Redacción Farmacosalud.com
“Los pacientes colaboran con nosotros viniendo a nuestras reuniones, a nuestro Congreso Nacional, y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) nos invita a colaborar prácticamente en todo lo que hacen y a asistir a sus encuentros. Nos gustaría que los pacientes nos identificaran como colaboradores suyos, como partners”, señala la nueva presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Dra. Juana Carretero Gómez, quien se ha propuesto establecer sinergias y tender puentes con todas las organizaciones que agrupan a enfermos y sus familiares. Carretero se ha convertido en la máxima representante de la SEMI en el transcurso del 43º Congreso Nacional de esta organización científica, reunión en la que se han abordado los enormes avances logrados en el ámbito de las nuevas tecnologías: “yo siempre insisto mucho en el hecho de que este tipo de recursos pueden ayudarnos, sobre todo, a anticiparnos a la aparición de la enfermedad, como también pueden ayudarnos, una vez que la afección se ha manifestado, a intentar controlarla”.
En cuanto al déficit actual de internistas en España, la Dra. Carretero cree que una de las causas de esta carencia gira en torno al éxodo de profesionales, puesto que “cuando los residentes terminan la especialidad, buscan sitios que les proporcionen mejores condiciones laborales. La gente ya no tiene apego a quedarse donde ha hecho su especialidad; si alguien se forma en un hospital pero en otro centro hospitalario ubicado a 500 quilómetros le ofrecen mejores condiciones laborales, más flexibilidad y más oportunidades para ejercer la investigación, se marchará”.
-Usted afirma que ‘los médicos internistas somos y seremos clave para transformar el modelo del sistema sanitario’. ¿En qué sentido podrían transformarlo?
En el sentido de no perder la visión integral del paciente, de no perder ese concepto de troncalidad, de 'generalismo' que en los últimos años se ha ido perdiendo en favor de una hiperespecialización de los profesionales sanitarios. Esta tendencia a la hiperespecialización ha favorecido una mayor fragmentación de la atención que reciben las personas.
Al mismo tiempo, hemos asistido a un incremento de la prevalencia de las enfermedades crónicas. Gracias a los avances en medicina -entre otros factores-, las patologías cada vez se cronifican más y los enfermos cada vez viven con más afecciones crónicas. Estamos viendo que, para atender a un paciente, ese paciente necesita acudir a 2-3-4 médicos diferentes, de tal modo que cada uno de ellos lo maneja o le controla una patología diferente. Pero, recuperando el concepto de 'generalismo', cabe decir que esas afecciones podrían ser atendidas por un solo profesional… nosotros, como especialistas hospitalarios, podríamos atender o controlar todas esas patologías optimizando mucho mejor el tratamiento, y no porque el tratamiento puesto por otros compañeros sea incorrecto, sino porque muchas veces uno no tiene en cuenta el tratamiento que le ha puesto otro profesional, por lo que en ocasiones se producen duplicidades o efectos secundarios. Si el abordaje terapéutico lo maneja una sola persona es más fácil evitar esos problemas. Con la transformación anunciada contribuiríamos a la sostenibilidad en el sentido apuntado, es decir, en el sentido de aportar una labor mucho más eficiente que, además de ahorrar muchos costes, aportaría muchos más beneficios a los enfermos.
-Otro de los objetivos de su mandato pasa por fomentar la creación de áreas de capacitación específicas dentro de la especialidad que den valor a la especial dedicación que los internistas tienen hacia determinadas áreas de conocimiento. ¿De qué nuevas áreas de capacitación estaríamos hablando?
De las que últimamente aparecen en prensa con más asiduidad. La que más afecta a Medicina Interna es el área de capacitación en Enfermedades Infecciosas. Nosotros pensamos que ese tipo de afecciones son transversales, ya que implican a muchas especialidades médicas y a una gran variedad de pacientes… de hecho, si revisamos las altas hospitalarias que damos los internistas, el primer ítem que vemos es la insuficiencia cardíaca y el segundo las infecciones respiratorias, de ahí que no entendamos que la atención a una persona que viene con una enfermedad infecciosa deba ser prestada por una especialidad finalista, ya que debería ser prestada por una especial área de conocimiento. ¿Por qué? Porque no estamos hablando de asistir a todos los sujetos que vienen con una patología infecciosa (infección de orina, celulitis, neumonía…), estamos hablando de atender a individuos que están ingresados por casos especiales -llámese por ejemplo pacientes trasplantados, inmunodeprimidos, o personas que han salido de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y que padecen infecciones complejas, con una alta resistencia antibacteriana-.
