Redacción Farmacosalud.com
Los servicios de Urgencias en España están detectando durante esta primavera un aumento de nuevos pacientes alérgicos y de otros ya diagnosticados que presentan cuadros de síntomas más graves, como crisis asmáticas. Este fenómeno se explica por la falta de lluvias, el aumento de las temperaturas y el consiguiente exceso de polinización de las plantas. Si bien se dice que la lluvia empuja el polen hacia el suelo y ello beneficia a los alérgicos (no llegan a respirar el grano polínico o lo respiran en menos cantidad), cabe puntualizar que no todas las precipitaciones ayudan a este tipo de pacientes, tal y como advierte el Dr. Pedro Ojeda, director de Comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC): “depende de cómo llueva y de cuánto llueva. Por lo general, la lluvia fina y más persistente hace un mejor efecto de limpieza; sin embargo, la gota gruesa y temporal, como la de una tormenta, arrastra polen consigo pero al ‘estrellarse’ contra el suelo de forma más violenta, hace que esos granos de polen que arrastra consigo se desprendan y alcancen la altura respirable para una persona”.
“En cualquier caso -prosigue Ojeda-, la falta de lluvias propicia una mayor concentración de pólenes y contaminantes ambientales, lo que tiene un efecto sinérgico sobre el sistema inmunitario, de tal modo que se genera más sintomatología en pacientes ya alérgicos y el desarrollo de nuevas sensibilizaciones”.
Gramíneas, viento, contaminación…
Tal y como ya ha ocurrido otras veces, la falta de precipitaciones en un momento en el que las gramíneas (las plantas silvestres que crecen en campos y descampados en la primavera) están en plena polinización, junto con la irrupción de días ventosos, comporta que la concentración de pólenes en el ambiente aumente considerablemente. A ello hay que sumar la presencia de contaminantes ambientales y otras partículas en suspensión, que tampoco se limpian si no llueve.
“Todo ello motiva que los pacientes que ya son alérgicos experimenten síntomas más intensos: los que ya son asmáticos pueden tener más crisis de asma y más intensas; aquellos que todavía no han desarrollado asma pero ya tienen rinitis, podrían debutar con asma, y también pueden darse nuevas sensibilizaciones y nuevos inicios de síntomas alérgicos en aquellas personas que ya se habían sensibilizado pero en las que su sistema inmunitario todavía no había dado el paso a la fase reactiva, o sintomática, de la enfermedad alérgica”, explica el Dr. Ojeda.
Cada vez hay más ancianos que debutan con procesos alérgicos
El director de Comunicación de SEAIC insiste: el hecho de que durante esta primavera se hayan visto en Urgencias visitas de sujetos que debutan con una alergia no es algo nuevo, puesto que ya ha ocurrido otros años. Por lo general, el perfil mayoritario del debutante alérgico se corresponde con una persona joven, es decir, adolescentes e individuos en edad adulta temprana. “Sin embargo, también se han notificado casos de asma en personas más mayores. Realmente, hasta que no se hace un estudio alergológico adecuado no se puede saber cuántos de esos casos son verdaderas alergias, o en cuántos sus síntomas han sido motivados exclusivamente por los efectos irritantes de partículas en el aire y de otros contaminantes ambientales”.
Los síntomas observados en estos pacientes suelen ser en forma de rinoconjuntivitis agudas, con congestión nasal, ojos rojos, lagrimeo intenso y crisis de estornudos, o bien en forma de crisis de asma, con falta de aire, ataques de tos seca y opresión en el pecho junto con silbidos al respirar.
En paralelo, los facultativos también están viendo sujetos de edad avanzada (incluso de 80 años) que debutan con procesos alérgicos. “Es cierto que cada vez más vemos pacientes de mayor edad que debutan con alergias. Realmente no es algo insólito porque venimos observando esto ya en los últimos 10-15 años”, sostiene Ojeda. Aunque las alergias son enfermedades cuyos picos de incidencia (aparición de casos nuevos) se dan en la infancia, la pubertad y la adolescencia, lo cierto es que el sistema inmunitario puede responder de forma alérgica en cualquier momento etario. “Muy probablemente -señala el experto-, los efectos de contaminantes ambientales junto con la mayor prolongación de las épocas de polinización de las distintas plantas puedan estar influyendo en estos nuevos picos de incidencia en personas de edad algo más avanzada”.
La plantilla de alergólogos debería haberse reforzado, y “no solamente por el cambio climático”
A pesar de que el cambio climático va asociado a un incremento de las temperaturas y sequías extremas -factores que favorecen la aparición y agudización de alergias primaverales-, el Dr. Ojeda cree que las autoridades sanitarias españolas deberían haber potenciado la presencia de alergólogos en las consultas con independencia del agravamiento del calentamiento global, es decir, la plantilla de alergólogos se debería haber reforzado “en el sistema sanitario público de la gran mayoría de comunidades autónomas desde hace muchos años, no solamente por el cambio climático”.
“La prevalencia de las enfermedades alérgicas en general, no solamente de las respiratorias, lleva aumentando desde hace décadas. La complejidad de las mismas también está incrementándose y no es ya raro tratar en las consultas de alergia a pacientes multialérgicos, cuya dedicación por parte del profesional sanitario exige mucho más tiempo y un mayor número de pruebas a realizar, especialmente en las alergias alimentarias”, remarca el experto. En este sentido, la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI) estima que, para el año 2050, posiblemente el 50% de la población (esto es, 1 de cada 2 personas) padecerá algún tipo de alergia.
“Como digo, la sanidad pública de la mayoría de las comunidades autónomas españolas tiene un claro déficit de especialistas de alergia para las necesidades reales de la población, máxime si tenemos en cuenta que una proporción considerable de las plantillas actuales está próxima a la edad de jubilación. El caso flagrante es el de las Islas Baleares, donde nunca han tenido en su sistema sanitario público ningún servicio de alergia llevado por especialistas formados en Alergología, si bien parece que esto está en vías de cambiar”, apunta Ojeda.
“La especialidad de Alergología, siendo posiblemente una de las más bonitas de entre las especialidades médicas, resulta, no obstante, poco atractiva para los médicos que realizan el examen MIR por la escasez de plazas de empleo disponibles una vez se termina el periodo de formación, y por los precios exiguos que pagan las aseguradoras de salud en el ejercicio privado. Con todo ello, el panorama en cuanto a un posible reajuste rápido de este déficit de especialistas es poco halagüeño”, lamenta.