Redacción Farmacosalud.com
El Hospital HM Nens (Barcelona) ha diseñado un innovador protocolo para abordar la hipotonía de los bebés que se caracteriza por incluir la psicomotricidad como especialidad clave a la hora de ofrecer un tratamiento integral, favoreciendo con ello el desarrollo motor y la calidad de vida del pequeño. Para lograr tales objetivos, los especialistas trabajan desde el cuerpo del paciente vinculando los aspectos sensoriales, emocionales, motrices y relacionales.
La hipotonía es un trastorno que suele aparecer durante los primeros meses de vida y se caracteriza por la flexibilidad exagerada de los músculos. Este bajo tono muscular o excesiva flexibilidad genera un cuerpo de consistencia blanda, ya que las articulaciones, incluso con el músculo contraído, no se encuentran bien fijadas, lo que provoca flacidez y la realización de movimientos más lentos, costosos y de menor amplitud, es decir, el bebé presenta un repertorio de movimientos menor al habitual. En este sentido, puede tener dificultad a la hora de mover la cabeza, mantener una postura estable, girarse, sentarse o llevar a cabo las acciones propias de su desarrollo psicomotriz. Esta problemática se conoce coloquialmente como la de un ‘bebé blando’.
Unos síntomas que pueden ser transitorios o crónicos
Los síntomas de la hipotonía pueden ser transitorios, en el 80% de los casos, o acompañar al bebé durante toda su vida en función del origen del trastorno. Este origen puede ser genético, metabólico, del sistema nervioso central o periférico e, incluso, desconocido. Actualmente, es un motivo de consulta frecuente en pediatría y representa el 5% de los motivos de ingreso en recién nacidos. Por ello, es importante disponer de un diagnóstico temprano con el fin de poder iniciar la intervención lo antes posible.
A la hora de afrontar el problema, es importante disponer de un diagnóstico temprano para poder iniciar la intervención lo antes posible. Así, ante cualquier sospecha, debe acudirse a la consulta del neuropediatra, quien, tras realizar una exploración física y neurológica y analizar los elementos de la historia clínica del paciente, decidirá qué pruebas complementarias son necesarias antes de iniciar la intervención terapéutica. Ésta se llevará a cabo en función de las necesidades del bebé y podrá incluir las especialidades de psicomotricidad, fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y otras terapias de apoyo si se requieren.
La psicomotricista de HM Nens, Sophia Skalli, explica que “el pediatra o neuropediatra es el ‘director de orquesta’, es decir, es quien coordina al resto de especialistas que intervienen en el diagnóstico y quien, posteriormente, en función de cada caso, propondrá un plan individualizado. Si se inicia el tratamiento de manera rápida, los bebés que presentan una hipotonía leve o moderada no ligada a enfermedades más complejas pueden alcanzar un desarrollo cercano al normativo; mientras que en los casos más severos, el progreso puede ser más lento, pero con un enfoque terapéutico constante, también pueden lograrse mejoras funcionales y de calidad de vida”.
Impacto emocional
A la hora de determinar el tratamiento, el equipo de profesionales de HM Nens tiene una visión integral del paciente que resulta innovadora. Skalli considera que “el tono muscular tiene dos aspectos: el fisiológico, mucho más evidente, y el psíquico, vinculado con las emociones, por lo que es fundamental abordarlos conjuntamente. Así, desde el cuerpo del bebé, trabajamos tanto a nivel posturomotor como en sus componentes emocionales con el objetivo de repercutir en las otras áreas de su desarrollo, tales como la de las interacciones sociales, la regulación emocional, la sensorial, la motricidad fina y la comunicación. Nos interesa la construcción ‘psicocorporal’ del bebé. A través de este abordaje integral, buscamos reducir y limitar el impacto de la hipotonía y fomentar la calidad de la interacción en la familia”.
La hipotonía impacta directamente en las señales que el paciente puede mandar a sus padres: sonrisas, miradas, acercamiento de la mano para buscar el contacto táctil, etc., ya que pueden ser escasas o no existir. De esta manera, el retraso o la falta de una respuesta a tiempo del recién nacido puede poner en riesgo la construcción de unos vínculos de apego sólidos, los cuales se fundamentan en la sincronización de las interacciones. Esta falta de sincronización en la comunicación puede provocar desinterés del bebé hacía sus padres.