Redacción Farmacosalud.com
Oftalmólogos del grupo Miranza (España) participan en un proyecto de investigación en Estados Unidos en el que se ha desarrollado un anticuerpo que imita el comportamiento de una variante genética identificada en el gen APOE, o apolipoproteína E, y que es capaz de proporcionar una importante resistencia contra la enfermedad de Alzheimer. El nuevo anticuerpo, llamado 7C11, ha sido probado en ratones. “Nuestro diseño experimental ha demostrado que 7C11 reduce la neurodegeneración del tejido cerebral y retiniano, lo que significaría que esta terapia, en estadios precoces, podría prevenir y retrasar la aparición de la afección, mientras que en estadios más avanzados podría detener la progresión de una enfermedad ya establecida”, sostiene el Dr. Santiago Delgado, oftalmólogo del grupo Miranza Ophthalteam y Miranza Getafe.
“Esta estrategia terapéutica pretende imitar el efecto de una variante genética protectora encontrada en una paciente con alto riesgo de sufrir Alzheimer, en la que se objetivaron cambios a nivel cerebral característicos de la patología, pero sin deterioro cognitivo”, precisa Delgado en declaraciones a www.farmacosalud.com. Para ser más concretos, el tratamiento con 7C11 se basa en el caso de una mujer que, a pesar de proceder de una familia con alto riesgo genético de desarrollar Alzheimer de forma temprana, fue capaz de retrasar su aparición durante casi tres décadas, debido a la variante genética en el gen APOE que presentaba.
La nueva investigación está siendo llevada a cabo en el Hospital General de Massachusetts y el Massachusetts Eye and Ear, el principal hospital docente de Oftalmología de la Universidad de Harvard.
Disminución en los niveles de depósito de la proteína tau en la retina
Por ahora, se ha observado una disminución en los niveles de depósito de la proteína tau en la retina de los modelos murinos tratados con dicho anticuerpo. Además, en un modelo transgénico que predispone a los ratones a altos niveles de tau en el Sistema Nervioso Central, el tratamiento sistémico con 7C11 reduce de manera significativa los depósitos de tau en tejido cerebral. Cabe recordar que esta proteína se acumula en niveles tóxicos en pacientes con Alzheimer hasta acabar provocando la degeneración y muerte de las neuronas, que es una de las principales características de esta enfermedad. “Estos resultados apoyan la idea de que el anticuerpo 7C11 puede ser un candidato para el tratamiento del Alzheimer”, refiere el experto.
Según el Dr. Delgado, por el momento se desconoce en qué fecha u horizonte temporal podrá probarse la nueva terapia en personas: “esperamos poder realizar un ensayo clínico pronto, una vez completada la fase preclínica. Es difícil saber cuándo podrá realizarse, ya que es necesario llevar a cabo múltiples análisis de eficacia y seguridad previos a su uso en humanos”.
Si bien el Alzheimer afecta al cerebro y puede causar demencia, además de problemas de memoria, pensamiento y conducta, es una patología que también tiene impacto en la vista. Ello se debe a que el cerebro se conecta con los ojos a través del nervio óptico y la retina, por lo que el ojo se convierte en un órgano del cuerpo humano idóneo para estudiar esta afección. De hecho, en la nueva investigación el papel de la retina (la retina forma parte del Sistema Nervioso Central) ha sido fundamental, puesto que los cambios estructurales en esta membrana ocular asociados a la enfermedad de Alzheimer han sido evaluados para comprobar la respuesta del cerebro ante 7C11.
Mediante OCT se estudian cambios en el nervio óptico o en la vasculatura retiniana
“Desde hace años, se estudian cambios en la retina con técnicas de imagen no invasiva -como la tomografía de coherencia óptica (OCT)- que puedan servir para determinar biomarcadores de riesgo y progresión del Alzheimer. Mediante OCT se analizan, entre otros, cambios en el nervio óptico o cambios en el grosor y la vasculatura retiniana. Además, análisis post-mortem de la retina de pacientes afectos de Alzheimer han demostrado niveles elevados de depósito de beta-amiloide y tau. Sin embargo, todo ello se encuentra en fase de estudio y se necesitan trabajos prospectivos multicéntricos de gran tamaño para comprobar estas asociaciones”, indica el oftalmólogo.