Son perfiles de enfermos para los que, a lo mejor, se necesita a alguien que tenga un mayor conocimiento que el que pueda tener yo en ese tipo de infecciones, del mismo modo que yo, como Dra. Carretero, puedo tener quizás más conocimientos a la hora de atender una hiperglucemia compleja porque me dedico más a la diabetes o a la obesidad. Pero todo ello no implica que la asistencia a una persona aquejada de una infección tenga que ser dispensada por un profesional de una especialidad finalista, sino que implica reconocer que el sanitario que se ha formado en esas infecciones complejas tiene un determinado o un mayor conocimiento que otros, siendo alguien al que, por supuesto, hay que reconocerle sus méritos y facilitarle que trabaje en ese campo para el que se ha formado. Pero debe hacerse sin olvidar su capacitación como internista, sin olvidar su 'generalismo', de tal manera que cuando no sea necesario que actúe en ese campo, pueda volver a ser internista o pueda volver a asistir a las personas que atendemos habitualmente.
Yo misma tengo una consulta de obesidad, trato obesidad y el resto del tiempo veo a pacientes en planta de Medicina Interna, no me dedico específicamente a un área. Lo que pedimos es que no se dedique una cantidad de recursos a una nueva especialidad destinada a atender a un determinado número de pacientes con infecciones que ahora mismo ya están bien atendidos. Esas necesidades ya están cubiertas por parte de los internistas que se dedican específicamente a esa área de conocimiento.
Podría decir lo mismo, por ejemplo, de la insuficiencia cardiaca… la insuficiencia cardiaca es una de las patologías más prevalentes en el sistema sanitario, es el primer motivo de alta de los enfermos que ingresan en Medicina Interna. Hay unidades de insuficiencia cardiaca que son multidisciplinares, en las que hay profesionales de Medicina Interna, Cardiología y Enfermería, y en las que el paciente tiene asignado un médico de familia, un internista y, en ocasiones -dependiendo del perfil del enfermo-, un cardiólogo y una enfermera gestora de casos. Está demostrado que ese plan de actuación mejora la supervivencia del paciente, previene los ingresos y previene las visitas a Urgencias.
También podríamos plantear que existiera un área de capacitación específica en insuficiencia cardíaca, una vez constatada la mejora de los resultados en salud que logran esos profesionales. Pero eso no significa que deba haber una especialidad de insuficiencia cardíaca, significa que esos médicos pueden dedicarse a la insuficiencia cardíaca el día o los dos días que estén en consulta, y que el resto del tiempo pueden ser seguir siendo cardiólogos generales o bien internistas. Pensamos que es mucho más eficiente y sostenible para el sistema y mejor para los usuarios de la sanidad el hecho de tener áreas de capacitación que tener especialidades finalistas cuando éstas no son necesarias.
Otro caso: se ha pedido por parte de varias sociedades científicas la creación del área de capacitación específica en cuidados paliativos, dado que, desde que se crearon los cuidados paliativos y se implantaron en el sistema sanitario, se ha observado un beneficio en términos de calidad de vida durante los últimos días de existencia de estos pacientes. No obstante, el Ministerio de Sanidad ha optado por dar un diploma de capacitación en lugar de un área de capacitación. A nuestro juicio, se debería crear un área de capacitación porque con ello se daría una formación mucho más específica. Se trata de reconocer esa preparación pero sin olvidar lo que somos, porque en caso de que se declare una nueva epidemia -como ha ocurrido con el COVID-, debe haber especialistas flexibles y generalistas que puedan dejar lo que están haciendo para poder atender la epidemia. Y eso es lo que hemos hecho los internistas, ayudados por otros especialistas, con respecto al COVID-19.
El coronavirus SARS-CoV-2 ha afectado de manera diversa: unos pacientes han tenido neumonía, otros han sufrido miocarditis, etc., y cada enfermo ha necesitado una atención diferente. Si cada uno de todos nosotros estuviera hiperespecializado en una parte del cuerpo o en una patología concreta, sería muy difícil hacer frente a esta y a otras pandemias.
-Asimismo, se ha propuesto establecer sinergias y tender puentes con todas las organizaciones de pacientes.
