Redacción Farmacosalud.com
En el marco del XIII Congreso de la Sociedad Andaluza de Trasplante de Órganos y Tejidos (SATOT), celebrado hace unos días en Sevilla, se ha debatido acerca de las distintas maneras en que se puede aumentar la tasa de donaciones de órganos para trasplantes, con el fin de que la disponibilidad de órganos sea mayor. Una de las medidas que pueden facilitar tal incremento pasa por explicar a los familiares que este tipo de procedimientos no retrasan las exequias de la persona fallecida. La negativa familiar a la donación en España gira en torno al 16%. Para el Dr. Alberto Rodríguez-Benot, presidente de SATOT, lo ideal sería que -obviamente- ese porcentaje se acercara "al 0%".
En España, un fallecido puede ser legalmente un potencial donante salvo si previamente ha comunicado por escrito su negativa a serlo, aunque en la práctica, por más que el difunto no haya manifestado en vida su rechazo a la donación, se sigue solicitando autorización a la familia para la entrega de los órganos. “Esta legislación tan avanzada no está aceptada en otros países europeos como Alemania, donde la tasa de donación es más baja que en España. En Bélgica se ha adoptado la modalidad legislativa española y ya se puede ser potencial donante aunque la familia no autorice esa condición”, subraya Rodríguez-Benot.
La negativa familiar a la donación supera en algunos países la tasa del 50%
En Colombia, según los datos publicados, se registra una negativa a la donación en el 23% de los casos. La mayoría de las veces el argumento a la hora de impedir esta clase de entrega es la ‘presunta negativa del fallecido en vida’ o el respeto a la voluntad del paciente. La negativa familiar supera en algunos países la tasa del 50% (cifras del año 2009). “En este magnífico estudio publicado en 2009 se detectaron aspectos que mejoran la tasa de donación, como facilitar información adecuada respecto al proceso de donación y sus beneficios, la aplicación de cuidados médicos de alta calidad al potencial donante, la información sobre las características de la muerte cerebral, explicar que no se retrasarán las exequias… También influye el lugar en que se realiza la entrevista, la experiencia del equipo que solicita la donación, y el hecho de separar el momento de comunicar el fallecimiento con la realización de la entrevista con la familia para donar. La aceptación de la donación en estos estudios osciló entre el 93% y el 24%, según se informase o no sobre los aspectos descritos”, detalla el especialista en declaraciones a www.farmacosalud.com.
“En España, en 1998-2000 -prosigue el Dr. Rodríguez-Benot- la negativa a la donación era del 25%, por lo que hemos mejorado en ese aspecto” (tal y como se ha comentado anteriormente, en la actualidad se está en el 16%). Los principales esfuerzos deberían dirigirse a mejorar el conocimiento y la 'educación' sobre el gesto altruista de la entrega de órganos y el trasplante superando los mitos, miedos y percepciones relacionadas con la negación a la donación. Actualmente, la negativa en España oscila entre porcentajes del 5% y del 27% según los territorios analizados (véase Figura, datos de la ONT [Organización Nacional de Trasplantes], Dossier de donación y trasplante en España, 2022):
En España rigen la Ley de Trasplantes de 1979 y el Real decreto 1723/2012
El modelo español de injertos es un modelo de éxito, entre otras cosas, porque existen pocas excepciones por las que las personas no puedan ser donantes de órganos, a diferencia de aquellos países europeos en los que los requisitos legales para esta clase de procedimientos son algo más estrictos. “Fuera de España, la cultura de la donación no está tan extendida y, por otro lado, como la sanidad en España es pública, gratuita y universal, el trasplante está cubierto”, explica Rodríguez-Benot, a su vez jefe de sección de la Unidad de Trasplante Renal y Páncreas del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba).
El sistema español se basa en una legislación específica adaptada a favorecer la donación y el injerto de forma equitativa, universal y gratuita. En la Ley de Trasplantes de 1979 y en el Real decreto 1723/2012 se establecen los principios y condiciones que regulan la donación de órganos. Este modelo, recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha adoptado en diferentes países del entorno de España como Italia o Portugal, con excelentes resultados. Para más información pueden consultarse varios documentos, como el difundido por la ONT, u otros como el ‘Organ donation and transplantation’ y el ‘State incentives to promote organ donation: honoring the principles of reciprocity and solidarity inherent in the gift relationship’.
La entrega en asistolia va ganando terreno
Andalucía es la comunidad autónoma con más donantes y la segunda que más injertos renales hace. A pesar de esta elevada actividad, y de que España continúa siendo líder mundial en este ámbito, todavía hay más de 4.700 pacientes en espera de un trasplante en territorio español, de los que unos 500 son andaluces. Cabe destacar que Andalucía no limita la detección de donantes a los grandes hospitales, sino que incluso hospitales comarcales y complejos hospitalarios privados se han incorporado a los equipos de coordinación de trasplantes, dando así respuesta a la necesidad de órganos de los pacientes en lista de espera.
