Redacción Farmacosalud.com
“Yo llevo ya muchos años en la medicina y trabajando en hospitales, y el miedo a la muerte mantiene a muchas personas vivas”, asevera el Dr. Luis Rojas Marcos, psiquiatra y autor del libro ‘Estar bien aquí y ahora’ (editorial HarperCollins Ibérica). “El sentirnos bien aquí y ahora es algo muy personal”, ya que hay quienes enfocan este sentimiento en el placer que puede causar, por ejemplo, salir de fiesta o una buena comida, mientras que otros se sienten bien cuando “han logrado algunas metas, aunque sean metas sencillas”, o incluso los hay que, para sentirse a gusto, “necesitan que sus seres queridos estén bien también”, agrega. “El que menos necesita obviamente va a tener más opciones de estar bien o de sentirse bien con respecto a aquel que necesita mucho y que quiere la perfección física, la perfección del estado emocional y la consecución del estado perfecto en las relaciones con los demás”, sostiene el Dr. Rojas Marcos.
-Estar bien aquí y ahora… suponemos que, quien crea que eso es fácil y rápido de conseguir, estará equivocado. Todo en esta vida cuesta esfuerzo, nadie regala nada, incluso en el ámbito de las emociones…
Depende de lo que haga que la persona se sienta bien aquí y ahora. Por eso es muy importante el factor de la subjetividad. El sentirnos bien aquí y ahora es algo muy personal; hay quienes enfocan ese sentimiento en el placer o la sensación placentera que puede causar, por ejemplo, una música agradable, o salir de fiesta, una buena comida, unas relaciones sexuales, o relaciones de cariño o amor… en fin, van más enfocados a la parte placentera del ser humano, mientras que hay otros que se sienten bien cuando perciben o piensan que han logrado algunas metas, aunque sean metas sencillas: aprender una nueva canción, leer un libro, o alcanzar metas más a largo plazo… también los hay que, para estar bien, necesitan que sus seres queridos estén bien también.
El primer paso es poder identificar qué es lo que nos hace estar bien, aquí y ahora. Y, una vez identificado, el siguiente paso es localizar el centro de control dentro de uno mismo y decir ‘a ver, ¿qué puedo hacer para estar bien?’. Y eso puede llevarnos a compartir con otros esta situación o, incluso, si tenemos un problema, podemos decidir ir en busca de ayuda para poder estar bien, que es algo que forma parte también de lo que nos proponemos cuando sentimos que no estamos bien y necesitamos estar bien; o sea, que para muchas personas alcanzar ese estado incluye tomar la decisión de necesitar a alguien: ‘yo, para estar bien, voy a necesitar ayuda de alguien’.
-¿Cómo ayuda su libro a encontrar -y mantener- el equilibrio?
A mí este libro me ha ayudado porque, al escribirlo, sin duda he tenido que reflexionar sobre mi vida y sobre mí mismo, y también sobre mi experiencia como médico psiquiatra a lo largo de muchos años, y lo que he aprendido de otras personas, que ha sido mucho. Pero claro, el lector tendrá que decidir si este libro le ayuda… lo que a mí me hace ilusión es que alguien que lo lea por lo menos saque alguna enseñanza sobre cómo se ha tratado el estado de ánimo a lo largo de los años y los estudios que se han hecho sobre esta cuestión, o cuáles son las formas en las que definimos el estar bien… como decíamos antes, unos enfocan la tranquilidad, ese sentimiento de tranquilidad física y emocional, mientras que otros enfocan más bien conseguir ciertas metas y el establecimiento de las relaciones con los demás. Yo espero que el lector aprenda algo, esa es mi ilusión… esa ha sido mi motivación a la hora de escribir el libro.
-En esta obra se anima a adoptar un estilo optimista. ¿A veces ser optimista es no querer asumir del todo la realidad? ¿O bien se puede afrontar la peor de las realidades partiendo de un enfoque optimista?
Esa es una pregunta que yo trato en la obra porque la palabra ‘optimismo’ o la persona optimista en Europa -en España también- tiene como esa connotación de individuo ignorante con respecto a lo que realmente pasa en la vida, o por lo menos se piensa en alguien ingenuo, que no sabe muy bien de qué van las cosas. Que el optimista sea un ingenuo o un ignorante es una visión que viene del mundo de la filosofía del siglo XVIII y XIX, ya que actualmente no lo vemos así; ha cambiado esa percepción sobre todo en los últimos 20 y tantos años, yo diría que desde el año 2000, cuando estudiamos el tema del optimismo y, ya desde entonces, dejó de surgir la idea de ingenuidad.
En primer lugar, un optimista es aquella persona que piensa que puede hacer algo por solucionar un problema o por sentirse mejor, y que confía en sus propias cualidades a la hora de superar esa difícil situación. Esa persona ya es optimista, pero no como decían aquellos filósofos, sino que es optimista de acuerdo con la definición de optimismo que utilizamos hoy en día… es aquel que dice ‘yo puedo hacer algo por superar esta pandemia’ (de COVID-19) o por ‘sobrevivir a la pandemia’, o ‘yo puedo hacer algo por verificar mi día a día de forma que tengamos momentos felices o placenteros’…
Luego hay que separar la idea filosófica del optimismo -la centrada en un ser ignorante- de lo que es en realidad una persona optimista, puesto que la persona optimista es alguien que confía, alguien que tiene esperanza. Y esperanza es pensar que lo que deseamos va a ocurrir, la esperanza es fundamental en nuestro día a día; es otra cualidad de la persona que llamamos optimista: el hecho de tener un nivel de esperanza. Todos somos optimistas, unos más y otros menos, pero el optimismo es cuestión de grado… esa distinción es importante. Me alegro que me haya hecho esa pregunta.
