Redacción Farmacosalud.com
Se sabe por epidemias de gripe precedentes que la población infantil es un vector de contagio hacia los adultos y los colectivos de riesgo (personas con patologías previas, ancianos, etc). Este fue uno de los motivos por los que se impulsó la vacunación antigripal en menores como novedad de la campaña contra la gripe de la presente temporada. No obstante, por el momento la inmunización frente a esta enfermedad en el colectivo pediátrico “no llega al objetivo planteado, es decir, que por los menos fuese del 50% en esta población”, asevera el Dr. Lorenzo Armenteros del Olmo, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
El hecho de que este objetivo no se esté consiguiendo es, a juicio del Dr. Armenteros, algo “curioso y paradójico”, porque España es uno de los países del mundo en los que las inmunizaciones vacunales “tienen los índices de cobertura más altos. Es decir, los padres y las madres somos muy consecuentes con la vacunación pediátrica, pero la gripe está siendo una excepción”.
No todas las CCAA han iniciado la inmunización antigripal en menores de edad
“También hay que decir que no todas las comunidades autónomas (CCAA) han iniciado esta vacunación infantil… pedimos que, de cara a los próximos años, esta medida sea extensiva porque los niños tienen unas características similares en su sintomatología gripal: el virus permanece mucho más tiempo en ellos aunque estén asintomáticos, y esos mismos pacientes constituyen el mayor elemento vector de contagios en los núcleos familiares. De ahí la importancia de adelantar la protección vacunal, puesto que cada vez vemos con más claridad que, si esperamos hasta noviembre, la incidencia de casos de gripe ya es suficientemente importante y ello evidencia que no se logra el efecto preventivo perseguido. Deberíamos adelantar la vacunación, posiblemente a finales de septiembre o inicios de octubre, para evitar lo que está ocurriendo ahora”, sostiene el portavoz de la SEMG.
A todo esto, el Ministerio de Sanidad español ha pedido a las CCAA que implanten el uso obligatorio de la mascarilla en establecimientos sanitarios como hospitales y centros de Atención Primaria (AP) mientras dure el pico epidémico de infecciones respiratorias. Algunas comunidades autónomas ya han adoptado esta medida por su cuenta.
Para el Dr. Armenteros, el uso del tapabocas debería ser obligatorio -ni que fuera provisionalmente- en geriátricos y farmacias comunitarias: “en residencias de ancianos, desde luego que sí, ya que estas personas son muy frágiles y es necesario protegerlas. En cuanto a las farmacias, dado que son visitadas por individuos contagiados que presentan sintomatología respiratoria, e incluso hacen acto de presencia allí individuos asintomáticos que son vectores de la enfermedad, sería muy recomendable, e incluso diría que debería ser obligatorio, utilizar la mascarilla”.
El Dr. Armenteros, asimismo, cree que habría que reflexionar acerca del retorno de tal medida en los transportes públicos, puesto que por ahora en estos espacios no se han implantado “los sistemas de filtrado de aire más seguros, los dotados de la máxima eficacia, similares a los usados en aviones y que tan buenos resultados han dado”. Esos sistemas tampoco se han extendido a los colegios y universidades, donde hay grupos humanos con una cercanía física muy alta, y donde los métodos de ventilación no reúnen las condiciones anticontagio idóneas, remarca.
Hay medidas preventivas que ya llegan un poco tarde
Algunos sectores de la AP han pedido también el retorno de la dispensación de geles hidroalcohólicos y la implantación de espacios de separación y medidas de aireación específicas para salas de espera como soluciones para contener el pico epidémico, previsto para mediados o finales de enero. A este respecto, y si bien siempre “es bienvenida cualquier medida que pueda reducir la transmisión viral y la circulación de infecciones, también es cierto que adoptar toda esa serie de soluciones ahora no tiene demasiado sentido, por cuanto que ya nos encontramos en una situación finalista… el pico se prevé para la próxima semana y los contagios son previos, ya se han producido… la disminución de casos que podemos lograr con tales acciones es muy limitada a estas alturas; si se hubiera actuado desde el 15 de diciembre, tal y como sugerimos, cuando comenzaron a duplicarse los casos y veíamos lo que podía ocurrir, todo ello sería más efectivo”, argumenta Armenteros.
Así que, en el momento actual, cumplimentar este otro paquete de medidas constituiría, “más que un mecanismo preventivo, un mecanismo paliativo… se trataría, simplemente, de reducir levemente aquello que pueda surgir a partir de ahora”, afirma el experto. Sea como fuere, el gran núcleo de contagios -es decir, el gran volumen de transmisiones de patologías respiratorias- ya está establecido, por lo que, una vez llegue el pico infeccioso, se producirá “el descenso estacional propio de afecciones como la gripe, que es la enfermedad que está predominando en estos momentos”, señala. En resumidas cuentas -viene a decir el Dr. Armenteros-, son unas medidas que, en caso de que se pusieran en práctica, no tendrían mucho alcance en términos de eficacia porque llegarían demasiado tarde. “Hemos pasado las vacaciones (navideñas) en un limbo de alegría y de despreocupación. Al retomar el curso tras las vacaciones, parece que haya venido todo de repente”, comenta.
Pero es que, además, la pandemia de COVID-19 y sus terribles efectos ha comportado que, en general, la gente tenga más miedo a una clásica infección respiratoria, por lo que aquellos que presentan síntomas deciden acudir de buenas a primeras a un centro médico como método de prevención ante la posibilidad de sufrir males mayores. De acuerdo con el facultativo, la pandemia ha comportado “un cambio radical en la solicitud de asistencia sanitaria, ya que en la actualidad se exige (y remarco la palabra ‘exigencia’ porque es así como muchas veces se acude al centro sanitario) inmediatez en la atención y contundencia en la resolución”.
Apostando por la ‘automedicación responsable’
Sin embargo, hay patologías como la gripe que van asociadas a una evolución sintomática que dura unos 4-5 días, tras lo cual, y por obra y gracia del sistema inmunitario, suele empezar el descenso de dicha sintomatología. En condiciones normales, el paciente experimenta entonces una progresiva mejoría hasta la desaparición total del cuadro gripal. “Podemos actuar sobre los síntomas pero no podemos acortar la evolución cronológica de la enfermedad, por más que se acuda muy tempranamente a la consulta”, apunta Armenteros.
“Lo que estamos pidiendo es sentido común. O sea, que antes de ir al médico, la gente espere unos 3 o 4 días y que, durante ese período, se siga la prescripción enmarcada en los criterios de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para estos casos, la denominada ‘automedicación responsable’. Esta pauta es aquella que ya adoptamos en un determinado momento en el pasado y que nos fue efectiva a las dosis más bajas posibles… y, una vez puesta en práctica ahora, hay que ver qué ocurre en unas 48-72 horas: si tras ese período vemos que la evolución es favorable, lo más probable es que no necesitemos el sistema sanitario para nada, con lo que no sobrecargaremos ni saturaremos las Urgencias. Solamente cuando la situación se complique y haya cualquier patología que pueda agravar el cuadro existente, deberemos acudir al sistema sanitario para que se nos valore y se nos preste la asistencia pertinente”, expone el galeno.