Redacción Farmacosalud.com
España es el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas, un medicamento incluido dentro del grupo de los hipnosedantes que, a menudo, se receta para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular. Son datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) que cita mediante una nota de prensa la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD). Para la Dra. Mónica Florido, psiquiatra en excedencia de la Unidad de Salud Mental Canalejas de Las Palmas de Gran Canaria y actualmente con gabinete privado, “existen varios motivos por los que el consumo de benzodiacepinas ha ido aumentando progresivamente en los últimos años hasta alcanzar los máximos de la serie histórica en el año 2022. Uno de estos motivos puede ser la falta de tiempo en las consultas, aunque no es el único”.
“En los últimos años los médicos -sobre todo los de Atención Primaria- se han visto sometidos a una elevada presión asistencial, con cada vez menos tiempo para atender a sus pacientes. En este sentido, puede ser habitual la necesidad de encontrar una solución rápida al problema que plantea o presenta el paciente/usuario, pero no siempre la solución más rápida -como prescribir una benzodiacepina- es la mejor”, advierte Florido a través de www.farmacosalud.com.
El 7,2% de la población reconoce consumir a diario hipnosedantes
Se estima que en 2020 se consumieron en España casi 110 dosis diarias de benzodiacepinas por cada 1.000 habitantes. Sólo Bélgica (84 dosis diarias) y Portugal (80) se acercan a las cifras españolas, de las que quedan lejísimos, por ejemplo, países como Alemania (0,04 dosis diarias). Según datos más recientes de la encuesta EDADEs 2022, el 9,7% de la población española había consumido hipnosedantes en los últimos 30 días, mientras que el 7,2% de la población reconoce consumir a diario estos fármacos.
“Vivimos en una sociedad competitiva y estresante en la que debemos sostener rutinas que exigen mantenerse al límite del rendimiento, sin angustia y sin claudicaciones. En este contexto, a muchos les cuesta enfrentarse a los problemas cotidianos y recurren a la química para desconectar y mitigar la ansiedad, o para dormir. Al fin y al cabo, para evadirse de una realidad cotidiana agobiante”, explica la Dra. Florido, quien recientemente ofreció la ponencia ‘Prescripción de benzodiacepinas y responsabilidad médica’, enmarcada en la celebración de las III Jornadas de Patología Dual y Adicciones en Canarias. El evento, organizado por la SEPD, el Servicio Canario de Salud y el Gobierno de Canarias, reunió en Las Palmas a más de un centenar de psiquiatras, psicólogos y profesionales sanitarios vinculados al ámbito de la salud mental.
El fenómeno de la ‘medicalización de la vida’
Según Florido, esta “medicalización de la vida” ha provocado que muchas circunstancias que no son patológicas, sino situaciones vitales o de la vida cotidiana que son etiquetadas erróneamente como trastornos de ansiedad o insomnio, acaben siendo tratadas con psicofármacos “en vez de recurrir a una intervención no farmacológica como la educación sanitaria o alguna intervención psicológica”. A su juicio, tratar por sistema -es decir, sin distinción de casos- con estos medicamentos supone llevar a cabo “una práctica errónea y con potencial iatrogénico*”.
*iatrogénico: alteración del estado del paciente producida por el médico
A la hora de afrontar cuadros típicos de lo que se conoce como ‘medicalización de la vida’, la Dra. Florido apuesta por escoger la intervención adecuada para cada caso, por lo que “resulta importante hacer una evaluación exhaustiva de cada paciente con el fin de poder dar la mejor indicación posible”. Así que, en ocasiones, procederá realizar intervenciones encaminadas a conseguir unas buenas pautas de higiene del sueño, o bien impartir educación sanitaria para conocer mucho mejor el concepto ‘ansiedad’, mientras que en otras habrá que “esperar el tiempo necesario para que el paciente o usuario, ante una situación adversa, tenga tiempo de poner en juego sus propios recursos de afrontamiento. En definitiva, que para hacer una buena indicación necesitamos tiempo de exploración de la sintomatología presentada, para posteriormente indicar” la medida terapéutica más adecuada, detalla.
La psiquiatra remarca que las guías clínicas “son claras” e indican las benzodiacepinas, en salud mental, para el tratamiento sintomático y temporal de los Trastornos de Ansiedad, y también para el insomnio como trastorno del sueño que acompaña a otro trastorno psiquiátrico como puede ser la depresión. “Es importante señalar que las benzodiacepinas no deberían ser el tratamiento de primera elección en estos casos, sino un tratamiento alternativo para cuadros concretos. En cualquier caso, al abordaje de un cuadro clínico y a la prescripción de benzodiacepinas les debe preceder un correcto diagnóstico, y el uso de esos medicamentos, en cualquiera de las situaciones, debería ser a corto plazo”, sostiene la Dra. Florido.
El riesgo de que el paciente se ‘enganche’ a las benzodiacepinas
“Probablemente, en muchos casos de primera elección no esté indicado ningún tipo de fármacos. Pero, si nos encontramos delante de un Trastorno de Ansiedad con o sin insomnio asociado, la primera elección -según las guías- son los Inhibidores de la Recaptación de Serotonina, si bien se pueden utilizar otros medicamentos. En casos de insomnio, debemos valorar a qué cuadro clínico corresponde dicho síntoma para tratarlo adecuadamente”, apunta la experta.
Esta psiquiatra, además, recuerda los posibles eventos adversos asociados al uso prolongado de las benzodiacepinas, como la posibilidad de sufrir accidentes de tráfico, domésticos y laborales, así como alteraciones del comportamiento y la conducta. Según Florido, la normalización del consumo de benzodiacepinas también puede comportar que algunos pacientes se hagan dependientes de estos fármacos: “los dos riesgos principales del uso prolongado de las benzodiacepinas son la tolerancia, es decir, el cuerpo se acostumbra a la pauta y cada vez necesita más dosis para cubrir el mismo síntoma, y la dependencia. En caso de cumplir criterios para una dependencia, o Trastorno por Consumo de Benzodiacepinas, como reza el DSM-V estaría indicado el tratamiento específico de dicha adicción”.
La mayoría de prescripciones de hipnosedantes proceden de médicos no psiquiatras
De acuerdo con la Dra. Florido, la mayoría -más de la mitad- de los hipnosedantes consumidos en España han sido prescritos por médicos no psiquiatras. En ese sentido, la especialista destaca la importancia de que los facultativos realicen su trabajo “conforme a la responsabilidad, tanto profesional como ética”, que conlleva el desempeño de su labor. En relación a la responsabilidad médica, Florido hace especial hincapié en la relevancia del consentimiento informado: “probablemente no estamos informando correctamente a los pacientes... aunque las directrices las tenemos claras, tanto por el conocimiento científico como por los mandatos legales y normas éticas”.
A este respecto, la facultativa comenta que seguir las normas éticas implica proteger al enfermo de los daños de una medicación, realizar un buen diagnóstico, discutir con el paciente un plan individualizado de tratamiento barajando las alternativas posibles tanto farmacológicas como no farmacológicas y, cuando se prescribe un fármaco, dar toda la información necesaria sobre la duración probable de la indicación, los riesgos y los efectos colaterales. Además, hay que verificar que dicha pauta es la que satisface las necesidades de lo que se conoce como 'óptima salud', siendo indispensable también llevar a cabo controles con regularidad y revisar la pauta de medicación periódicamente. En vista de todo ello, “creo que todas y todos debemos hacer examen de conciencia”, afirma Florido a través del comunicado de la SEPD.