-Volviendo al equilibrio: ¿para evitar un exceso de optimismo -que a veces puede llevar al desengaño-, en ocasiones puede ser recomendable ‘equilibrar’ la situación con algo de pesimismo, eso sí, constructivo y no destructivo?
Tal y como usted plantea la importancia de adoptar un cierto pesimismo, me parece bien… pero yo a eso no le llamaría pesimismo, yo le llamaría ser realista si se quiere, o evaluar la situación, puesto que la persona en cuestión puede seguir siendo optimista, es decir, puede seguir pensando y confiando en su capacidad para superar un momento difícil, lo que también puede ayudar a saber cuáles son los inconvenientes o las barreras que se van a interponer en el propósito de alcanzar una meta. Va a haber barreras: ¿eso es pesimismo? No, hay barreras y voy a tener que dedicarle tiempo, voy a tener que aprender, que estudiar. Si quiero correr un maratón, voy a tener que esforzarme y entrenar… ¿eso es pesimismo? No, eso es partir del realismo. Pero todo va enfocado a lograr esa meta o a conseguir sentirme bien, por lo que, a la hora de planificar y confiar en nuestras cualidades ejecutivas, es importante también ver qué obstáculos vamos a tener que superar.
-¿Alcanzar la felicidad es posible, imposible, o bien depende de la personalidad de cada uno?
Alcanzar la felicidad… para empezar, la definición de felicidad no es la que yo pueda dar o la que den los filósofos, los líderes sociales o las religiones. Nos dicen: ‘esta es la felicidad’. No, la felicidad es un concepto personal, subjetivo, y lo que a mí me hace feliz no es necesariamente lo que hace feliz a los demás. El concepto de felicidad hay que tomarlo como algo subjetivo, como algo personal.
Antes de decirle a alguien si va a ser feliz o no, hay que preguntarle ‘¿qué es para ti la felicidad?’ Y contestará ‘pues mira, para mí la felicidad es sentir placer comiendo’, o quizás ‘teniendo sexo, bailando, o logrando una meta, o que un día me toque la lotería…’ O sea, no hay que imponer el concepto de felicidad. Por eso, cuando escribí un libro sobre la felicidad y alguien venía y me preguntaba ‘oye, ¿qué tengo que hacer para ser feliz?, pues yo le contestaba ‘¿qué es lo que a ti te hace feliz? Lo apuntas y luego me vas a decir qué vas a hacer para conseguir eso que tú dices que te hace feliz’.
-Usted dice: «Es reconfortante saber que son muchas las personas que superan rachas muy duras». ¿A eso se le llama instinto de supervivencia?
Sí. Es un instinto que nos hace querer vivir, indudablemente. Si tú me preguntaras qué es lo que mantiene a las personas vivas, en un porcentaje muy alto yo diría que el miedo a la muerte. Yo llevo ya muchos años en la medicina y trabajando en hospitales, y el miedo a la muerte mantiene a muchas personas vivas. ‘Mire, yo es que no me quiero morir porque me da miedo eso de morirme’. En fin, ese es un motivo; luego hay un porcentaje muy alto de personas que quieren seguir vivas porque disfrutan de la vida. El instinto de mantenernos vivos es importante, hace que nos defendamos, hace que vayamos al médico cuando notamos que algo no funciona, hace que leamos libros que nos pueden ayudar a solucionar problemas, etc.
Es reconfortante ver personas superando la pandemia. Cada uno tiene sus propias formas para tratar de superarla, pero ayuda el hecho de ver como otros la superan y organizan sus prioridades y trucos para sentirse bien durante esta crisis sanitaria. He tenido personas para las que la pandemia fue terrible, pero aprendieron que si hacían gestos de solidaridad con los demás, se sentían mejor; no solamente hacían sentirse mejor a quienes ayudaban, sino que dar apoyo al prójimo también les hacía sentirse bien a ellos.
-‘No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita’. ¿Está de acuerdo?
El que menos necesita obviamente va a tener más opciones de estar bien o de sentirse bien con respecto a aquel que necesita mucho y que quiere la perfección física, la perfección del estado emocional y la consecución del estado perfecto en las relaciones con los demás. A mí me ayuda la definición de ‘salud’ de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por cuanto que es el estado de completo bienestar físico, psicológico y social. Y cuando me enfrento a un tema de medicina o del día a día, pues me ayuda el hecho de enfocarlo desde esos tres puntos de vista: sea un problema o sea un momento feliz, valoro cuál es el aspecto físico de esa sensación, el aspecto emocional o psicológico y el aspecto de las relaciones con los demás, o vertiente social.
-¿‘Estar bien aquí y ahora’ es un libro más emocional que mental, o bien se abordan ambos conceptos en condiciones de igualdad?
Emocional, mental… es un libro de no ficción que está basado, como explicaba antes, en mi experiencia profesional -y personal hasta cierto punto- y en lo que hoy en día sabemos que hace que las personas se sientan bien.
Empecemos por una pregunta, dado que una parte de la escritura de este libro se basó en preguntar. Fue en 2021 cuando formulé dicha pregunta, y recibí mil y pico respuestas… ahí vemos la variedad y la subjetividad tan importantes que caracterizan el concepto de estar bien. Para unos era algo físico, para otros eran las relaciones… había una variedad sobre el uso que hacemos de la expresión estar bien: ‘yo digo que estoy bien cuando no quiero que me hagan preguntas y me dejan tranquilo’; otros decían ‘yo digo que estoy bien cuando no estoy mal’, pero tampoco me explicaban qué era no estar mal. Insisto, hay una variedad y una subjetividad y, por eso, para entenderlo todo bien, hay que preguntar.