“El ojo nos ofrece una ventana para detectar y prevenir enfermedades como el Alzheimer -agrega-. Poder diagnosticar y evaluar la evolución de esta afección a través del ojo, y más concretamente a través de la retina, nos demuestra la importancia que tienen las revisiones oftalmológicas no sólo para la salud ocular, sino también para la salud general de las personas. En esta investigación hemos sido capaces de identificar las mutaciones de una proteína que puede ocasionar este trastorno cerebral y, al mismo tiempo, comprobar el mecanismo de acción de un anticuerpo que se ha diseñado para combatir la enfermedad imitando una mutación protectora”.
Aparte de Delgado, también participa en el trabajo desarrollado en el Schepens Eye Research lnstitute del Massachusetts Eye and Ear la Dra. Lucía González Buendía, miembro de IMO Grupo Miranza, quien enfatiza la importancia de impulsar proyectos de investigación biomédica y, en este sentido, afirma que “el estudio a nivel genético de las patologías no sólo nos permite conocer más acerca de la causa y el mecanismo mediante el cual se produce una enfermedad, sino que nos permite también proponer nuevas estrategias terapéuticas”.
Dos vías de administración del tratamiento
El Alzheimer se manifiesta cuando en el cerebro se produce, por un lado, una alteración en la acumulación de la proteína amiloide, lo que genera placas que destruyen las vías de conexión entre las neuronas, y por otro una alteración de la proteína tau, disfunción que da lugar a la formación de ovillos neurofibrilares que son tóxicos para las neuronas. El estudio sobre la nueva y prometedora terapia ha sido publicado recientemente en ‘Alzheimer's and Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association’.
7C11 se administra mediante dos vías: la primera sirve para estudiar los efectos del anticuerpo en la retina, por lo que se usa la inyección intravítrea. Posteriormente, para el análisis en el Sistema Nervioso Central, se emplea la inyección intraperitoneal. “Estas vías de administración son las más habituales en estudios preclínicos. Una vez diseñado el anticuerpo para su uso en humanos, la vía intravenosa es la ruta de aplicación más frecuentemente utilizada en este tipo de terapias. El mecanismo de acción del anticuerpo busca disminuir la interacción de la proteína ApoE con los proteoglicanos de heparán sulfato. Esto genera una reducción en los niveles de proteína tau, modifica el metabolismo del beta-amiloide y reduce la citotoxicidad, haciendo de esta interacción un paso crítico en la patogénesis y progresión del Alzheimer”, expone el Dr. Delgado.
Revelados los perfiles genéticos con mayor riesgo de Alzheimer
Por otro lado, el equipo de Neuroepidemiología Genética y Bioestadística del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, ha caracterizado la predisposición genética al Alzheimer y otros trastornos neurológicos en personas cognitivamente sanas en las etapas preclínicas de la patología, es decir, cuando todavía no hay síntomas evidentes pero ya se producen cambios cerebrales y de biomarcadores asociados al proceso degenerativo.
Aunque la genética sólo es causa directa del Alzheimer en el 1% de los casos, caracterizar la predisposición de los genes abrirá las puertas a una atención médica y prevención más personalizada y permitirá una mejor selección de participantes para ensayos clínicos específicos en función de su perfil genético. A este respecto, la Dra. Natàlia Vilor-Tejedor, investigadora sénior del nuevo trabajo y líder del equipo, destaca que “esta caracterización nos permite obtener un perfil más completo de los participantes del estudio, y así facilitar el desarrollo de estrategias preventivas personalizadas, una mejor selección de participantes para ensayos clínicos, y una predicción de respuesta al tratamiento”.