Redacción Farmacosalud.com
La Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) presentan el ‘Libro Blanco sobre el Cribado Poblacional de Cáncer Colorrectal en España’. El cáncer colorrectal (CCR) es el tumor maligno más frecuente en España y el segundo en tasa de mortalidad, sólo superado por el cáncer de pulmón. Además, presenta una tasa de incidencia estandarizada en ambos sexos superior a la del conjunto mundial. El manual ha sido dado a conocer en un acto en el que han participado la ministra de Sanidad, Mónica García, y los Drs. Tomás Cobo, presidente de la OMC, y Agustín Albillos, presidente de la SEPD y coautor del nuevo documento. Una de las recomendaciones que recoge el manual propone extender el rango de edad para poder someterse al test -y detectar así la posible presencia de la patología- de los actuales 70 años como máxima franja etaria, a los 74 años.
Se estima que en los próximos años se seguirán diagnosticando un gran número de casos por CCR, con lo que, la incidencia y mortalidad asociada a esta enfermedad seguirá aumentando, razón por la que este tumor se ha convertido en una preocupación de salud pública en España. El ‘Libro Blanco sobre Cribado Poblacional de Cáncer Colorrectal en España’, promovido y coordinado por la SEPD, describe la situación actual de los programas poblacionales de screening colorrectal españoles a partir de una revisión exhaustiva de fuentes documentales, ofreciendo una base de conocimiento objetiva sobre éstos y aspirando a ser de referencia para todos los interesados en este tema.
Una estrategia muy eficaz
Los programas de cribado poblacionales son muy eficaces, ya que mejoran la detección temprana del cáncer colorrectal y contribuyen de esta manera a reducir tanto su alta incidencia como su mortalidad. Pero pese a disponer de una sólida evidencia que sustenta el impacto de estos planes en la morbimortalidad del carcinoma colorrectal, la implantación en territorio español sigue sujeta a marcadas diferencias e inequidades.
Si bien son programas que tienen más de 20 años de historia, no alcanzan las cifras de participación de otros planes de diagnóstico precoz, como el de cáncer de mama, lo que pone de manifiesto que, a corto plazo, España no alcanzará un nivel de participación de, al menos, un 65%, tal y como recomienda la Estrategia de Salud en Cáncer para 2024. Además, estas cifras son muy diferentes de unas comunidades autónomas a otras, disminuyéndose así la eficacia y equidad de los cribados a nivel nacional.
Ello se debe a una escasa participación poblacional, a las dificultades para la financiación e incorporación de recursos humanos y materiales para implementarlas y, además, a la insuficiente educación sanitaria de la población sobre prevención del CCR, especialmente, entre los hombres y colectivos vulnerables, actitud que limita el acceso a estos programas.
Además, la disminución de gastos en los tratamientos es superior al coste añadido por el cribado, por lo que las estrategias de screening no sólo ofrecen ganancia en términos de salud, sino también ahorros a largo plazo.
Promover la priorización del cribado de CCR
El cribado poblacional de CCR debería ser priorizado y gobernado con una voluntad política y ejecutiva de ámbito nacional y autonómico basada en un acuerdo de cooperación que ayude a superar los problemas de financiación, cobertura y otras inequidades. Además -dicen los expertos-, se debe colaborar para revertir la baja percepción que tiene la población sobre el riesgo del CCR y para promover la participación en estos programas por la importancia de la prevención de dicho tumor. Así se facilitaría la consecución del objetivo de reducir la incidencia y la mortalidad de esta enfermedad de alto impacto.
Aparte de realizar un riguroso análisis estratégico sobre los programas de cribado, el Libro Blanco establece una serie de recomendaciones elaboradas por consenso de un panel multidisciplinar de especialistas. Entre estas recomendaciones destaca la necesidad de una acción conjunta y continuada a nivel nacional que no únicamente se centre en reducir la variabilidad de los programas, sino, además, que consiga aumentar la financiación para desarrollar campañas educativas de concienciación, así como para optimizar los recursos asistenciales y gestionar las incidencias. Todo ello contribuiría a superar algunas de las barreras actuales que limitan la participación en los planes de screening.
Por otro lado, es necesario un trabajo entre los diferentes profesionales sanitarios, especialmente los médicos de atención primaria y personal de enfermería, para aproximar los programas de cribado a la población. Además, extender el rango de edad para el análisis, pasando de 70 a 74 años, incluiría otro gran grupo poblacional a considerar.
Decálogo de recomendaciones
El documento aboga por hacer efectiva la integración de la información de todos los programas en un registro común en el Sistema de Información Sanitaria del SNS, actualizado en tiempo real, y por establecer un marco que facilite el aprendizaje comparativo entre los programas. Ello facilitaría la disminución de la variabilidad y una gestión más eficiente de los recursos. El siguiente decálogo resume estas recomendaciones:
1.- Promover la coordinación nacional
2.- Aumentar la difusión y participación
3.- Garantizar una financiación adecuada
4.- Reducir variabilidad e inequidades
5.-Extender la edad de cribado de los 70 a los 74 años
6.- Mejorar la calidad y evaluación
7.- Fomentar la educación sanitaria y formación profesional
8.- Crear circuitos específicos y gestionar el seguimiento
9.- Fortalecer el papel de la atención primaria y la enfermería
10.- Impulsar la investigación e innovación