Tenemos una internista que se encarga de las relaciones con los pacientes y tenemos también un grupo de trabajo, el Grupo de Educación para la Ciudadanía, cuya página es la más visitada en la web de la SEMI. Los pacientes entran en ella para tener más conocimiento sobre la enfermedad que les ocupa. Nosotros tenemos relación con las asociaciones de pacientes de una forma general, pero sí que quizás deberíamos enfocarnos o centrarnos un poco más en tender alianzas con plataformas u organizaciones de algún área de conocimiento específica. Por ejemplo, vamos a firmar un convenio de colaboración con la Federación Española de Diabetes, pacientes con insuficiencia cardíaca, pacientes anticoagulados, personas con afecciones neurológicas…, con el fin de que ellos conozcan lo que hacemos y nos reconozcan como compañeros de viaje. Eso sería muy importante para nosotros y, por ello, va a ser uno de los pilares de la presidencia de la SEMI.
Los pacientes colaboran con nosotros viniendo a nuestras reuniones, a nuestro Congreso Nacional, y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) nos invita a colaborar prácticamente en todo lo que hacen y a asistir a sus encuentros. Nos gustaría que los pacientes nos identificaran como colaboradores suyos, como partners. Sin ir más lejos, la Federación de personas con Diabetes quizás tenga más identificados a los ‘endocrinos’ que a nosotros, cuando en la diabetes tipo 2 la mayor parte de casos se abordan en Medicina Interna, ya sea en consulta o en planta, debido a que normalmente la diabetes tipo 2 viene acompañada de comorbilidades, como insuficiencia cardíaca o enfermedad renal, que atendemos los internistas.
Para nosotros es muy importante ir de la mano de las asociaciones que representan a enfermos y obtener un beneficio mutuo: ellos de nuestro conocimiento y recibiendo nuestra ayuda a la hora de llegar a las autoridades sanitarias, y nosotros conociéndolos mejor y recibiendo también su ayuda para poder debatir con dichas autoridades.
-Su designación como presidenta de la SEMI ha tenido lugar en el transcurso del 43º Congreso Nacional de esta organización científica, celebrado en Gijón (Asturias). ¿Qué avance o novedad que se haya conocido durante el encuentro destacaría?
Se ha avanzado mucho en el terreno de las nuevas tecnologías y, en esta línea, se ha hablado de cómo podemos utilizarlas en nuestro día a día, de cómo pueden contribuir las grandes bases de datos -el Biga Data- a la consecución de una medicina más personalizada, más centrada en el paciente. Yo siempre insisto mucho en el hecho de que este tipo de recursos pueden ayudarnos, sobre todo, a anticiparnos a la aparición de la enfermedad, como también pueden ayudarnos, una vez que la afección se ha manifestado, a intentar controlarla fundamentalmente en forma de prevención de la salud mediante la sujeción de los factores de riesgo.
Otras novedades conocidas en el marco de esta reunión pasan por la presentación de protocolos propios de nuestros grupos de trabajo, como el Grupo de Insuficiencia Cardíaca, que ha presentado un protocolo de manejo de la insuficiencia cardíaca aguda y una actualización del protocolo del manejo de la insuficiencia cardíaca crónica. También ha tenido lugar una Mesa dedicada a la patología en la mujer… cuando en un congreso se plantea hablar específicamente de enfermedades de la mujer te da como un poco de miedo porque, al final, parece que discriminemos en positivo a la mujer frente al varón. Con todo, creemos que ocurre justamente lo contrario, ya que, habitualmente se habla de patología en general, pero una patología se expresa de forma muy diferente en hombres y en mujeres. Así que, en la fase de programación del congreso, pensamos que era bueno poner el foco en la atención a la población femenina.
Hemos tenido, asimismo, una Mesa muy importante sobre el abordaje de la obesidad en Medicina Interna. La obesidad, como epidemia del siglo XXI, afecta y mucho a nuestros pacientes y no tanto por el exceso de peso, sino por el exceso de grasa corporal, que va asociado a la manera en que se manifiestan las enfermedades más prevalentes (insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular, diabetes, etc). De igual modo, se ha abordado la influencia del alcoholismo y otras adicciones en el paciente anciano.
Y luego está la presentación del nuevo plan formativo de la especialidad, que empezará a tomar forma a partir de 2023 y que cambiará la manera de formarse de los especialistas de Medicina Interna al ser una enseñanza más centrada en competencias. De lo que se trata es de que esos facultativos en formación estén capacitados en patologías neurológicas, paciente agudo, paciente crítico, insuficiencia cardíaca, ecografía… es una forma diferente de pensar, de formar a los especialistas, más adaptada a todos esos avances que nos vamos a encontrar y de los que tenemos que servirnos para no quedarnos fuera.
