Redacción Farmacosalud.com
El 17 de julio es el Día Internacional del Tatuaje, un arte impreso en la piel que a lo largo de este siglo XXI se ha convertido en moda y que necesita ser cuidado tanto si el grabado es reciente, como si se pretende dedicarle una atención a largo plazo. Desde el plástico protector proporcionado por el tatuador hasta la limpieza de hidratación habitual, es importante dedicarle atención para que cicatrice correctamente. Por otra parte, los dermatólogos recomiendan no plasmar estos grabados sobre lunares, ya que la tinta impediría ver si éstos crecen y dificultaría la vigilancia y hallazgo de posibles tumores.
¿Pero qué medidas se deben tomar si se decide eliminar un tatuaje? Según diversos estudios, se calcula que un 60% de las personas tatuadas se decantan tiempo después por el borrado. Una técnica que se lleva a cabo con tecnologías láser, como los de tipo Q-switch o los de picosegundos, siendo estos últimos mucho más avanzados y eficaces, con un riesgo mínimo de dejar cicatrices.
Una tecnología indolora
La nueva tecnología de láser de picosegundos es mucho más efectiva: utiliza pulsos mucho más cortos que sirven para descomponer los pigmentos de color en partículas muy pequeñas, unos microfragmentos que los procesos naturales del cuerpo se encargan de eliminar de forma progresiva. No es dolorosa -el paciente sólo nota calor en la zona- y reduce el número de sesiones a un mínimo de 4 y un máximo de 6, con intervalos de unas dos semanas entre sesión y sesión.
No obstante, estas cifras son aproximadas y dependen de los pigmentos utilizados en el tatuaje, así como de la profundidad a la que se inyectan e, incluso, del color de la piel del paciente. “Además, hay que tener en cuenta que existen más de 100 de estos pigmentos y muchos de ellos no están regulados por las autoridades sanitarias. Por todo ello es difícil establecer a priori la eficacia del tratamiento”, asegura el Dr. José Luis López Estebaranz, presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD). El también director de la clínica DermoMedic asegura que los colores oscuros son los que mejor se eliminan, principalmente el negro, el azul y el rojo. “Los naranjas y violetas también se aclaran bien, mientras que el verde y el amarillo son los más difíciles de reducir, y suelen requerir un mayor número de sesiones”, resume. En general, este tipo de tratamientos consiguen reducir la intensidad del tatuaje por encima del 95%.
Mayor cuidado en verano
Para el cuidado de la piel tras un borrado de tatuaje, se suele emplear una pomada antibiótica e hidratante en la zona tratada. Una zona que debe mantenerse limpia en todo momento, teniéndose que lavar sin frotar al menos dos veces al día con un jabón de pH neutro.
Por otra parte, si el tratamiento de borrado del tatuaje se realiza en verano, hay que tener en cuenta diversos aspectos. Uno de ellos es evitar el sol en la zona tratada; de hecho, la exposición directa está desaconsejada si se utiliza cualquier terapia con láser. Y si el proceso ha terminado y la zona ya se ha curado, es importante proteger la piel con crema solar factor 50+ o superior. Si el tratamiento está a punto de comenzar, hay que tomar muchas precauciones para que la piel no se queme, ya que si esto ocurre, sería inviable la utilización del láser. Y, si no se quema, pero sí se broncea demasiado, la eficacia del procedimiento podría disminuir.