Redacción Farmacosalud.com
El 9º Desafío de Neurología en enfermedad de Parkinson, celebrado recientemente con la participación de más de 100 expertos, ha abordado el empleo de las nuevas tecnologías a modo de biomarcadores digitales y su potencial aplicabilidad en todas las fases de esta patología, es decir, en los ensayos clínicos, durante el tratamiento administrado y también en el posterior seguimiento del enfermo. “Una ventaja de los biomarcadores digitales es que no son invasivos y, por lo tanto, no generarán rechazo a la hora de ser utilizados por parte del paciente. Al revés, pueden ayudar al médico a tomar mejores decisiones en relación con la enfermedad”, argumenta a través de www.farmacosalud.com el Dr. Diego Santos, moderador en la reunión científica y miembro del servicio de Neurología del Hospital San Rafael y del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña).
De todos modos, cabe la posibilidad de que, en ocasiones, estos recursos avanzados acaben resultando “molestos” para el enfermo o bien que la adherencia al tratamiento “no sea la adecuada”, matiza el especialista. De hecho, para algunos usuarios “puede no ser tan fácil llevar todo el tiempo un teléfono móvil (o un reloj) que registre datos, o cumplir con cuestionarios y realizar ejercicios periódicos, o durante una semana llevar en la cintura un dispositivo que analice la marcha y el movimiento. Sin embargo, todo esto no creo que vaya a ser un problema. En unos años creo que los biomarcadores digitales se van a ir implementando y los médicos veremos de una forma más natural poder disponer de un montón de información mucho más precisa sobre el estado clínico del paciente”, señala Santos.
La normativa sobre protección de datos tampoco debería ser un obstáculo
“Creo que va a llevar tiempo, pero al final los tendremos disponibles y serán un gran avance en la monitorización de la progresión de la enfermedad, entre otras cosas”, agrega el Dr. Santos, a su vez coordinador del Grupo de Estudio de Trastorno del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y vicepresidente de la Fundación Degen. A su juicio, los biomarcadores digitales tendrán cabida tanto en pacientes jóvenes como en más mayores o con problemas cognitivos, “con los que a veces tenemos más problemas para obtener información adecuada. Otro aspecto a tener en cuenta es la normativa de protección de datos, pero tampoco creo que vaya a resultar un problema”.
“Desde hace años se está investigando el uso de nuevas tecnologías con múltiples fines en la enfermedad de Parkinson: tanto para llevar a cabo un diagnóstico más precoz como para identificar el desarrollo de determinadas complicaciones o monitorizar la progresión de la afección, entre otros aspectos”, sostiene Santos en un comunicado difundido a raíz de la celebración del 9º Desafío, cuya organización corrió a cargo de la compañía AbbVie con el aval de la SEN.
Así pues, el uso de biomarcadores digitales permite tener información mucho más precisa sobre el estado de la persona afecta de Parkinson. “Esto sobre todo es importante en ensayos que pretenden comprobar si una molécula frente a placebo puede enlentecer la progresión de la enfermedad, ya que necesitamos ser muy precisos”, afirma. Una de las complicaciones comunes de esta patología -y frente a la que se espera que las nuevas tecnologías puedan ayudar a los profesionales sanitarios, tanto a la hora de identificar a los pacientes que las desarrollarán como a la hora de tomar decisiones terapéuticas para tratarlas- son las complicaciones motoras. Los sujetos que sufren Parkinson alternan periodos de buen control sintomático (ON) con otros de control deficiente (OFF). Estos últimos pueden conllevar movimientos involuntarios -discinesias- que afectan a todo el cuerpo, aunque principalmente en cabeza y extremidades, y finalmente una incapacidad1.
Durante el encuentro científico, los neurólogos profundizaron en el empleo de las nuevas tecnologías a la hora de identificar dichas complicaciones. “Actualmente ya contamos con alguna tecnología que nos permite identificar a lo largo del día el estado clínico del paciente, de tal forma que acaba proporcionando información gracias al registro realizado durante una semana, detectando episodios OFF, discinesias, bloqueos de la marcha o caídas, entre otros síntomas. Esto facilita el ajuste de medicación o la toma de decisiones terapéuticas al neurólogo”, asegura Santos.
Los datos obtenidos son, en general, “bastante fiables”
En cuanto a la fiabilidad diagnóstica y terapéutica que tienen hoy en día los biomarcadores digitales en el ámbito del Parkinson, el galeno comenta que los datos obtenidos a partir de estas tecnologías son, en general, “bastante fiables, dependiendo del dispositivo, pero todavía es necesario mejorar los mismos y, sobre todo, facilitar que se puedan implementar. Hay varios tipos de dispositivos que pueden monitorizar diferentes aspectos de la enfermedad como los episodios OFF, discinesias, temblor, bradicinesia, alteraciones de la marcha, bloqueos, caídas, etc. En cambio, la identificación de los síntomas no motores es más deficiente”.
También hay nuevas tecnologías orientadas a intentar conseguir un diagnóstico más precoz -como por ejemplo dispositivos de reconocimiento facial y de voz- que puedan permitir reconocer hipomimia (inexpresividad facial) o hipofonía en pacientes no diagnosticados. “Hay muchos ejemplos. Desde el punto de vista del tratamiento, un ejemplo sería el uso de la realidad virtual, que permitiría tratar al paciente no sólo trabajando aspectos relacionados con la motricidad (equilibrio, coordinación, etc.), sino también con la cognición”, describe el facultativo.