-En esta reunión científica se ha puesto de manifiesto el déficit de internistas que existe en la actualidad. ¿Por qué se ha llegado a esta situación y qué soluciones hay?
Se ha llegado a ese punto por una falta de planificación, igual que ha ocurrido en Atención Primaria y en otras muchas especialidades. Detecto una falta de planificación… hubo un tiempo en el que había superávit de especialistas, pero claro, los expertos en Medicina Interna tardamos 11 años en formarnos (6 años de carrera y 5 años de especialidad), más el año del MIR, en total 12 años. A pesar de que hace 15 años había superávit de internistas, si uno no planifica a largo plazo -a menudo el problema de quienes toman decisiones es el cortoplacismo y no pensar a largo plazo- lo que ocurre es que los años van pasando y los profesionales van jubilándose. Actualmente observamos un gran déficit de médicos en general, ya no únicamente de especialistas.
Otro problema añadido es el éxodo de profesionales. Cuando los residentes terminan la especialidad, buscan sitios que les proporcionen mejores condiciones laborales. La gente ya no tiene apego a quedarse donde ha hecho su especialidad; si alguien se forma en un hospital pero en otro centro hospitalario ubicado a 500 quilómetros le ofrecen mejores condiciones laborales, más flexibilidad y más oportunidades para ejercer la investigación, se marchará. Hay años en los que el 100% de residentes de un hospital migran a otras comunidades autónomas o a otros países.
Estar 5 años formando a un médico residente -con el coste que ello supone- debería redundar en beneficio fundamentalmente de la unidad que lo ha capacitado, o en beneficio del servicio de salud al que estaba adscrito. Al final, pasan esos 5 años, el residente se va a otro lugar -tiene derecho a hacerlo- y el servicio se queda cojo. Las autoridades sanitarias tendrían que trabajar con nosotros, que somos los que conocemos de cerca los problemas de la profesión, para tratar de fidelizar a los residentes.
-Tal y como usted ya ha comentado anteriormente, una de sus especialidades, Dra. Carretero, se centra en el ámbito de la Nutrición, la Obesidad y las enfermedades metabólicas. ¿Cuál es el panorama de la obesidad en España?
La obesidad afecta aproximadamente al 30% de la población adulta española y el sobrepeso al 60-70% de dicha población. Sin embargo, el problema más relevante es la elevada tasa de obesidad en la infancia y la adolescencia. Un niño que vive con obesidad será un adulto enfermo, dado que la obesidad es una enfermedad. Se pone el foco finalista en la persona mayor que padece este problema metabólico pero no debemos olvidarnos de la prevención, básicamente en los colegios y en los hogares, en los que debe promoverse una dieta saludable y sobre todo el fomento del ejercicio físico. Cada vez hay más sedentarismo y olvidamos la promoción de la salud.
La obesidad es una auténtica epidemia, no solamente por sus altas tasas de prevalencia, sino también porque influye de forma muy deletérea en las patologías crónicas (insuficiencia cardíaca, diabetes…) Además, limita mucho la calidad de vida de esas personas (artrosis, cánceres…), con lo que ello supone en términos de bajas laborales, gasto sanitario, etc. Un reciente estudio habla de multimorbilidad asociada a las personas obesas, es decir, a medida que aumenta el índice de masa corporal, aumenta el número de afecciones añadidas a la obesidad, fundamentalmente metabólicas (diabetes, hígado graso), habiendo también la posibilidad de que se sufra apnea del sueño, insuficiencia cardíaca…
-¿Grosso modo, cómo se plantea a partir de ahora la SEMI el abordaje de las enfermedades raras o minoritarias?
Nuestro Grupo de Trabajo de Enfermedades Minoritarias es uno de los grupos más importantes que tenemos en la SEMI, es un colectivo con una actividad científica muy importante. En la reunión que celebran anualmente cuentan con la participación de 400-500 internistas, que son los profesionales más indicados para el abordaje de esos procesos. Ello se debe a que, para llegar al diagnóstico de una enfermedad rara, hay que realizar un abordaje clínico muy largo y descartar muchas otras dolencias, habiendo también que elaborar una historia clínica muy detallada. Son afecciones que necesitan una visión integral porque pueden manifestarse con problemas de diversa índole (articulares, dolores abdominales, etc), de modo que, enfocando sólo a partir del primer o un único síntoma, resulta muy difícil alcanzar el diagnóstico correcto. Nuestro Grupo ha ido situándose poco a poco como líderes en este campo.