Redacción Farmacosalud.com
Según el Dr. David González de Olano, co-coordinador del Comité Científico del XXXV Simposio Internacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), encuentro que acaba de celebrarse en Bilbao (Vizcaya), “la adrenalina es un medicamento buenísimo que salva vidas, por lo que debemos perder el miedo a usarla” en casos de anafilaxia (reacción exagerada del organismo ante una sustancia extraña). González de Olano, además, ha enfatizado la necesidad de romper mitos y, en este sentido, se ha mostrado partidario de aplicar la técnica de la repicadura en pacientes que, siendo alérgicos a picaduras de insectos himenópteros, presentan un mayor riesgo, como son los individuos con mastocitosis, que es una enfermedad “asociada a esta clase de alergias”. La repicadura -provocar de forma controlada un aguijonazo de insecto- sirve para verificar la efectividad de la inmunoterapia.
-¿Qué avances se han presentado en esta edición de la reunión de la SEAIC?
Este Simposio tenía una particularidad diferencial, y es que normalmente asociamos la alergia con una patología menor, es decir, con una patología que afecta más a la calidad de vida que al concepto de gravedad, o compromiso de vida. No obstante, nuestra reunión justamente ha pretendido resaltar lo opuesto, ya que llevaba por título ‘Enfermedades Alérgicas de Riesgo Vital’, lo que buscaba enfatizar o hacer especial hincapié en esas enfermedades que sí pueden comprometer la vida. Son menos frecuentes, pero existen; la alergia se basa en una respuesta exagerada del sistema inmune, y el sistema inmune puede manifestarse con una expresividad clínica supervariada… habitualmente, insisto, lo hace de forma no muy grave, pero hay ocasiones en las que sí lo hace de forma severa. Y ese ha sido el principal rasgo diferencial de este congreso.
-Uno de los grandes retos del alergólogo es hacer frente al asma grave: ¿se están obteniendo resultados satisfactorios en la lucha contra la afección asmática severa, que conlleva ingresos constantes en urgencias y en hospitales?
Lo que ocurre con el asma grave es un reflejo claro de lo que está pasando con otras patologías de la esfera alérgica. El manejo del asma -el tratamiento, sobre todo- ha avanzado muchísimo conforme hemos avanzado en el conocimiento de la fisiopatología, es decir, de las causas del asma, y eso está ocurriendo también en muchas otras enfermedades.
Como decía, la causa, la raíz principal de la alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune, y si conocemos cuáles son los mecanismos inmunológicos de cada enfermedad, se puede dar paso a la observado en los últimos años, que es la irrupción de los tratamientos biológicos… esas terapias no son química, como antiguamente, sino tratamientos específicos frente a una célula, frente a una interleucina, frente a un receptor concreto, que es lo que está alterado en una afección concreta. Es por ello que son terapias mucho más precisas y mucho más efectivas. Si bien todo eso empezó en el ámbito del asma, ahora también se está viendo en muchas otras enfermedades que afectan al sistema inmune, entre ellas las patologías alérgicas.
-¿Hay que romper muchos mitos acerca de la alergia a los venenos de himenópteros (abejas y avispas)? Cabe recordar que este tipo de alergia ha sido uno de los temas clave del encuentro de la SEAIC...
La anafilaxia por alergia al veneno de himenópteros es uno de los tres principales supuestos de patologías de riesgo vital. Y es verdad que hay muchos mitos, pero son mitos que también inciden en otros ámbitos de la Alergología. A este respecto, cabe destacar que, en aquellas enfermedades que generan reacciones graves que comprometen la vida, tendemos a ser un poquito más cautos -lógicamente- que con otras afecciones.