Asimismo, existen muchas aplicaciones útiles y descargables para usar en el móvil o una tablet. Algunas son tipo cuestionarios sencillos que preguntan al paciente por síntomas y recogen información útil para el médico. “El mismo diario de Hauser de fluctuaciones motoras se puede cubrir en formato electrónico. Es posible que poco a poco las nuevas tecnologías se vayan implementando en la práctica clínica, pero puede llevar algo de tiempo. Igualmente, y siendo honesto, a veces dan problemas. En los ensayos clínicos los problemas con los biomarcadores digitales son frecuentes. Por eso, todavía estamos en la fase de probarlos y comprobar que son fiables. Parece claro que son seguros y la adherencia no es mala, aunque depende del dispositivo también”, apunta el neurólogo del CHUAC.
¿Hiper-autonomía del usuario a la hora de controlar la medicación?
Como decíamos, la aplicación de los biomarcadores digitales facilita al neurólogo el ajuste de la medicación o la toma de decisiones terapéuticas. ¿Ahora bien, llegará el día en que el propio paciente de Parkinson podrá realizar una lectura de los parámetros e interpretarlos, y ajustarse el mismo la medicación? “Actualmente lo veo complicado -contesta el Dr. Santos-. La información que proporcionan los biomarcadores digitales debe ser tenida en consideración igual que la de un estudio complementario, es decir, siempre debe ser interpretada por un especialista en el contexto clínico de la enfermedad”.
No obstante, ello no quiere decir que se cierren las puertas a la posibilidad de realizar algún tipo de control terapéutico autónomo, que en realidad no se caracterizaría por dotar de hiper-autonomía al usuario, sino más bien por dotar de suficiencia a los propios dispositivos avanzados que llevara el enfermo. Una vía de investigación podría ser el desarrollo de bombas o perfusores de medicación inteligentes que no sólo fueran receptores del estado clínico del paciente, sino que también posibilitaran la liberación de “medicación en relación con la información que recibieran. Esto podría ser muy útil para la administración de levodopa subcutánea, por ejemplo, en el futuro. Es un paso más allá de lo planteado en la pregunta: la medicación no es ajustada por el paciente sino por el propio dispositivo en base a lo que el dispositivo recibe sobre el estado del paciente… pero sería, por supuesto, necesario comprobar que la fiabilidad de la información que se recoge fuera máxima y que la respuesta a los ajustes de medicación fuera efectiva y segura”, advierte Santos.
Por su parte, la Dra. Rocío García-Ramos, otra moderadora del encuentro y neuróloga de la Unidad de Trastornos del Movimiento en el Hospital Clínico San Carlos (Madrid), recalca que las nuevas tecnologías ayudan en diferentes fases de la enfermedad de Parkinson, de tal manera que “ahora podemos evaluar objetivamente los síntomas del paciente, detectar cambios sutiles en las funciones motoras y recetar adecuadamente determinadas terapias”. García-Ramos se ha mostrado optimista con respecto a los primeros pasos de la telemedicina en los centros de salud, otro de los temas tratados durante las ponencias, pero ha insistido en que aún queda mucho camino por recorrer: “es verdad que como consecuencia de la pandemia por coronavirus y por no poder atender presencialmente a los pacientes, se han actualizado los sistemas informáticos en los hospitales como, por ejemplo, los formularios telemáticos”. Así las cosas, agrega, “hemos ganado tiempo en consultas telemáticas, pero todavía queda mucho trabajo, tanto por parte de los centros médicos como de los pacientes”.
Un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta al SNC2,3
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta al Sistema Nervioso Central (SNC). Es la segunda afección neurodegenerativa más común en España después del Alzheimer. En el caso del Parkinson -para el que actualmente no existe cura- se produce una pérdida o deterioro progresivo de las neuronas dopaminérgicas, ubicadas en una región del cerebro conocida como sustancia negra. Estas neuronas son las encargadas de producir la dopamina, un neurotransmisor fundamental para que el movimiento del cuerpo se realice de forma correcta. Si el cerebro no dispone de suficiente dopamina como para mantener un buen control de la actividad motora, se produce la enfermedad de Parkinson. Lo que sucede entonces es que las señales del cerebro que indican al cuerpo cómo y cuándo moverse se transmiten de forma errónea y aparecen los síntomas -trastornos del movimiento- típicos de la patología.
La primera jornada del 9º Desafío de Neurología se centró en el marco teórico asociado a los últimos avances en Parkinson. También se impartieron formaciones sobre la recuperación de las actividades diarias del enfermo o sobre los beneficios de la estimulación dopaminérgica continua, una de las estrategias utilizadas en la actualidad para combatir la patología cuando va acompañada de dificultades motoras añadidas. En la segunda jornada se discutieron aspectos prácticos sobre el Parkinson, como el abordaje terapéutico. En paralelo, se realizaron talleres prácticos en grupo para facilitar la interacción entre los médicos, quienes aprovecharon la oportunidad para compartir sus experiencias profesionales. También se habló de la mejora de oportunidades para un acceso adecuado de los pacientes a tratamientos de segunda línea.
Referencias
1. El libro blanco del párkinson en España
2. Nyholm D. The rationale for continuous dopaminergic stimulation in advanced Parkinson’s disease. Parkinsonism Relat Disord. septiembre de 2007;13 Suppl:S13-17.
3. Organization WH. Neurological disorders : public health challenges [Internet]. World Health Organization; 2006 [citado 4 de febrero de 2021]. Disponible en: https://apps.who.int/iris/handle/10665/43605