud bucodental es parte integral de la salud. En la entrevista que tuvo la PMP con la ministra de Sanidad en junio del año pasado, le planteamos la inclusión en la sanidad pública de este tipo de atención, con propuestas muy concretas referidas a las personas mayores. Se mostró muy receptiva y nos dijo que ya estaban trabajando en ello. Confiamos en que así sea porque, efectivamente, en los últimos años se ha avanzado poco a pesar de las promesas, y sólo en algunas Comunidades Autónomas (CCAA) hay buenos servicios dentales dirigidos a población infantojuvenil de 6 a 16 años con los programas de atención bucodental infantil (PADI), y para personas con discapacidad; para el resto de la ciudadanía, la sanidad pública sólo trata infecciones y practica extracciones.
En salud bucodental, España es una excepción negativa en la Unión Europea (UE); Eurostat nos coloca como el cuarto país de la UE con más porcentaje de personas sin atención dental por razones financieras. Y todavía están recientes en nuestra memoria los escándalos de Dentix y de otras cadenas de atención bucodental que, movidas únicamente por el lucro, dejaron en la ruina y desesperación a miles de pacientes.

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Necesitamos pues, que esto cambie y que cambie pronto, incluso con urgencia. Y digo urgencia porque las necesidades de salud bucodental de las personas mayores no deben esperar más. Desde la PMP urgiremos al gobierno central y a las CCAA a incluir esta clase de asistencia dentro de la cartera de servicios del SNS, empezando por la infancia y las personas mayores sin recursos, con el fin de que se les subvencionen, total o parcialmente, los tratamientos que precisen. Esto no puede y no debe esperar.
-Más allá del tema odontológico… ¿qué es lo que le quema las manos ahora mismo al frente de la PMP, es decir, qué problema habría que solucionar ya?
No es fácil priorizar. En mi discurso de nombramiento mencioné los nueve desafíos más destacados a los que se enfrenta la gente de edad avanzada en la actualidad: la soledad, la brecha digital, las dificultades para llegar a fin de mes, los retos del sistema público de pensiones, el acceso a una atención sanitaria de calidad, el edadismo, la falta de apoyo y de cuidados de larga duración en personas mayores con discapacidad y en situaciones de dependencia, el maltrato a los mayores como un problema grave -y a menudo oculto-, y la adaptación a los cambios que llevan consigo la jubilación y el envejecimiento.
Pero usted me pregunta por los problemas que habría que solucionar ya, y es evidente que esos problemas son aquellos a los que consideramos como más abordables desde las políticas públicas y acción de los gobiernos. Y entre ellos, incluiría en primer lugar todos los escollos relacionados con la sanidad y la suficiencia de ingresos. Por ejemplo: habría que propiciar un acortamiento radical de las demoras en las listas de espera, lograr una mejora del servicio de Atención Primaria en las residencias de mayores, implementar la cobertura sanitaria pública de la atención bucodental, facilitar los apoyos y cuidados de larga duración que precisan las personas mayores con discapacidad y en situación de dependencia, etc.
-Cada vez hay más individuos centenarios en España (que tienen 100 o más años de edad) ¿Está la sanidad preparada para atender a este creciente colectivo poblacional?
Creo que sí, especialmente en todo lo relacionado con procesos agudos (curar). Sin embargo, hay mucho que mejorar en la dimensión de los cuidados que ofrece la sanidad, especialmente en la atención a pacientes crónicos, frágiles o que sufren varias enfermedades. En España somos afortunados por tener una gran longevidad. La longevidad es un logro, pero también supone un reto de adaptación para toda la sociedad en múltiples aspectos. Las personas mayores utilizan más los servicios sanitarios y requieren también una atención sociosanitaria, en la que los cuidados tienen un gran peso. La sanidad pública española atiende razonablemente bien los casos agudos, pero tiene carencias en la asistencia a enfermos crónicos, frágiles o con múltiples patologías. Necesitamos dotarnos de más camas de corta y media estancia para que los pacientes no estén en los hospitales de agudos más tiempo del necesario y continúen con los cuidados y la rehabilitación que precisen hasta estar en condiciones de ir a su domicilio.

