Redacción Farmacosalud.com
Desde luego, hay cócteles -ni que sean figurados- que pueden convertirse en un verdadero mal trago. Por ejemplo: el cóctel que combina juventud-adolescencia, uso intensivo de las TIC (tecnologías de la información como el ordenador) y consumo de alcohol y porros es la fórmula ideal para facilitar que en la edad adulta esos individuos caigan en conductas adictivas. Para Manuel Hernanz Ruiz, doctor en psicología, especialista en Psicología Clínica y director de publicaciones de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA), “aunque no haya una relación única” entre ‘abusar’ de las TIC, emborracharse y fumar cannabis en la adolescencia con respecto a la aparición de posibles adicciones en la edad adulta, “podemos decir” que esos jóvenes “son más susceptibles de tener dificultades" cuando sean adultos. “Hemos de preguntarnos por qué afrontan la adolescencia con una conducta abusiva de sustancias o comportamientos problemáticos. Su preparación para la vida adulta no es la más adecuada, no aprenderán a resistir adecuadamente la frustración, ni los tiempos de espera, ni las limitaciones, y con todo ello es más fácil que el adulto recurra a adicciones que le claman o le satisfacen, aunque de manera únicamente inmediata y por ello poco adaptativa”, remarca Hernanz, que también es profesor de la Facultad de Psicología y Educación de la Universidad de Deusto de Bilbao.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Instituto Catalán de la Salud y la FPCEE Blanquerna (Universidad Ramon Llull) ha analizado el uso de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) en miles de estudiantes de ESO. La investigación, titulada ‘Acceso y uso de nuevas tecnologías entre los jóvenes de educación secundaria, implicaciones en salud. Estudio JOITIC’, relaciona el fracaso escolar con un uso elevado de la computadora en casa y correlaciona el uso intensivo de las TIC con el consumo de sustancias tóxicas, según informa la UAB. De acuerdo con el estudio, en primero de ESO (a los 12 años de edad) el 11% del alumnado que utiliza el ordenador más de tres horas diarias ha sufrido una borrachera y el 10% ha fumado cannabis, mientras que estos porcentajes bajan a un 4 y un 2% respectivamente si el uso diario del ordenador es inferior a las tres horas. A la hora de buscar una explicación al comportamiento de ese 11% del alumnado, el psicólogo comenta que “se podrían pensar en diferentes hipótesis. En mi opinión, los chicos que consumen muchas horas de ordenador podrían tener un perfil psicológico diferente a los que pasan menos tiempo frente al ordenador”. Aquí es cuando el doctor plantea varias preguntas, como por ejemplo “¿por qué este chico pasa cuatro horas frente al ordenador?... está claro que es divertido y atrapa con su luz y su sonido, pero ¿no tiene otras cosas que hacer?”. A lo que añade: “pasar demasiadas horas puede responder a ese patrón de personalidad que busca un placer sin grandes retos, que busca satisfacción y placer rápido de igual manera que con el alcohol, con el cannabis o con el ordenador”.
La importancia del ejemplo parental
El panorama que se presenta para los adolescentes que consumen alcohol y porros no es muy halagüeño que digamos si se piensa en clave de futuro. “Cada vez hay más contundencia en los resultados de las investigaciones -remarca Hernanz-. El consumo de alcohol y porros en la adolescencia ocasiona daños en el tejido neurológico y cerebral, y con grandes repercusiones. Además de ese daño físico, es importante señalar que hay más daños, como las dificultades y alteraciones que se generan en la vida familiar y social de los consumidores. A nivel psicológico embota los afectos, su percepción y el manejo de ellos. Coloca al sujeto, sobre todo si es débil, ante toda una serie de estímulos y vivencias que no va a poder afrontar de manera adecuada, por lo que le pueden desorganizar o enloquecer”.
Por otro lado, el estudio ha establecido una asociación entre la falta de control paterno y el grupo de jóvenes que han sufrido una intoxicación etílica o han consumido cannabis u otras sustancias estupefacientes. Parece lógico que, llegados a este punto, aumentar el control por parte de los progenitores sea la meta a seguir, pero… ¿qué pasa si los padres, a su vez, también se comportan de manera adictiva (con el móvil, consumo de alcohol, tabaco, etc.) ¿Sirve de algo incrementar la vigilancia si al mismo tiempo el menor ve comportamientos adictivos en su familia? Según el facultativo, “es cierto que los comportamientos que el adolescente aprende de sus padres están marcados por las cosas que les enseñan y explican, pero el verdadero modelo de identificación que requieren los adolescentes y los niños es el modelo real que ellos ven. El educar con el ejemplo es más importante y más efectivo y profundo que el educar con el libro en las manos”.
A la búsqueda de la “parentalidad positiva y responsable”
A la hora de buscar soluciones, el doctor Hernanz explica que “hay grandes tareas que se pueden proponer; hay toda una línea basada en el acompañamiento del niño y del adolescente en sus retos, en lo que hoy se llama parentalidad positiva y responsable”. Esta estrategia viene a decirnos que “lo más importante es la relación que se establece entre los padres y los hijos, relación basada en el respeto y el reconocimiento de las necesidades”. No menos importante es “potenciar” esa vinculación, concluye.
En el marco de la investigación relativa a las TIC se llevó a cabo una encuesta sobre el uso de internet, móvil y videojuegos. Los resultados muestran que el acceso a las TIC entre los jóvenes está muy extendido y que cada vez se produce a una edad más temprana. En el momento de la encuesta, el 98% de los jóvenes disponía de internet en casa y el 89% ya tenía móvil antes de los 13 años. El uso de videojuegos era del 54,2% y disminuía con la edad. El acceso a internet de las personas que han participado en el estudio se orienta principalmente a las redes sociales (87%), los chats (52%), el correo electrónico (68,3%) y las tareas escolares (50%). En cuanto a los videojuegos, el uso disminuye con la edad, al tiempo que los padres también disminuyen su control sobre las horas y el tipo de juegos de sus hijos.
No utilizar el ordenador nunca también favorece el fracaso escolar
Los investigadores, asimismo, han observado un aumento lineal del fracaso escolar a medida que se incrementan las horas de uso del ordenador y se reduce el control de los padres. El fracaso escolar es del 16% entre el alumnado que utiliza el ordenador menos de una hora al día; de un 17%, entre una y dos horas; de un 20%, entre dos y tres horas y de un 29% si el uso de ordenador supera las tres horas diarias. Sin embargo, no utilizarlo en absoluto también incrementa el fracaso escolar hasta el 27%.
Referencias
Raquel Muñoz-Miralles et al., Acceso y uso de nuevas tecnologías entre los jóvenes de educación secundaria, implicaciones en salud. Estudio JOITIC. Atención Primaria
Volume 46, Issue 2, 2014, Pages 77–88