Si bien España es en la actualidad líder en la entrega de órganos de sujeto fallecido, cada vez están ganando más terreno los donantes en asistolia. Estos donantes, según explica Rodríguez-Benot, son “personas a las que, estando en un hospital, se les para el corazón y fallecen, y sus órganos dejan de recibir sangre y oxígeno. Por tanto, para la correcta extracción de órganos, se les coloca una máquina, llamada ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea, por sus siglas en inglés), que hace la función de corazón artificial”. De este modo, los órganos se pueden preservar hasta el momento del trasplante. Casi el 40% de los donantes en España en este último año presentaban ese perfil, lo que ha permitido, en última instancia, aumentar la tasa de injertos en los últimos años, ya que, anteriormente, estos individuos no eran candidatos a ser donantes.
“En la donación, más que la edad se mira el estado de salud previo del donante”
Hoy en día, el perfil mayoritario de donante de órganos es una persona de 60 años que fallece a causa de una enfermedad cardiovascular o accidente cerebrovascular. En el proceso de entrega del órgano y posterior trasplante se llevan a cabo una serie de pruebas dirigidas a garantizar la viabilidad del injerto. “Es posible que un órgano de un donante de 60 años esté en condiciones óptimas para trasplantarse en un receptor más joven. De hecho, en la donación, más que la edad, se mira el estado de salud previo del donante”, refiere el presidente de SATOT.
“Hay ocasiones en que donantes relativamente jóvenes (40-50 años) tienen daños en sus órganos que impiden que sean trasplantados. Y la tasa de donantes mayores (con edad superior a 70 años) crece cada año: en 2022, han sido casi el 30% del total de donantes; el 5,4% fueron mayores de 80 años (incluso entre 2014 y 2018 los mayores de 80 años fueron el 8,4-9,9% de los donantes)”, precisa.
No obstante, dado que lo ideal es que entre donante y receptor haya el mayor parecido posible, se da la circunstancia de que “la gente joven que necesita un órgano tiene, cada vez, menos donantes. Esto es un problema, porque se crea una necesidad de órganos muy difícil de suplir: sin donantes, no hay trasplante”, advierte el Dr. Rodríguez-Benot.
El xenotrasplante, posible solución de futuro ante la falta de órganos
Por todos estos motivos, existen proyectos de investigación destinados a conseguir órganos por otras vías. Uno de ellos es el xenotrasplante, es decir, el trasplante de tejidos de animales a humanos, solución que podría estar disponible en la práctica clínica a lo largo de la próxima década. Por ahora, este tipo de injertos constituyen una modalidad experimental que no está todavía autorizada para su realización en seres humanos. En 2021, el Dr. Robert A. Montgomery, cirujano estadounidense, llevó a cabo el primer trasplante de riñón de cerdo a un ser humano.
“Los dos casos publicados de xenotrasplante renal por parte del equipo del Dr. Montgomery se realizaron en dos donantes en muerte encefálica que se mantenían de forma artificial con máquinas que los mantenían respirando, por lo que no hay todavía experiencia en personas vivas. En los dos casos publicados, el riñón permaneció funcionando durante 54 horas seguidas sin ningún problema. Debido a las características del receptor, no fue posible mantenerlo en funcionamiento más tiempo. Hay que tener mucha prudencia en estos casos, porque se tienen que establecer primero todos los factores necesarios para garantizar la seguridad y la eficacia del xenotrasplante con vistas a poderse aplicar en la realidad clínica en un futuro cercano”, indica el facultativo.
Lo que sí ya se ha llevado a cabo es un xenotrasplante de un corazón de cerdo a un receptor humano vivo: “se trata de un caso muy particular” en el que el receptor, un paciente descartado para trasplante cardíaco y a punto de morir (precisaba ayuda de una máquina para oxigenar su sangre), “sobrevivió dos meses tras recibir un corazón de un cerdo transgénico (con genes modificados para que no se rechazara el órgano). Se trata de otro equipo médico norteamericano, el de los Drs. Mohiuddin y Griffith”, describe Rodríguez-Benot.
Varias líneas de investigación abiertas en el ámbito del xenotrasplante
Así las cosas, ya se han registrado al menos tres casos experimentales de injerto cardíaco de donante porcino transgénico a ser humano. “Pero la realidad es que todavía hay un largo recorrido de varios años hasta que esta posibilidad se convierta en una actividad clínica rutinaria. El páncreas podría ser otro órgano potencialmente utilizable del cerdo, pero todavía no hay publicados casos de esta modalidad. El xenotrasplante hepático ha tenido dificultades en los estudios preclínicos, al aparecer problemas de coagulación y de pérdida de plaquetas en los primates” receptores, destaca.
La historia de los trasplantes se ha ido construyendo a base de ensayos y errores. Sin embargo, los progresos registrados en esta disciplina han permitido lograr injertos cada vez más seguros y libres de rechazo. Según el presidente de la SATOT, el principal hito en esta área en los últimos años es el desarrollo de la técnica quirúrgica: “sin buenos cirujanos y técnicas para poder extraer y colocar órganos, el trasplante no sería posible”. Por otro lado, el conocimiento de la inmunología fue decisivo a la hora de entender el funcionamiento del repudio y la tolerancia de los órganos. En este sentido, fue clave el desarrollo de fármacos inmunosupresores, como tacrolimus. Además, la inmunosupresión moderna tiene la ventaja de que “permite tratar a personas que, en un momento dado, tienen un rechazo y, antes de que el paciente pierda el órgano, podemos tratarlo de forma contundente para que ese órgano vuelva a funcionar”, remarca el Dr. Rodríguez-Benot.