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Pero también en los hogares necesitamos todo un sistema de atención domiciliaria, médica, pero sobre todo de enfermería; frecuentemente actuando conjuntamente con los servicios sociales. Hay que hacer posible lo que es socialmente conveniente y lo que deseamos muchos: poder seguir viviendo toda la vida en nuestro domicilio, en nuestro hogar, en nuestro entorno.
Por otro lado, la sanidad pública tiene que impulsar programas y políticas que promuevan el envejecimiento activo y saludable. Y ello comienza en la infancia… por cierto, pocas cosas hay que nos interesen más a las personas mayores que la salud y el bienestar de nuestros hijos e hijas, de nuestros nietos y nietas. El buen estado general de salud de la población es un valor en sí mismo, como también es un valor en sí mismo las condiciones de sostenibilidad del sistema sanitario de un país. Mejorar la salud de todos implica actuar sobre los determinantes no médicos de esta condición vital, entre los que está, en primer lugar, la lucha contra la pobreza, pero también la optimización de ámbitos como el de la vivienda, el empleo y la educación.
En definitiva, la sanidad será más efectiva para todas las edades si logramos una población que envejezca de forma activa y con salud.
-Tal y como usted mismo ha comentado antes, uno de los grandes desafíos a afrontar durante su mandato es la soledad no deseada. ¿Quién vive solo a edades avanzadas, enferma más?
Bueno, no es quien vive solo, sino quien vive aislado en una soledad no deseada. La soledad no deseada no es un problema únicamente individual, sino también un grave problema social y de salud pública, tal y como ha declarado la OMS (Organización Mundial de la Salud). Hay muchos datos que muestran que uno de los factores que más contribuyen a tener una vejez activa y saludable es contar con una tupida red de relaciones sociales y familiares. Son enormes los beneficios de tener amigos, conectar con la familia, estar implicado en actividades de todo tipo, ya sean lúdicas, sociales, deportivas, de voluntariado, etc. El aislamiento mata la ilusión de vivir, lo que mina la salud hasta acabar acortando la vida.
Igualmente, como ha publicado hace poco el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, esta condición (vivir sin acompañamiento y no por propia voluntad) incrementa el riesgo de enfermedades y de muerte prematura, ocasionando sufrimiento e importantes costes sociales.

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-Otro de sus retos es la lucha contra el edadismo (discriminación por edad hacia las personas mayores). ¿Se ha avanzado algo, o bien estamos igual, o incluso peor, que hace unos años?
La discriminación por edad es un problema en nuestra sociedad. En la medida en la que ahora, afortunadamente, vivimos más años y nuestra ciudadanía tiene un porcentaje creciente de personas mayores, el problema de la discriminación se hace más visible. También porque, en la actualidad, la mayoría de los ciudadanos que sobrepasan los 65 años de edad están en plenas facultades y, no obstante, en numerosos ámbitos de nuestra sociedad -desde el laboral hasta el político- sienten que ya no se cuenta con ellos.
La OMS, en su informe sobre el edadismo, habla de estereotipos, de prejuicios y de discriminación. Son tres aspectos de este problema que hay que combatir a nivel institucional e interpersonal y de percepción propia sobre el paso de la edad y nuestra posición y actividad en la sociedad. En ello estamos y estaremos desde la PMP.
-Según parece, la Inteligencia Artificial (IA) -bien aplicada- será la panacea para la humanidad… ¿Cómo puede ayudar esta tecnología superdigital a mejorar la calidad de vida de la gente mayor?
Existe una gran expectativa respecto al potencial de la Inteligencia Artificial… es uno de los temas de actualidad más candentes. La IA es una de las fronteras de los avances tecnológicos de nuestro tiempo porque tiene un gran impacto potencial en todos los campos de la actividad humana (en todos ellos tiene aplicación posible). Es, al mismo tiempo, una tecnología reciente, en desarrollo, muy sofisticada y arcana para los no iniciados. Y son muy pocas las personas capacitadas para hablar con conocimiento de causa sobre las implicaciones de la IA en todos los ámbitos de la vida humana; además, muy frecuentemente, esas personas lo hacen teniendo conflictos de interés que desde fuera son difíciles de conocer… hay motivos de preocupación como para considerar que hay que regular la IA y sus aplicaciones prácticas, cuestión que ya se está planteando en Europa.

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Creo que debemos ser positivos y al mismo tiempo prudentes en relación con las posibilidades de esta novedosa herramienta tecnológica. Sin duda alguna, tiene un gran potencial para mejorar múltiples aspectos en nuestra sociedad y de sectores específicos como la investigación científica, la medicina o la enseñanza. Confío en que, globalmente, será un gran avance que impactará positivamente en nuestras vidas, las de todos, incluidas por supuesto la de las personas mayores, especialmente aquellas en las que confluye, además, una situación de discapacidad.
También recordar en este punto que, si bien vivimos un momento fluctuante entre lo que son las expectativas y las noticias sobre la IA, siendo esta tecnología cada vez más frecuente en todos los ámbitos, cabe decir que estamos hablando de un recurso digital que comporta limitaciones y que puede generar problemas. Aplicar buenas prácticas en el uso de estas herramientas en términos de ética, transparencia, accesibilidad, rendición de cuentas, privacidad de datos, etc. es fundamental, pues se trata de desarrollar esta tecnología con un enfoque que esté alineado con los valores humanos. En este sentido, los ciudadanos, como usuarios, somos también responsables y parte, para evitar que la IA perpetúe sesgos y estereotipos, profundice en la brecha digital y generacional o pueda acabar por ser, como así sucede con algunas tecnologías que utilizan algoritmos, edadista y excluyente.
Por tanto, iremos viendo cómo esta tecnología se desarrolla y de qué manera impacta sobre nuestras vidas.