Redacción Farmacosalud.com
El Dr. Manuel Martín Carrasco, nuevo presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), advierte que la transferencia de la atención a pacientes con discapacidad derivada de la presencia de enfermedad mental grave y prolongada del sistema sanitario al sociosanitario “ha ocasionado una merma en los servicios de atención especializada que pueden recibir estas personas”. Este es uno de los problemas que el nuevo presidente de la SEPSM se ha propuesto abordar, igual que la amenaza de la falta de relevo generacional en la profesión, ya que, en una época de aumento de la demanda de atención psiquiátrica como la actual, “el 20% de los psiquiatras con ejercicio en el sector público en España alcanzarán la edad de jubilación en los próximos 5 años”. El Dr. Martín Carrasco, por otro lado, manifiesta que los programas de atención en salud mental -entre otros protocolos asistenciales- para los pacientes de COVID Persistente “no se están desarrollando como sería necesario”.
-Su nombramiento como nuevo presidente de la SEPSM ha tenido lugar en el XXV Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado hace escasas fechas en Santiago de Compostela (La Coruña). ¿Qué avance o novedad terapéutica destacaría que se haya conocido en el marco de este encuentro?
Desde el punto de vista terapéutico, la novedad más importante ha sido la introducción en el mercado español de esketamina intranasal, un preparado farmacológico indicado en los casos de depresión grave y resistente, y que también ha demostrado su utilidad en casos de depresión con riesgo de suicidio. De esta manera, se subsana una desventaja para la población española, puesto que esketamina intranasal ya estaba disponible en otros países de la UE (Unión Europea).
-Usted y la nueva junta directiva se han propuesto reforzar la unidad de la profesión.
En nuestro país existe una representación muy variada de la Psiquiatría, dada la existencia de sociedades autonómicas -por ejemplo, la Sociedad Vasco Navarra de Psiquiatría, etc.- y monográficas -por ejemplo, la Sociedad Española de Psicogeriatría, etc-. Nuestra intención es realizar una labor de consenso y posicionamiento conjunto antes los distintos retos planteados en la atención psiquiátrica en nuestro país.
-También pretenden poner de manifiesto la escasez de profesionales en el ámbito de la Psiquiatría.
Los resultados preliminares del Libro Blanco de la Psiquiatría 2022 presentados en el XXV Congreso Nacional celebrado en Santiago de Compostela revelan que el 20% de los psiquiatras con ejercicio en el sector público en España alcanzarán la edad de jubilación en los próximos 5 años. En una situación caracterizada por el aumento de la demanda de atención psiquiátrica, se plantea un gran reto para el Sistema Nacional de Salud. Desde la SEPSM, con las limitaciones propias de una Sociedad de carácter científico, queremos colaborar en las medidas necesarias para abordar este problema.
-Asimismo, quieren enfocar la atención a los trastornos mentales de larga duración…
En las últimas décadas se ha producido una transferencia de la atención a personas con discapacidad derivada de la presencia de enfermedad mental grave y prolongada del sistema sanitario al sociosanitario. Este hecho ha ocasionado una merma en los servicios de atención especializada que pueden recibir estas personas. El objetivo de la SEPSM es poner esta realidad encima de la mesa y promover una dotación adecuada de recursos para estos pacientes.
-Según el informe ‘Depresión y Neurología’, presentado en la última Reunión de la Sociedad Española de Neurología (SEN), hasta un 30%-50% de los individuos que padecen una enfermedad neurológica sufren también depresión. ¿Qué opinión le merece esta realidad?
La depresión y otros síndromes psiquiátricos, como la ansiedad o los trastornos del sueño, son muy frecuentes en toda una serie de enfermedades neurológicas y en otras patologías médicas, por ejemplo en las enfermedades autoinmunes o el cáncer. El objetivo de la SEPSM en este sentido consiste en impulsar la labor que ya viene desarrollando el Grupo de Trabajo de Psiquiatría Psicosomática y de Enlace, que se centra precisamente en la prevención, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales comórbidos con otras afecciones. Por lo que respecta a la SEN, tenemos una larga historia de colaboraciones y coincidimos en algunos foros, como el Consejo Español del Cerebro, y estaremos encantados de revitalizar esta relación.
-Hace unos meses España puso en marcha la Línea 024 de Atención a la Conducta Suicida con el objetivo de evitar que las personas que piensan quitarse la vida culminen sus intenciones, y al mismo tiempo dar apoyo a sus familiares y allegados. ¿Por lo que usted sabe, este teléfono está siendo efectivo?
Todavía es pronto para realizar una valoración. Según los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, el teléfono 024 de atención al suicidio atiende cada día entre 600 y 700 llamadas. Nos consta que se han producido algunas dificultades porque al parecer estas llamadas al 024 no se localizan (no se localiza el punto desde donde se produce la llamada, lo que impide o bien entorpece el desplazamiento de medios de intervención al punto exacto de la emergencia). También pueden producirse solapamientos con otros servicios, como el 112 o el Teléfono de la Esperanza. En cualquier caso, la Línea 024 es bienvenida; el problema del suicidio sigue siendo acuciante, y si hay dificultades, seguro que pueden resolverse.
-¿Una vez que la pandemia de COVID-19 parece estar ya en fase post-pandémica, cuál es la situación psicológica y anímica de los pacientes de COVID Persistente (permanencia de síntomas una vez superada la fase aguda de la infección)? ¿Ha mejorado o está mejorando el abordaje emocional de esas personas, en especial las que han necesitado o necesitan medicación para su estado anímico?
Toda situación pandémica deja secuelas, y el COVID Persistente es una de ellas. Hasta ahora, esta atención se ha integrado en la atención general en salud mental, pero algunas asociaciones de personas afectadas nos transmiten que no reciben una asistencia específica para sus necesidades, y que por ello se sienten olvidadas por la Administración.
A nivel mundial, ahora hay más de 160 millones de casos confirmados de COVID-19 y más de 3 millones de muertes. Si bien la mayoría de los sujetos infectados se recuperan, una proporción significativa continúa experimentando síntomas y complicaciones después de su enfermedad aguda. Los pacientes con 'COVID prolongado' experimentan una amplia gama de síntomas físicos y mentales/psicológicos. Los datos de prevalencia agrupados muestran que los 10 síntomas más frecuentes son fatiga, dificultad para respirar, dolor muscular, dolor en las articulaciones, dolor de cabeza, tos, dolor en el pecho, alteración del olfato, alteración del gusto y diarrea. Otros síntomas comunes son deterioro cognitivo, pérdida de memoria, ansiedad y trastornos del sueño.
Más allá de los síntomas y las complicaciones, las personas con COVID prolongado a menudo presentan una calidad de vida deteriorada, problemas de salud mental y deterioro laboral. Estos pacientes pueden requerir atención multidisciplinaria que implique el seguimiento a largo plazo de los síntomas -para identificar posibles complicaciones-, rehabilitación física, atención en salud mental y apoyo de los servicios sociales. Estos programas no se están desarrollando como sería necesario.