Y, si habitualmente realizamos unos procedimientos diagnósticos en los que mantenemos siempre la cautela, debemos aplicar también tal estrategia en las patologías asociadas a venenos. Ese es uno de los motivos para reivindicar lo de romper mitos: si bien la anafilaxia por alergia al veneno de himenópteros provoca a veces reacciones mortales, tenemos un tratamiento específico, que es la inmunoterapia... y la inmunoterapia es muy efectiva. Tanto es así, que hasta un 95% de la gente que se vacuna con este método va a tener sólo una reacción local en caso de que, tras haberse vacunado, les vuelva a picar un himenóptero (en concreto, el tipo de insecto responsable de la reacción inicial).
Claro que, hasta que un paciente no es repicado -tras haber recibido tratamiento-, ese paciente no sabe si realmente la efectividad de la terapia es del 95%, por mucho que se lo digamos nosotros. La repicadura, que es provocar de forma controlada -u hospitalaria- una picadura de un insecto, nos permite conseguir dos cosas: primero, saber que la inmunoterapia está siendo efectiva, que está funcionando, y luego, otra cosa muy importante: ayuda a mejorar la calidad de vida. Estas personas, después de su nefasta y previa experiencia con himenópteros, mantienen una evitación absoluta (de los escenarios de posibles picaduras) que condiciona su estilo de vida. Al ver que la vacuna les está protegiendo, su calidad de vida aumenta de forma exponencial, y eso también es un motivo para fomentar la aplicación de esta técnica de comprobación de la eficacia inmunoterápica.
Así pues, el mito a romper es también el hecho de aplicar la repicadura en pacientes de riesgo, incluso a un subtipo de enfermos con un mayor riesgo dentro de lo que son los sujetos alérgicos a venenos, como son los individuos que presentan una enfermedad concreta asociada a esta clase de alergias, la mastocitosis.
-El angioedema hereditario es una enfermedad minoritaria que puede acabar con la vida del paciente, si no se trata a tiempo. ¿Ha habido logros en su manejo de unos años a esta parte?
Con el angioedema ocurre algo parecido a lo que explicábamos en relación al asma. Frente al angioedema, que habitualmente se trataba con medicación al uso, más basada en la química que en otra cosa, cada vez se dispone de más tratamientos biológicos específicos que se dirigen a una diana terapéutica concreta, con lo cual los resultados obtenidos son muchísimo mejores.
-En situaciones de anafilaxia: ¿corticoides, antihistamínicos?
El tratamiento de elección para la anafilaxia es la adrenalina. La adrenalina es un medicamento buenísimo que salva vidas, por lo que debemos perder el miedo a usarla. Tiene unos efectos secundarios, es cierto, pero si ponemos en una balanza los eventos adversos y los beneficios derivados de su utilización, no hay comparación. De modo que, ante una situación de emergencia y de compromiso vital como es la anafilaxia, primero la adrenalina, y luego veré si, además de ella, necesito algún otro tratamiento de soporte como pueden ser el suministro de oxígeno, los antihistamínicos… el uso de la adrenalina es lo más efectivo y lo que presenta un mecanismo de acción más rápido.
-¿Qué retos debe afrontar el alergólogo del futuro?
La Alergología es una especialidad relativamente joven. Pese a ello, hay muchas cosas para las que ya tenemos respuestas, aunque, desgraciadamente, hay otras para las que no las tenemos. Conocer los mecanismos fisiopatológicos de las enfermedades nos está llevando a ser mejores y mucho más precisos en la administración de tratamientos. Una de las cosas de las que estamos más ‘orgullosos’ -no sé si esa sería la palabra- los alergólogos es que somos capaces de restringir al mínimo las prohibiciones (evitación de ciertos escenarios potencialmente alérgicos). Si bien tenemos que ser capaces de identificar la causa de la alergia que afecta al paciente, a continuación debemos limitarle lo menos posible la vida. Y eso pasa por conocer cuáles son los mecanismos de su patología, tener herramientas para diagnosticarla y disponer de tratamientos específicos para hacer una medicina personalizada, con el fin último de darle a cada enfermo lo que necesita para afrontar su afección alérgica.